Colprensa|LA PATRIA|Cali
El dibujo que los niños hacían en la escuela que representaba a una familia compuesta por padre, madre, dos hermanos y perro, con una casita que se perdía entre dos montañas que aprisionaban un sol amarillo, es cada vez menos frecuente.
Las parejas han cambiado radicalmente en los últimos años y eso lo constata a diario en su consulta, la psicóloga Nelly Rojas. Para ayudarnos a ser más conscientes y a juzgar menos el amor de otros, esta experta en pareja se dio a la tarea de escribir ‘El libro del nuevo amor’.“Cada cual debería identificar en qué tipo de relación está, para tener vínculos no más conservadores, ni más liberales, sino más sanos”, explica Rojas.
Para la experta, estas son las nuevas parejas que integran la galaxia sentimental del Siglo XXI.
Amigovios
Se da sobre todo entre parejas jóvenes. “Hoy en día muchos jóvenes buscan ‘conexiones’, y no tanto una interrelación profunda e íntima como la que pudieron haber buscado sus padres. Se cambia de pareja con “enter” y “delete”, terminan por Facebook y no hacen el “cara a cara” que necesitábamos antes para cerrar la relación”, explica Rojas.
Los amigovios se ahorran el drama, tienen sexo ocasionalmente y luego se distancian sin dejar de ser amigos y sin recriminaciones. Tienen pánico al matrimonio y al compromiso, por lo que retrasan esta decisión y a veces se les hace tarde para tener hijos.
Dinki
Para muchas mujeres de hoy, con alto nivel educativo, éxito profesional, autonomía financiera y menos presión familiar y religiosa, tener un hijo trastorna sus planes. Ella se queda en casa cuidando los hijos y se estanca, mientras que él crece profesionalmente y empieza a interesarse por mujeres de su entorno a las que admira más.
Por eso nacen las parejas DINKS (Double Income, No Kids / Doble Ingreso, Sin Niños), que deciden de común acuerdo no tener hijos para poder viajar solos, darse más lujos, seguir teniendo una vida social intensa, no tener colegios qué pagar y crecer laboralmente. Eso sí: tienen mascota.
Ciberparejas
Se conocen por internet y a veces construyen enlaces que duran. Se presta para engaños, para crear identidades falsas. Algunos cibergalanes venden una imagen distorsionada o “editada” de sí mismos o mantienen relaciones simultáneas con otras parejas a través de las páginas de citas.
Pero así como hay engaños, también hay casos de éxito: personas que tienen sinceras intenciones, muy solas, a las que les resulta difícil hallar pareja en su actual entorno social y sueñan encontrar a alguien sincero y amoroso con quién tener una relación estable. El sexo virtual y las ciberparejas son formas del “nuevo amor”.
Pareja abierta
Pareja no posesiva, que se da libertades muy grandes de tener aventuras con terceras personas. Luego conversan sobre sus experiencias. Su nivel de confianza es alto y el de tabú es bajo. Sienten que airear la relación estando en contacto con otros les ayuda, incluso, a mejorar su vida sexual, pues aprenden cosas que luego ponen en práctica con su pareja para que haya más novedad.
Tienen que ser dos personas muy maduras y seguras de sí mismas y de la relación, para que el sentido de posesión no los traicione. Sobre todo es clave la mujer, a quien tradicionalmente le cuesta trabajo compartir su pareja. Aquí el secreto está en la buena convivencia de base y el pragmatismo.
Marinoviazgos
El Dane los clasifica como “relaciones de visita”. Se tratan como esposos-novios. Comparten los
fines de semana, se van juntos de vacaciones, salen entre semana a cenar, se apoyan... se portan como marido y mujer pero no viven bajo el mismo techo ni están obsesionados por casarse.
“Algunos tienen hijos pequeños o adolescentes y no quieren introducir a su dinámica familiar un padrastro o madrastra, así que viven su relación de pareja como si fueran novios, pero con un compromiso serio. Los casos que he visto son de gran unión, fidelidad, lealtad”, explica Rojas.
Tienen la grandísima ventaja del “tú en tu casa y yo en la mía”, cultivan la relación, están interesados en mantener viva la pasión pues no caen en la rutina de los matrimonios, cada uno es autónomo financeramente así que no tienen los problemas de dinero que deterioran tanto la convivencia de las parejas, no hay dependencia en ese sentido.
Suelen ser personas adultas y autosuficientes, que ya vivieron relaciones muy frustrantes y no quieren repetir. Algunas mujeres, muy en el fondo, sí anhelan casarse y eso le causa ansiedad. Pero para el hombre este tipo de relación es muy cómodo y quiere que siga así. Llega a ser problemático cuando una persona tiene muchos marinoviazgos sucesivos, entonces hay que ver qué está pasando, preguntarse si en lugar de hacer un duelo está haciendo una sustitución de afectos.
Yuppies
Viven para el trabajo, esa es su prioridad. Se conocieron en el postgrado, los dos tienen alto nivel educativo y altos ingresos, con sumamente competitivos, muy exitosos y les gustan los lujos, los viajes, los buenos restaurantes, la buena vida. Y cuando tienen hijos -que por supuesto no son su prioridad, aunque los quieran mucho- simplemente los delegan, ya sea a las niñeras, al colegio, a los abuelos, a los talleres extracurriculares, etc.
Según la psicóloga, “es común ver que poco a poco se van distanciando, cada uno empieza a tener relaciones sexuales por su lado, porque además su vida de trabajo se presta para esto, van a congresos, a viajes de negocio, etc. No se separan porque viven bien, y porque tienen hijos. Lo que veo mucho en consulta es el caso de parejas yuppies donde cada uno se mete a la cama con su laptop, el uno trabaja y el otro ve pornografía o entra a páginas de búsqueda de pareja o chats eróticos, cada uno en su cuento, con la pareja al lado”.
Se mercadean socialmente como pareja de éxito, su imagen les da estatus en el círculo en que se mueven, pero hay grandes carencias.
Swingers
De común acuerdo, exploran sus fansatías sexuales. Intercambian pareja con amigos o conocidos, se reúnen en su apartamento con otras parejas y proponen juegos, hacen el amor con otros a puerta abierta, mientras la pareja hace lo que quiere al lado, sin misterio. Contratan a un tercero que los observe mientras hacen el amor, o les satisface ver que su pareja goza con otro/a ante sus ojos. Y prueban aventuras mucho más extremas que estas.
“Aunque lo nieguen y digan que todo es pactado, muchas veces la mujer va arrastrada a estos encuentros, lo hace por no perder a su marido, o por sometimiento. Veo casos de comparaciones, hostilidad por celos encubiertos y rupturas”, agrega Rojas.
Fraternales
Se adoran, pero hace tiempo murió la pasión. “Alguna vez estuvieron muy enamorados y tuvieron sexo placentero, pero han terminado siendo como hermanos, como padre e hija o como madre e hijo”, señala Rojas. No se separan, porque no tienen mayores conflictos, tienen muy buena convivencia, hacen un buen equipo. A veces tienen sexo más por cumplir que porque haya mucho deseo.
Sin embargo, aunque la convivencia no talle, un día uno de ellos se cansa de vivir así y se enamora y se va con otra persona. El otro le recrimina “pero si todo entre nosotros está bien”. Todo, menos la pasión, la caricia, el sexo.
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