Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Odilia* y Antonio, padres de Eliana y Tatiana, se separaron cuando sus hijas tenían 11 y año y medio, respectivamente. La mujer pidió el divorcio alegando que se le había acabado el amor tras una infidelidad de su marido. Manifestó que no quería arreglar la relación.
Con el anuncio de la separación, Eliana fue la que más sufrió. Tatiana se adaptó de la mejor manera a la nueva dinámica familiar. La primera tenía recuerdos de su padre que anhelaba volver a vivir. La segunda, dependía de su progenitora, dadas las atenciones que requería.
Pero los deseos de Eliana se desvanecieron la noche en que su padre llegó borracho y golpeó a su mamá. Le parecía increíble que Antonio la hubiera maltratado. Con cada puño que recibió su madre, lo fue bajando de un pedestal donde imaginariamente lo había ubicado.
Sin arreglo
Estos comportamientos de la pareja los expuso el psicólogo Héctor Montoya como las razones a tener en cuenta para pensar en la disolución del matrimonio: "El rechazo del otro es un indicador de que no deben seguir juntos, que la relación no funciona".
El profesional, especialista en terapia de pareja y adicciones, dijo que en los problemas matrimoniales siempre hay que valorar la comunicación verbal y la no verbal. También si los cónyuges llegaron al punto de descalificarse o desautorizarse delante de otros y si se abordan siempre desde la crítica.
A las parejas con hijos les aconsejó: "El tratamiento de los menores durante la separación dependerá de la edad que estos tengan. A un infante le deberán hablar con palabras más sencillas, con miradas directas; mientras que con un adolescente el tratamiento es distinto. A medida de que sean más adultos tienen que ser muy honestos con lo que va a pasar, pero no entrar en lo íntimo".
LA PATRIA le trasladó a Montoya algunos cuestionamientos sobre divorcio que hicieron cinco ciudadanos en las calles de Manizales.
"¿Por qué la gente se divorcia tanto?": Darío Ospina Saldarriaga
HM: Cuando las relaciones de pareja se establecen y llegan al matrimonio, la primera fase de la relación se fundamenta -más que todo- en los estímulos físicos. Se viven ciertos placeres en ese momento que no se dan en otros. Eso del enamoramiento solo dura de dos a tres años y pasa a asumirse la etapa del amor, ese aceptar a la pareja con sus debilidades y fortalezas. Se empieza a negociar qué se puede hacer para tener una relación llevadera. A veces no funcionan, porque se plantea la relación desde el egoísmo, desde lo que le gusta a cada quien y no se piensa en el otro.
Con la mujer sucede ahora un fenómeno. Ella estudia, trabaja, atiende el esposo, a los hijos, etc, y no tiene la misma capacidad de aguante que antes, cuando había más presiones sociales. Ahora los paradigmas han cambiado y las relaciones son distintas. La mujer expresa sus emociones y valora sus opciones, entre las que se cuenta el divorcio. Antes se casaban para toda la vida.
Pasa que no hay un manual para eligir pareja, lo que muchos hacen a ojo y ahí suelen equivocarse. Si no están preparados para manejar una comunicación asertiva, pasan a abordarse desde la crítica o la posición de víctima y no tienen ese sentido de conciliación que se quisiera para encontrar soluciones.
"¿Cómo tener una separación amigable?": Gildardo Tigreros
HM: Se debe diferenciar qué es la relación de pareja y qué es la relación de padres. Es responsabilidad de estos últimos enseñarles cómo se aman entre ellos y cómo es el amor con los hijos. Pueden pedir ayuda en el proceso a sacerdotes, pastores, psicólogos, etc.
En las terapias de parejas lo que se hace es darles herramientas al hombre y a la mujer para que aprendan a ser buenos amigos. Tienen que pasar a privilegiar el llevar una amistad para hacer una buena labor como padres, para no tener discordias con las decisiones que toman.
Lo que se aconseja es no pedirle consejos a los hijos sobre la separación. Los que se están divorciando tampoco deben comparar sus casos con los de otros, pues cada familia tiene particularidades que la hacen única. Ya en este punto no tienen por qué mirar las razones, sino buscar apoyo especializado.
¿Qué pautas seguir para no afectar a los hijos?, Nancy Castaño
HM: Se debe evitar el hablar mal de la pareja delante de los hijos, tampoco es muy recomendable decirles los motivos de la separación. Los niños y adolescentes deben estar seguros de que la labor de padres no termina, que de eso no se separan y siempre van a estar ahí para ellos.
Las quejas de lo que corresponde a la responsabilidad de los padres no deben conocerlas los hijos. 'Es que su papá no me pagó', 'es que no me llamó', entre otras. No tienen por qué escucharlas para no distorsionar la imagen que tengan de cualquiera de los dos. Ellos no tienen por qué sentirse culpables de la separación, pues nunca quieren verlos separados -a menos- que sean hogares disfuncionales.
Los progenitores tendrán que lidiar con las reacciones de los hijos (enfado, tristeza, frustración, etc). Tendrán que estar muy atentos. La separación no debe alterar la rutina familiar. Ejemplo: Si el padre recogía al pequeño en los entrenamientos de fútbol, lo debe seguir haciendo.
¿Cómo manejar, sin discordias, el tiempo que se pasa con los hijos?, Jorge Rincón
HM: Deben prepararse, pues los hijos suelen hacerse preguntas del tipo: '¿con quién voy a vivir?, ¿dónde voy a estudiar?. Además no deben incluir antes de dos años, en las rutinas, las nuevas parejas que tengan. Hay quienes cambian de compañero(a) con mucha frecuencia y eso daña y propicia inestabilidad en los hijos. Así no reciben un buen ejemplo.
Los pequeños no tienen por qué convertirse en un trofeo ni en la manzana de la discordia. Ahí es donde empiezan las disputas por los hijos, los procesos judiciales. Pueden acceder a un proceso de conciliación, que es extrajudicial, pero con el peso legal de un juez. Lo que estos funcionarios decidan se convierte en una determinación seria que deben respetar. La pensión de manutención, la tenencia de los menores o custodia, el régimen de visitas, cosas que se pueden pactar. Así se evitarán los abogados y mucho tiempo.
¿Cómo se afecta la relación de pareja y la familia con las redes sociales?, César Neira
HM: Los paradigmas de relación familiar están cambiando. Las habitaciones se devoraron a los hijos. No quieren salir de ellos, todo lo quieren hacer en las redes. Pierden el interés por el compartir con los padres y hermanos, por salir a jugar, a caminar, etc. Ya cuando salen, se mantienen con el celular en la mano, comen y se vuelven a encerrar. Lo delicado es que los padres también tienen hábitos muy marcados con lo digital y no dan ejemplo.
Los padres que se están separando deben valorar las actividades que van a tener con los hijos y que estas no tengan nada que ver con los celulares. Los juegos de mesa, las caminatas, leer libros conjuntamente, ir a cine, acompañarlos a las prácticas deportivas, todo eso puede funcionar en la tarea de que el duelo que están viviendo no se vuelva enfermizo.
* Los nombres de los protagonistas de la historia fueron alterados para proteger sus identidades.
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