B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
“Eso fue una consulta presencial y a la vez a distancia”, así relata Paola Sepúlveda Velosa la jornada que desarrolló el Hospital de Marulanda con el equipo de Telemedicina, de la Universidad de Caldas, en la vereda El Zancudo, corregimiento de Montebonito.
Por primera vez Telesalud llegaba a esta zona, a la que solo se puede ingresar a caballo después de dos horas de trayecto y donde habitan 65 personas.
Paola, madre de dos niños de ocho y cinco años, relata que se ahoga mucho y por eso prefirió consultar. “El especialista, que hablaba en una pantalla, me dijo que la causa puede ser la tiroides, de resto todo bien, solo falta que en el Centro de Salud de Montebonito pidan la cita”.
Intermediaria
Esta es la tercera vez que la médica Luisa Fernanda Betancourt, de Servicio Social del corregimiento de Montebonito (Marulanda), asiste a una jornada con Telemedicina y como siempre reitera que es la mejor manera de llevar atención en salud a estas comunidades tan alejadas.
Esta médica, que fue la intermediaria entre los pacientes y el especialista que atendía la consulta desde Manizales, relata cómo la mayoría de las personas estaban sorprendidas. “Cómo así que nos van a atender por computador, si aquí es difícil la señal para el celular. Yo les decía: El especialista está en Manizales, y aquí hay un médico general que lo examina y comparte lo que ve, escucha, siente y palpa. Por ejemplo, hubo una paciente con una masita y se la describí a la médica en Manizales, que me fue orientando".
John Eduardo Ruiz Ospina, otro habitante de la zona, comenta que hacía muchos años que no tenían una brigada de salud y admite que esta fue completa y novedosa. “A una cuñada y a mi mamá les hicieron un chequeo. Uno tiene fe de que está hablando con un profesional en la pantalla, eso da credibilidad”.
Por las nubes
Entre los hallazgos, Betancur comenta que encontraron a algunos hipertensos “con unas presiones por las nubes, 260/120. Del Hospital de Marulanda trajimos medicamentos para dejarles, así no solo se garantiza la atención con el especialista, sino que las personas pueden acceder al tratamiento”.
En El Zancudo, aparte de la distancia y la dificultad del trayecto para salir del corregimiento, se repite lo que también se evidencia en las ciudades, la gente, sobre todo mayor, teme ir al médico debido a la pandemia.
“Ese es el mayor miedo, aunque hay otros que ya no pueden ir a caballo dadas las condiciones del camino y también por lo retirado”.
Aunque algunos no recordaban cuándo fue la última vez que asistieron a consulta presencial con un médico, otros decían que estuvieron sin control por lo menos seis años.
Vacunas
Desde el Centro de Salud de Montebonito llevaron las vacunas para la jornada de prevención sobre sarampión y rubeola, y también aplicaron la vacuna contra la covid-19 a los mayores de 65 que hay en la zona. “Todos querían vacunarse, pero es de entender que esto es por etapas. Por fortuna el coronavirus no ha llegado a la zona”, cuenta Esteban Granada, líder de Telemedicina.
“La gente se veía feliz. Atendimos por medicina interna a ocho pacientes y por medicina general fueron unos 55, de ellos 12 niños por pediatría. Uno de los tres días que estuvimos en la zona atendimos hasta las 8:00 de la noche”.
En un mes repetirán la cita para aplicar la segunda dosis de la vacuna de la covid, llevar medicamentos y ayudas para quienes tienen urgencias en salud, como un caminador y una silla de ruedas para una señora con fractura de cadera.
“Con el apoyo del Hospital de Marulanda y la Territorial de Salud de Caldas lograron trasladar a unos pacientes que necesitan recibir atención intrahospitalaria en Manizales, porque desde El Zancudo el equipo de salud no podía hacer más”, concluye Granada.
Atención en
* Nutrición
* Psicología
* Psiquiatría
* Cardiología en alianza con pequeño corazón
Para llegar a El Zancudo
Lo primero es conectar con el sitio La Libia, en la vía Manizales-Bogotá, a media hora en carro del páramo de Letras. Luego se sube una cuesta a caballo por una carretera, que bien se ha ganado el sobrenombre de trocha por su mal estado.
Son cerca de nueve kilómetros hasta la cima bordeando laderas del Cerro Bravo. Después, la vía está borrada por derrumbes, huecos y arena. Increíblemente por esta ruta antes pasaron camperos, sobre todo cuando las comunidades se reunían en convites para hacerle mantenimiento y construir placas huellas, y cuando los gobiernos locales enviaban maquinaria para rayar el trayecto.
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