Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
"Los padres no deben tenerle miedo a hablar con sus hijos adolescentes de sexualidad. Cuanta más información tengan los chicos, según advierten distintas investigaciones, más tarde empiezan ese contacto y lo hacen de una manera más responsable, esto por sí mismos y por el otro".
El llamado de atención lo hizo el miércoles Claudia Sánchez Salamanca, psicóloga clínica y terapeuta familiar, al presentar la ponencia Sexualidad en la Adolescencia: Orientaciones y Guías para Madres, Padres y Cuidadores. Lo hizo en el Colegio San Luis Gonzaga, de 6:30 p.m. a 8:00 p.m., invitada por Red Papaz.
A los progenitores, según Sánchez, se les hace muy difícil tocar temas íntimos. Resaltó que esto se debe a que a la mayoría no les hablaron abiertamente de ello en la adolescencia. Especificó que dicha generación aprendió de sexualidad equivocándose al practicar lo que les decían los amigos.
Sánchez recalcó que es mejor que los menores tengan un concepto adecuado, manifestado por una persona adulta y no que aprendan a partir de lo que encuentran en Internet, en las redes sociales y en aplicaciones que (por lo regular) no tienen un respaldo profesional.
"Si hay silencio en sus casas o hay prohibiciones, ellos buscan las respuestas y no siempre con las personas idóneas. Esa distancia es un factor de riesgo que lleva a los adolescentes a experimentar conductas riesgosas", agregó la especialista.
No al silencio
Sánchez manifestó que vale la pena saber qué están haciendo los hijos y qué opinan, ayudándoles siempre a desarrollar el pensamiento crítico y a cuestionarse sobre si está bien lo que está de moda. Dijo que resulta sano conducirlos a inferir qué riesgos hay en la vida sexual activa.
"Necesitamos que los papás aprendan a hablar de sexo. Estos temas hay que abordarlos así sea de a poco. Pueden enfrentarse al escenario de no saber qué contestar, pero también deben tener esa entereza para decir qué no se sabe y qué van a consultar para darles la respuesta más adecuada".
La psicóloga también respondió:
- El consentimiento válido en sexualidad.
Muchas veces los papás estamos en función de cuidar, de que no se haga; mientras que el consentimiento válido va por enseñarles cuáles serían las condiciones necesarias para que se dé una relación sexual que no los perjudique. Entre más edad tengan al iniciar la vida sexual, mucho mejor.
- ¿Qué se debería evaluar?
Es importante que las dos personas, con una edad e información apropiada, decidan cuándo y cómo tener una relación sexual. Ningún menor de 14 años debería tener relaciones, desde ahí hay un consentimiento legal. Sin embargo, a esa edad, tal vez no están preparados desde lo psicológico. Lo ideal es que tengan un desarrollo emocional más o menos parecido. Resulta difícil pensar en que uno tenga 40 años y el otro 16. Ahí hay una diferencia tan grande que puede haber un abuso de poder.
- ¿De qué deben ser conscientes los adolescentes?
De los riesgos a los que se exponen. Deben saber cómo prevenir un embarazo o las enfermedades de transmisión sexual. Hay límites, las personas están en su derecho de decir No; y el otro está en la obligación de respetar eso. Una persona que no esté sobria, que esté drogada, con alguna discapacidad motora o intelectual que la incapacite para decidir, no puede ser sometida.
- ¿Es correcto buscar ayuda profesional?
Es válido tanto para papás como para adolescentes. A veces, los papás no sabemos cómo acompañar y puede ser muy útil pedirle ayuda a un profesional. Esto también es cómodo para ellos, porque suelen exteriorizar mejor las cosas con alguien que no es del núcleo familiar. Así no se van a sentir juzgados ni van a temer un castigo.
Sobre la pornografía
La psicóloga Claudia Sánchez Salamanca también dedicó un aparte de su ponencia a la pornografía para indicarles a los padres lo perjudicial que resulta que los niños y/o adolescentes accedan a material XXX. Subrayó que le hace daño al cerebro en desarrollo.
"Que estén mirando pornografía les trasmite una serie de mensajes equivocados. Van a entender que el ser humano es un objeto que se utiliza para sentir y punto. Se percibe como que el otro es una cosa y les deja de importar el contexto de una relación, de cuidado y de respeto".
Sánchez relató que, además, esto los estimula neurológicamente generándoles adicción, lo que está asociado con un inicio sexual más temprano, con la promiscuidad, con una mayor probabilidad de un embarazo adolescente, con depresión y ansiedad.
"Si ellos ven material sexual en donde un menor está con un adulto, se les transmite la idea equivocada de que eso es permitido; igual pueden ver imágenes donde haya violencia y validar que la haya con ellos en un futuro. Hay que indicarles qué hacer: no verla, cerrar las pantallas, etc., entender que hace daño".
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