Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Avanza diciembre y, con el mes, la ingesta desmedida de comidas tradicionales y bebidas alcohólicas. Haga un alto e invite a los suyos a hacerlo, toda vez que ello puede convertirse en un dolor de cabeza para todos.
LA PATRIA habló con Ana Milena Coral Quiroz, médica experta en medicina y nutrición funcional, profesional que detalló cuáles son los principales riesgos que se corren cuando alguien se pasa y no dosifica las porciones.
Lea sobre los peligros y las recomendaciones:
De la comida
"Llegó diciembre con su alegría, mes de parrandas y animación. En que se baila de noche y día y es solo juergas y diversión. Se hace natilla, se hacen buñuelos; se dan regalos en caridad. Engringolados chicos y abuelos, hacen el árbol de Navidad".
Seguramente ya ha escuchado la anterior letra, en la voz de Lucy Figueroa, mientras espera que en su casa repartan la natilla, los buñuelos o ve cómo fritan el chicharrón que su papá se come como si fuera el último de la fiesta.
Sobre la ingesta copiosa, sean harinas o grasas, Coral aseguró que esta práctica pasa a producir una inflamación corporal generalizada que, en principio, es transitoria. El problema está en lo que se gasta el organismo en desinflamar.
"El cuerpo va a estar forzado a utilizar el mecanismo de desinflamación, de manera más frecuente. Eso va a llevar a que los sistemas de desintoxicación se vayan agotando y la energía vaya a esto y no a otras funciones. Lo importante es si, al cambiar el tipo de alimentación, se moderan las porciones".
El principal sistema que se afecta, según la especialista, es el digestivo, pues es el que recibe los alimentos. De estos, muchos son irritantes para la mucosa intestinal.
"Las personas intentan, tiempo después, hacer ayunos, enemas o tener otro tipo de prácticas y creen que así van a solucionar todos esos problemas que generaron con comer sin equilibrio".
Coral subrayó que los síntomas que se desencadenan en algunos dependen de la predisposición de cada persona. Señaló que algunos sienten reflujos, agrieras; mientras que otros sienten más la gastritis y los gases intestinales o sufren con la diarrea o con el estreñimiento.
Condiciones sistémicas como el cansancio y la fatiga diaria o que cueste el hacer ejercicio también pueden ser el resultado del desorden en estas comidas.
"Otra respuesta silenciosa, a futuro, pueden ser los problemas de páncreas. Es que si hay problemas en la producción de insulina, por parte de ese órgano, va a haber resistencia a la insulina y así llegan el sobrepeso, la diabetes, la obesidad, entre otros".
En los niños y en los adultos mayores, es muy importante el control de las porciones de los alimentos. La médica dijo que se deben evitar las mezclas de alimentos muy pesados. Sugirió que en ellos, más que en todos, es fundamental la moderación.
"No todas las personas, en nuestro contexto cultural, van a querer abandonar ciertas prácticas. Ahí lo que se puede recomendar es cumplir con otras actividades de autocuidado. Hay que seguir tomando agua, tratando de llevar los horarios lo más regular posible y durmiendo adecuadamente (por lo menos seis horas)".
De las bebidas alcohólicas
El alcohol también es un determinante en las dietas de fin de año, así lo aseguró Coral: "No se debe beber hasta llegar a la embriaguez y, mucho menos, pasar varios días tomando".
El guayabo es, según la médica, el efecto de la inflamación del cuerpo después de haber pasado por el exceso de licor. La experta señaló que ocasiona la deshidratación corporal.
"El cuerpo, para volver a su estado normal, tiene que poner en marcha muchos mecanismos de autorregulación -que si las personas ya tienen una enfermedad preexistente como la hipertensión, la diabetes, etc- va es a empeorar sus cuadros médicos, porque el cuerpo va a estar trabajando en la desintoxicación y no en el control de la enfermedad".
Las personas que regularmente abusan del alcohol pueden afectar su hígado, que tiende a ser un órgano muy resistente y que, por esa misma razón, no ocasiona síntomas hasta que su estado es ya muy crítico.
"Muchas veces las personas se dan cuenta del daño, cuando se hacen un examen de sangre y tienen algunos niveles alterados; o cuando se hacen una ecografía y se ven las lesiones hepáticas. Cuando ya se nota son cosas tan graves como una cirrosis o un cáncer".
De lo callejero
Quienes quieran o deban comer en la calle, según Coral, deben fijarse muy bien donde lo van a hacer. De elegir un buen sitio, aseguró, se deben evitar las salsas, los embutidos, los lácteos, los productos de mar, etc, que suelen ser tan delicados.
"Hay alimentos muy inflamatorios que contienen harinas, enlatados, que así se consuman una sola vez a la semana, van a ser perjudiciales para el organismo. Después se vale aumentar la ingesta de agua, tener una alimentación saludable sin llegar a hacer ayunos".
Para Coral resulta propicio consumir, después de una ingesta copiosa, vegetales crudos en ensaladas, que tengan los colores del arco iris; frutas como el aguacate y proteínas magras como el pollo y el pescado y hasta huevo.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Encuentre a Ana Milena Coral Quiroz en Instagram como @doctoramilenacoral.
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