Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
¿Cómo será el sexo de los seres humanos en 100 o 200 años?, La pregunta se la hizo recientemente en Manizales el médico psiquiatra y sexólogo Gabriel Jaime Montoya. Él se presentó hace dos semanas en un simposio en la Facultad de Ciencias para la Salud de la Universidad de Caldas.
La conferencia de este especialista, procedente de Medellín, se tituló Humanismo, posthumanismo y transhumanismo sexual. Habló de comportamientos que son habituales en las parejas y las trasformaciones que está teniendo la intimidad.
"Las máquinas que se construyeron para corregir dificultades, ahora son elementos utilizados para otorgar placer. Esto es positivo, pero también se tiene un problema y es la disolución del otro. Puede no pensarse en la dimensión emocional o en la complejidad que implica vivir con otra persona o entender sus dificultades y ambigüedades", apuntó Montoya.
- ¿Cuáles serían esas fuentes de placer?
Los dildos o consoladores es un excelente ejemplo. Estos surgieron como un instrumento médico para curar la histeria en las mujeres, eso fue una concepción de hace 100 años aproximadamente. Lo que pasa ahora es que ya no se le ve como un instrumento sino como un electrodoméstico. También están para cumplir con una necesidad fisiológica.
- Todavía hay rechazo para incluirlos en el sexo donde está presente un hombre...
También tenemos que procurar desde la academia cambiar la concepción que se tienen de los dildos. Todavía hay un tabú frente a eso. Es que aún hay quienes pasan por las tiendas eróticas donde los venden y sienten un poco de vergüenza de acceder a ellas.
- Es un campo de la sexualidad que está bastante desarrollado...
Se está trabajando en modelos de dildos que potencien el encuentro. Los nuevos diseños buscan una complementariedad, para que el hombre también disfrute y sea saludable para la pareja. Quiero exaltar que lo que hay es un analfabetismo sobre estos instrumentos y que son descartados, de entrada, por el machismo que se maneja, sobre todo, en Latinoamérica.
- En las ayudas que se tienen también están los muñecos inflables...
Claro. Eso refleja el desarrollo de nuevos materiales y ayudas. Es una opción para aquellos que están separados o viudos, para los que decidieron estar solos o tienen su pareja lejos. No hay nada de malo en ello y puede servir en la idea de no exponerse a prácticas sexuales de riesgo. Eso no significa un sexo solitario, significa mantenerse activo en lo sexual. Esta ayuda también se puede compartir con la pareja.
- ¿Qué busca la industria sexual con todos estos productos?
La industria siempre está pensando en cómo estimular el cerebro sexual. Hay un frente grandísimo que desarrolla las aplicaciones Bluetooth en los aparatos de vibración, de tal manera que se envía un mensaje desde un celular o computador, desde cualquier parte del mundo, y a la otra persona le llega una señal sobre su clítoris, por ejemplo. También está la opción del sexo virtual donde las parejas se conectan y a través de ciertos dispositivos se envían estímulos.
- ¿Cuál es el público mayoritario de estas ayudas?
Siempre se ha creído que son para las mujeres, pero hay una gran cantidad de hombres que también los usan. También tienen espacio en la vida de los adultos mayores.
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