
"Luego de 23 días de nacida, Salomé estornudaba mucho y le sonaba el pechito, y mi papá, que nos acompañaba durante este tiempo, también tenía tos. Le pregunté al pediatra y recomendó usar tapabocas. A los pocos días me alarmó ver que la niña tosió y se me puso rojita, llamé al pediatra y preguntó si se había puesto morada. Le respondí: 'no, muy roja'. Entonces recetó un medicamento".
"Ese mismo día la llevé a la Fundación Cardioinfantil, donde vieron que Salomé tenía dificultad respiratoria, la dejaron en cuidado intensivo, me dijeron que era una bronquiolitis viral y que estaba evolucionando bien. Al quinto día el cuadro cambió. Salo se sobreinfectó por bacteria, y por la tos con enrojecimiento, apnea y salivación excesiva, se sospechó que era tosferina. Fue tratada como tal, pero era demasiado tarde. Al séptimo día, nuestra hija falleció".
"Fuimos diagnosticados con tosferina positivo su abuelo materno, su tía materna y nosotros, los padres. El ginecólogo y otros parientes cercanos que tuvieron contacto con nosotros también tuvieron el mismo diagnóstico".
Este es el relato de Juana Estrada, que junto con su esposo, Julián Jaramillo, creó la fundación Salomé: salva una vida, para alertar a la comunidad sobre la tosferina y promover la vacunación de las gestantes después de las 21 semanas, como medida preventiva para el futuro bebé.
Por fortuna, Manizales se convirtió en la tercera ciudad del país, después de Bogotá y Medellín, en vacunar de manera gratuita a las gestantes contra la tosferina (DPT acelular).
Carlos Alberto Montoya, médico pediatra, afirma que mucha gente que no vacuna a sus hijos lo hace porque cree que se enferman. Explica que eso puede suceder, aunque es muy raro que las vacunas produzcan una reacción seria. Son mayores los riesgos de contraer una enfermedad grave por no suministrar la vacuna. "Lo que hay que entender de manera didáctica", explica el doctor, "es que las vacunas protegen de enfermedades peligrosas porque preparan el organismo para combatir virus que pueden tener complicaciones graves y provocar la muerte".
Agrega que toda persona que se vacuna, como recibe un pedazo de enfermedad, puede manifestar distintas reacciones: fiebre leve, irritabilidad, decaimiento o dolor en la zona de la aplicación. "Es una ligera incomodidad y no debe ser motivo de alarma".
El médico reconoce que sí existen señales que impiden recibir una vacuna, aunque cada vez son menos. "Si un bebé está con un cuadro infeccioso, no come, vomita todo, está letárgico, pues ni modo, pero una una gripita común o un resfriado leve no es inconveniente para la aplicación".

Se han incluido nuevos biológicos: Influenza para mayores de 60 años, la vacuna contra el virus del papiloma humano para niñas de nueve años y la tosferina.
El pediatra Alberto Correa Jaramillo, del Centro Médico Santa María, destaca que en Colombia el plan de vacunación para los niños se ha cumplido muy bien, pero el de adolescentes y adultos aún está en pañales.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Infectología, las siguientes son algunas vacunas que niños, adolescentes y adultos deberían recibir pero no están en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI). Hay instituciones que las distribuyen con descuento.
* DPT: refuerzo cada 10 años.
* Hepatitis A: un refuerzo a los 6 meses después de recibir la primera dosis que incluye el PAI.
* Meningococo: mayores de dos años dosis única. Y dos dosis para menores de dos años y mayores de nueve meses.
* Neumococo: para mayores de 50 años.
* Hepatitis B: refuerzo cada 10 años.
* Tripleviral: cada 10 años.
* Fiebre amarilla: refuerzo cada 10 años.
* Fiebre tifoidea: cada tres años.
* Influenza: Una dosis cada año. Para mayores de seis meses hasta cualquier edad.
* Varicela: Se aplica a los 12 meses con refuerzo a los 5 y 10 años. A los mayores de 10 años que no hayan recibido la vacuna se y que no hayan tenido la enfermedad le aplican dos dosis con un intervalo de dos a tres meses.
* Zóster (culebrilla): Una dosis para mayores de 50 años.
El dato

Ahora la campaña Salomé: salva una vida se enfoca en el Chocó. Con los aportes que recibe quieren conseguir 270 vacunas para suministrar a los lactantes menores de seis meses y a madres gestantes.
El programa Capullo busca inmunizar a todo el grupo familiar que rodea a un recién nacido, creando así un barrera protectora frente a la tosferina. Los vacuna se debe aplicar cuatro semanas antes del nacimiento del bebé.
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