Fotoilustración | Darío Augusto Cardona y Edwin Agudelo | LA PATRIA
Aunque Fanny necesita ayuda para vertirse y ponerse sus zapatos, para comer prefiere hacerlo sola.
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Fanny de 72 años y su nieta de 14 conjugan muy bien el verbo cuidar. Durante nueve años fue la abuela la que estuvo pendiente de la niña y ahora es la pequeña la que le brinda algunos cuidados que minimizan el rigor de su enfermedad.
Hace seis años la vida de Fanny cambió. Algunas caídas, sobre todo al bajar escalas o pendientes, no fueron suficiente para alertarla sobre lo que pasaba. Fue un leve movimiento en las manos lo que sí la motivó a conocer que padecía párkinson, trastorno neurodegenerativo del movimiento, originado por el daño de un núcleo de neuronas en el cerebro llamada la sustancia negra, que produce la dopamina.
"Esta enfermedad, la segunda neurodegenerativa en frecuencia después del alzheimer, se caracteriza por el movimiento lento, la falta de fuerza o destreza en las extremidades, la rigidez y el temblor principalmente en las manos", así lo explica el neurólogo Mauricio Medina, del centro de Neurología Integral de Caldas.
Tal vez Fanny encuentre en la genética la causa de su enfermedad. Una de sus hermanas también la padeció. Sin embargo, el neurólogo Medina es claro, "desconocemos su causa, solo sabemos que hay una gran minoría de pacientes que la desarrolla por cuestiones genéticas. Son familias que tienen mutaciones en unos genes y aunque se presenta con más frecuencia después de los 70 años, también hay casos en jóvenes".
Medina explica que este padecimiento tiene múltiples etiologías y exceptuando la parte genética, no hay una clara idea de cuál es el factor específico que la produce.
Fanny ha pasado por distintas etapas de la enfermedad, unas más severas que otras. Las manos no paran de moverse y cuando camina hay un leve movimiento de cabeza. Tiene dificultad para caminar, igual que cuando realiza algún oficio doméstico. El problema, según una de sus hijas, es que no le gusta quedarse quieta.
Para el neurólogo Medina los signos de alarma se pueden dividir en dos: Los más conocidos son los motores, entre ellos el temblor, la lentitud en la marcha y para moverse, rigidez en los músculos e inexpresividad facial (de jugador de póker), es decir, que no expresa sus sentimientos porque está tieso.
Otros signos a los que los neurólogos les están poniendo más interés, según Medina, es a aquellos no motores, dentro de los cuales se encuentran: disminución de la capacidad olfativa, muy frecuente; trastornos del sueño como el insomnio, movimiento periódico de las piernas o movimientos oculares cuando están soñando; signos depresivos y algunas dificultades sensitivas o de tolerancia a condiciones climáticas.
"En cuanto al proceso cognitivo o mental los pacientes pueden ser bradifrénicos, que se traduce en lentitud para desarrollar procesos mentales y pierden el gusto por hacer las cosas, apatía. También hay que recordar que un párkinson muy avanzado puede producir demencia o asociarse con alzheimer", aclara.
En cuanto al tratamiento, ya hay distintos medicamentos de acuerdo con la condición e intolerancia que presenta el paciente.
"Con el tratamiento se reducen lo síntomas, pero hasta hoy no hemos podido encontrar algo que retroceda la muerte neuronal o que detenga la enfermedad", concluye.
* Para el neurólogo Mauricio Medina lo más importante es que el paciente reciba ayuda y tratamiento de las personas que están calificadas para el manejo del párkinson.
* Aparte de los medicamentos sugerirá algunos cambios en su vida cotidiana como la actividad física que debe regularse dependiendo del estado de cada paciente. Esto mejora la movilidad, la flexibilidad y la coordinación, y ayuda a mantener durante más tiempo la autonomía del paciente, lo que produce una sensación de éxito y control sobre la enfermedad.
* Una dieta equilibrada sin abusar de las proteínas y que esté acorde con la absorción de los medicamentos.
* Hasta un 50% de los pacientes muestran signos depresivos entonces no sobra el apoyo del psicólogo.
* La familia debe estar en torno a las necesidades del paciente, ya que es una enfermedad degenerativa y progresiva.
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