La prisa y la inmediatez de hoy impiden que se priorice lo más esencial para la calidad de vida: la salud del cuerpo y la mente. Y si vamos más allá, el tiempo de reposo (sueño) debe ser tan importante como alimentarse bien.
Eduard Estivill, especialista europeo en Medicina del Sueño, invita a los padres a dar mayor importancia a los hábitos de sueño de sus hijos en su libro Niños descansados, niños felices.
“El objetivo es que cada noche del niño -y de los padres- sea un espacio de descanso para empezar una nueva jornada con vitalidad y con el mejor de los ánimos”, afirma.
Para lograrlo, da unas pautas para inculcarles a los pequeños hábitos saludables para dormir solos y bien.
Es necesario inculcarles a los niños el hábito de dormir solos.
La ruta indicada
* Una forma de ponerse en marcha por la mañana con energía y sin estrés es estirar los músculos; es decir, dedicarse unos minutos a sacudirse el sueño del cuerpo, a recuperar el tono muscular para emprender las actividades cotidianas.
* Desayunar es fundamental para comenzar el día con energía. Repartir la ingesta de calorías a lo largo del día es necesario para mantener un óptimo nivel de actividad durante la jornada.
* Los niños rebosan energía, y si no la queman, por la noche están intranquilos.
La importancia de la cena
* La cena marca la diferencia entre un buen descanso o una noche con dificultad para conciliar el sueño. Es importante que cenen temprano y que sea una comida ligera y con poca gracia.
* Los alimentos ricos en triptófano son beneficiosos, dicho animoácido es precursor de la serotonina, encargada de reducir los niveles de estrés en el cuerpo. Se encuentra en alimentos como la leche, las carnes magras, el pollo, el pavo, el salmón, el atún y los mariscos.
Qué hacer antes de acostarse
Existe una franja horaria de 20 a 30 minutos que es imprescindible para el niño, son los minutos previos a irse a la cama. Depende de cómo se gestione ese tiempo el niño dormirá mejo o peor. Los padres son los protagonistas, pues esos momentos deben ser especiales y el niño debe sentir que ellos están únicamente por él.
La narración de cuentos es, sin duda, el método que mejor resultado tiene. Finalizado ese período, estarán más dispuestos a retirarse a descansar.
Relajación
Cuanto más se practique la relajación, más entrenado estará el organismo para liberarse del estrés. Puede camuflarse con juegos.
El más adecuados es ‘la sopa caliente’, que consiste en pedirle al niño que imagine que tiene en frente un plato de sopa caliente y que va a tomarlo, pero para hacerlo debe soplar cada cuharada con suavidad para que se enfríe. Es importante recordarle que cuando tome aire para soplar tiene que notar que su pecho se infla y sus hombros suben.
En el ejercicio ‘El cielo y la tierra’, el niño se estira hacia arriba, alzando los brazos y extendiendo el cuerpo, y se deja caer doblando las rodillas y dejando los brazos sobe el suelo.
Masaje, otra manera de relajarse
Enroscar las manos en una de las piernas del niño y bajar apretando suavemente con los pulgares de arriba a abajo. El sentido del masaje es descendente.
Para los pies: apoye los pies del niño en sus muslos y masaje con los pulgares de arriba abajo por toda la planta del pie.
Para la espalda: amasar su espalda con suavidad, evitando la zona de la columna vertebral. Puede ser con los nudillos.
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