Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Lida tenía cierta dificultad para manejar el carácter de su nieto, Luis. Ella oficiaba como madre del pequeño, pero -por momentos- sentía que este trabajo se le salía de las manos. Peleaba mucho con el niño de seis años, sobre todo, a la hora de proporcionarle los alimentos.
De estas discusiones de mesa, casi siempre salía lastimado el pequeño, pues ella no se controlaba. Palmadas y regaños se escuchaban en la casa y hasta en las de los vecinos. Solo lograba que el niño comiera si le prometía dulces y, cuando no se los daba, este hacía pataletas.
Conflictos
Sobre cómo enseñar a los hijos a manejar conflictos habló el psicólogo José Fernando Mejía Acosta, director del programa Aulas en Paz de la Universidad de los Andes. Especificó que son naturales y que se constituyen en oportunidades de aprendizaje.
"No deben significar agresión y problemas. Se pueden manejar de manera que se fortalezcan las relaciones. Tenemos una visión negativa del conflicto y tendemos a asumir maneras de manejarlos que no son las mejores", resaltó el magíster en política educativa internacional de la Universidad de Harvard.
Mejía reconoció que hay estilos de afrontamiento y maneras de manejar cada uno de los conflictos. Invitó a enfocarse en la solución y no en el agrandamiento del problema. Instó a negociar en los mejores términos y con respeto por lo que piensa el otro.
De la negociación en los conflictos respondió:
- ¿Hasta dónde una crisis puede ayudar a la relación con los hijos o entre hermanos?
Siempre hay maneras distintas de ver los asuntos y las discusiones; las tensiones son oportunidades maravillosas para fortalecer las relaciones, independientemente si es entre hermanos, con la pareja o con los padres.
- No es conveniente evadirlos...
No podemos hacerle el quite a los conflictos, siempre están allí. Entre las personas hay maneras distintas de ver los asuntos, hay creencias diferentes, hay valores que no se comparten. Eso nos debe llevar a construir formas de resolver estas situaciones.
Hay que encontrar, de manera creativa, soluciones que a todos nos dejen bien. Esto, bien manejado, sirve para el fortalecimiento de las relaciones. Si las situaciones se manejan mal, con agresiones o violencia, las relaciones se ven deterioradas
- ¿Es débil una instrucción si se hace en buenos términos?
Necesitamos voces firmes, más que fuertes. Los niños requieren límites y estos no deben confundirse con el autoritarismo. Los límites no deben ser agresivos. No se les debe gritar ni mucho menos pegar. Hay que ser consistentes y amables al mismo tiempo, no debe haber justificaciones para maltratarlos.
Muchas veces hacemos cosas con los niños que como adultos nos indignan. Con ellos pensamos que son naturales. La mayoría asume que darle una palmadita a un niño no tiene nada de malo, pero cuando uno lo piensa en el contexto de los adultos, cuando uno se imagina un esposo dándole una palmadita a su esposa o viceversa , la cosa ya es distinta. Esa misma indignación que nos da ese cuadro, debe aparecer si se le pega a un niño.
- ¿Cuáles son los conflictos más comunes entre padres e hijos?
Eso depende de la edad. Con los niños más pequeños pasa que quieren que las cosas se hagan a su modo y entonces a los dos o tres años están las pataletas. Cuando se les dice que no a algo reaccionan de una manera desmedida. No hay que hacer lo que ellos quieren, pero tampoco maltratarlos. Hay que estar con los niños y enseñarles que les podemos ayudar en ese camino de aprender a manejar lo que se siente.
Cuando están más grandes comienzan a tener problemas entre ellos por los juguetes, el uso de los espacios, las cosas, la atención de los mayores. Entonces comienzan a ver que tienen que aprender a negociar en el tiempo que gastan en los juegos, en lo que pasan con sus hermanos, etc.
Ya más grandes, en la adolescencia, tienen problemas con el relacionamiento en los grupos, con las amistades, en los chismes, aparecen las primeras relaciones sentimentales. Todas estas edades tienen situaciones particulares con los papás. Con los adolescentes se hacen acuerdos mucho más complejos.
- ¿Ser demasiado flexible con las reglas o saltárselas hace que se vea al padre débil con la instrucción?
Cuando se le advierte de una situación que pasará, si no cumple con una regla u orden, y esta no pasa, el niño aprende que las reglas son para pasárselas por encima, que no va a haber consecuencias y que puede hacer lo que quiera. Si se le dice que va a pasar algo, debe suceder.
Nos podemos arrepentir de cosas, pero cuando esto sucede todo el tiempo, el niño se confunde. Deben saber qué consecuencias tienen las acciones con los adultos. Tenemos que ser cuidadosos con amenazar pensando que esto va a ser efectivo. Lo que tenemos que hacer es pactar consecuencias respetuosas y relacionadas con lo que el niño hace.
En la escuela
"Los docentes son la autoridad primaria en la escuela para la resolución de conflictos. Entre los niños van a haber peleas y el maestro está en la obligación de ser un mediador para que desarrollen las habilidades para manejarlas. Tienen que ayudarles en ese proceso, con sus emociones, a comunicarse mejor, a ser creativos y asertivos, a negociar y a encontrar soluciones de beneficio mutuo": José Fernando Mejía Acosta.
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