B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
“No entiendo por qué nuestro hijo nos oculta que le ha ido mal en el colegio”, se cuestiona John. Cuenta que el menor, de 10 años, esconde los mensajes que la profesora envía y que cada vez que le preguntan cómo va, la respuesta es la misma: 'excelente, este grado es muy fácil', “es como si no nos tuviera confianza o sintiera temor del regaño”, expresa el padre con cierta preocupación.
Este comportamiento inadecuado, de acuerdo con Gigliola Núñez, entrenadora líder en disciplina positiva, es un grito desesperado de los niños por encontrar una pertenencia dentro del contexto familiar.
Añade que todos las personas necesitan que los tengan en cuentan, que pueden contribuir, pero hay veces que esa interpretación, en adultos y niños, no es la correcta y como es una necesidad buscan estrategias distintas que les permitan encontrar su lugar, “por eso lo primero que encuentran en los adultos cuidadores es toda la atención”.
Pero no solo esa es la razón, según la experta también mienten por temor a la represalia que puedan tomar los papás, una vez admitan el error o la falla cometida. Agrega que ellos prefieren ocultar la verdad por miedo a ser castigados, a ser juzgados o a defraudar, en especial a sus padres, cuando tienen unas expectativas muy altas a los ojos de los niños.
Convencimiento interno
Una persona que la hacen sentir mal jamás mejora su conducta. La sanción es efectiva a muy corto plazo y puede que por evitar la sanción cambie su comportamiento momentáneamente. No hay que ridiculizarlo, mejor permita que asuma las consecuencias de sus acciones, esto es diferente a castigo. Por ejemplo, si rompió algo debe reponerlo. Cuando los minimizamos no le permitimos que asuma los efectos de sus decisiones y esto ocasiona niños irresponsables e incapaces de asumir sus actos.
Amor incondicional
Todos preguntan qué hacer. Lo primero es que los hijos estén en ambientes donde se sientan amados de manera incondicional, no por lo que hacen, sino porque sencillamente son nuestros hijos. Porque el amor es el mayor y mejor escudo que les podemos dar para enfrentar cualquier cosa en la vida.
Respete su esencia
No solo es decirles “te amo”, es escucharlos, validarlos cuando estamos juntos; aceptarlos, sin hacer juicios por lo que hacen; todo lo contrario, podemos corregir un comportamiento inadecuado, pero siempre respetando la esencia de esa persona. Que tengan espacios de contacto, de acercamiento con los papás, que estén presentes para sus hijos, esto es fundamental.
Acéptelos como son
Si no lo hace, ellos consideran que no son son suficientemente buenos para papá o mamá y por eso hacen otras cosas, entre ellas inventarse unas personas que no son. Si los padres esperan que su hijo tenga los mejores resultados en el colegio y no los obtiene, ¿qué va a hacer?, pues decir una mentira.
Sin premios
No utilice los premios como una forma para que los hijos hagan las cosas. Ellos las hacen más por una manipulación que viene del adulto que por convencimiento propio o sepa que es lo correcto. Hay que enseñarles a ser responsables de sus cosas, porque les genera bienestar no por que recibirán un premio o perderán un privilegio.
No comparaciones
Si papá y mamá son su mayor figura de autoridad, ellos quieren que los vean como ustedes quieren verlos y como no cumplen esas expectativas, sienten miedo a defraudar. Esto se observa mucho en el área académica o cuando se relacionan con los demás, por eso evite las comparaciones.
El error como aprendizaje
Es esencial brindarles espacios donde el error sea una oportunidad de aprendizaje, no para juzgarlos o minimizarlos. Es la oportunidad de construir entre todos sobre lo que ha pasado y buscar cómo hacer algo diferente, porque a ellos les cuesta hablar de los errores cuando los cometen, porque repito, tienen miedo a las represalias.
Sin modelos de perfección
Si los padres se muestran como un modelo de perfección ¿qué va a pasar cuando los hijos cometen un error?, les costará mucho decir la verdad en casa porque cree que papá y mamá son perfectos y que no son dignos de ellos. Por eso es importante que cuando los padres cometan un error lo cuenten abiertamente a los hijos, mostrarse humanos, porque todos cometemos errores. Esto permite que se reduzca la mentira o se elimine por completo.
Busque soluciones
Siéntese con ellos y busque soluciones a lo que ha pasado. Dialoguen, guíen y apoyen, no juzguen y tampoco dañen. Permitan que las respuestas a lo que ha sucedido también vengan de los chicos.
Por qué mentir
No quiere decir que la mentira sea siempre una patología. Todas las personas, de niños e inclusive de adultos, hemos mentido alguna vez y la razón fundamental es el temor a perder el cariño de los demás cuando sentimos que estamos amados de manera condicional.
Gigliola Núñez, entrenadora líder en disciplina positiva.
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