LA PATRIA | MANIZALES
"La infección por el Virus de Papiloma Humano es la más frecuente entre las infecciones de transmisión sexual", así lo afirma el ginecólogo oncólogo Jaime Fernando Ruiz Povea y ofrece un dato más preocupante, asegura que por lo general es adquirida por mujeres y hombres en los primeros años de su vida sexual.
Se estima que al menos el 70% de las mujeres se expondrán a cepas de virus consideradas de alto riesgo para el desarrollo del cáncer de cuello uterino a lo largo de su vida.
Según Ruiz Povea, alrededor del 20% de las colombianas entre los 20 y 25 años tienen en su cuello uterino alguna de las cepas consideradas de alto riesgo para el desarrollo de la enfermedad. "Sin embargo, la mayoría aclarará la infección en el curso de pocos años y persistirá solo en el 10% de las afectadas".
Por estas razones, el Instituto Nacional de Cancerología, en asocio con el Ministerio de Salud, escogió a Manizales para desarrollar un estudio que establecerá la prevalencia de los virus de alto riesgo de VPH entre mujeres jóvenes (entre los 19 y 24 años) no vacunadas, la prevalencia de lesiones premalignas y la presencia de condilomas acuminados (verrugas genitales) entre ellas.
Posteriormente, entre el 2018 y el 2023, se determinarán las mismas variables a mujeres vacunadas para comparación. Esta determinación se hará en muestras tomadas del cuello uterino de las mujeres.
Según Ruiz Povea, se eligió a la capital de Caldas porque cuenta con un registro poblacional de cáncer desarrollado por docentes de la Universidad de Caldas y registrado ante la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC por sus siglas en inglés), lo que garantiza la confiabilidad de los datos de la presencia e incidencia del cáncer en la región a lo largo del tiempo.
Adicional a esto, el ginecólogo Ruiz Povea asegura que Manizales tuvo una buena cobertura en la vacunación y cuenta con instituciones que tienen programas de tamización y detección temprana del cáncer de cuello uterino, con las cuales establecer alianzas (como Assbasalud).
Otro punto del estudio que destaca el ginecólogo oncólogo pretende, por otra parte, determinar si puede validarse una prueba que detecte las cepas de los virus en muestras de orina. Se tomarán muestras de cuello uterino y de orina, y se establecerá la correlación entre ellas.
"Si se logra desarrollar una técnica que permita la determinación en orina se haría una contribución notable a la comodidad de las mujeres, ya que la perturbación que produce la toma de muestras en los genitales es un factor desafortunado que aleja a muchas mujeres de la tamización, aumentando el riesgo de desarrollar cáncer".
El ginecólogo oncólogo Ruiz Povea explica cómo se detecta la enfermedad y por qué se escogió a Manizales para realizar el estudio.
Para tamizar el riesgo de cáncer existen dos estrategias fundamentales: Detectar lesiones mediante la toma de células del cuello uterino y su observación al microscopio en busca de signos de anormalidad (citología cérvico-vaginal) o la determinación de la presencia de alguna de las 15 cepas de alto riesgo mediante una prueba que busca secuencias genéticas de los virus en células del cuello uterino.
También llamada prueba de VPH, se toma en mujeres mayores de 30 años únicamente, toda vez que su objetivo es buscar lesiones persistentes por el virus.
Conduciría a la detección de múltiples infecciones, que serán finalmente transitorias, causando alarma innecesaria entre las mujeres que sean reportadas positivas.
La infección del virus de papiloma se considera una causa necesaria, pero no suficiente para causar cáncer de cuello uterino. Son necesarios otros factores relacionados con la inmunidad de la mujer, con la exposición a otros cancerígenos y otros, para que el cáncer invasivo tenga lugar.
El Ministerio de Salud, con asesoría científica del Instituto Nacional de Cancerología y la Universidad Nacional, decidió en el 2012 implementar la vacunación con vacuna tetravalente (para cuatro cepas: 16, 18, 6 y 11) contra el VPH en niñas entre los 9 y los 14 años, y rápidamente lo amplió a niñas hasta los 17 años con dos esquemas de administración: el tradicional de 3 dosis con un mes y seis meses de diferencia de la primera dosis y un esquema modificado de 3 dosis aplicadas a los seis meses y 60 meses de la primera.
Para establecer si el cáncer de cuello uterino efectivamente disminuye entre las niñas vacunadas habrá que esperar alrededor de 20 años, teniendo en cuenta la historia natural de la enfermedad, la cual tiene un prolongado período de latencia. Pueden en el futuro cercano establecerse efectos reales de la vacunación como la disminución de la presencia de las cepas 16 y 18 del VPH entre las mujeres vacunadas, comparadas con aquellas no vacunadas.
Estas variables se consideran desenlaces intermedios del efecto de la vacunación, ya que el desenlace principal que se espera (disminución de la incidencia de cáncer) solo podrá establecerse en 20 o 25 años.
Verrugas genitales o anales (llamadas condilomas) y algunos casos de infección faríngea son las otras enfermedades causadas por el virus.
En Colombia se estableció que entre mujeres mayores de 30 años la prevalencia de VPH de alto riesgo es de 6%. Y son la mujeres con infección persistente las que tienen riesgo de desarrollar lesiones premalignas (precursoras del cáncer) o cáncer invasivo en el cuello uterino.
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