Padres y cuidadores: en diálogo por beneficio del menor

Elizabeth R. Rojas

LA PATRIA | Manizales

Margarita, de 68 años de edad, disfrutaba los fines de semana. Era el tiempo en el que su hijo Pablo le permitía cuidar a Camilo, su segundo nieto. Con el primero, no tuvo convivencia pues el pequeño residía en el exterior.

Camilo tiene 5 años y para su edad ya era un poco travieso, lo que exaltaba a su padre y le daba pie a la abuela para ser la cómplice de algunas travesuras. Por la situación, madre e hijo comenzaron a tener problemas que para el menor se hicieron notorios.

Al delegar el cuidado

Martha Luz Páez Cala, coordinadora de la especialización en Psicoterapia y Consultoría Sistémica de la Universidad de Manizales, habló de las generalidades que pueden darse en estos casos en los que los padres delegan el cuidado de los menores a familiares como los abuelos, tíos, primos u otros cuidadores.

"A veces malcriarlos puede parecer inofensivo y hasta divertido, pero volver a la cotidianidad es tormentoso para los progenitores o los pequeños. Es ahí cuando se intensifican los problemas y las peleas", puntualizó.

La especialista invitó al diálogo. Instó a llegar a acuerdos. Manifestó que, si no se comparte la forma como se educa al niño o lo que se le permite hacer, termina siendo perjudicial para todos. En especial para los menores. Páez Cala sugirió que lo más adecuado es conversar de una forma respetuosa en ausencia del menor. Dijo que es importante que prime el bienestar del niño.

"Muchas veces se desautoriza abiertamente. De esta manera, la imagen que se da al niño es que no se confía en los padres. Casi que se le dice que no son competentes. Los hijos crecen y son el reflejo de la educación que les dimos. Si no se confía en lo que se hizo con ellos, mala decisión", subrayó Páez Cala.

Cuidadores

La profesional fue más allá de la relación entre padres, hijos y abuelos. Mencionó que situaciones de este tipo son frecuentes en lo que hoy se conoce como familia extensa, de la que hacen parte además de progenitores y descendientes, abuelos, tíos, primos y demás parientes.

"A parte de que haya una gran unidad es importante que existan límites, que quede claro quiénes son las figuras de autoridad, aunque no siempre sean ellos quienes se hacen cargo del menor. La figura del abuelo donde se le veía como gran patriarca se ha flexibilizado y ha ido desapareciendo", apuntó.

Páez Cala advirtió que si no se está de acuerdo con alguna situación vivida con el cuidador esto debe aclararse por el bien del infante, además, tener claro que el regaño o el castigo lo hace la figura de autoridad.

"El pariente sí puede hacer un llamado de atención e informar a los padres a qué se debió o qué fue lo que hizo. Siempre es importante respetar el concepto y la opinión de las figuras jerárquicas para no crear confusiones en el niño", resaltó.

La especialista advirtió que los problemas o desacuerdos entre padres y cuidadores pueden utilizarlos los menores para beneficio personal, lo que los hace manipuladores. Que ello suele entorpecer el posicionamiento de los padres frente a los pequeños.

Sobre uniones disueltas

La psicóloga Martha Luz Páez Cala opinó sobre el cuidado y crianza de los menores producto de uniones disueltas: separaciones. También de aquellos que nacieron donde no hubo convivencia o en los casos que no están juntos por motivos de trabajo o residencia.

"Padre y madre deben estar en sintonía y respaldarse. Tener una comunicación periódica. En el vínculo parental no hay disolución. Tenemos que ser adultos si queremos educar niños. No podemos ser niños pataletudos educando a menores. Independientemente de los conflictos que se den en la conyugalidad, la parentalidad no puede verse afectada", especificó la especialista.

Recomendaciones

* Establecer límites con afecto, sin violencia física o psicológica

* Las agresiones nunca serán una vía para la educación.

* Dialogar. Si hay dificultades, se debe buscar ayuda.