David, el ángel del Hogar del desamparado en Anserma

Albeiro Rudas

Elvia Ramírez Carvajal, de 77 años, recuerda que hace 10 estaba parada en el atrio del templo del municipio de Guática (Risaralda) sin saber qué camino tomar y a solo 15 minutos de Anserma.

“Me cogió la angustia sin tener a dónde ir y me puse a llorar, pero Dios no abandona a nadie y fue cuando apareció el hermano David y me trajo hasta esta casa. Es una bendición, dice, porque no les falta nada.

En el parque de Cristo Rey, construida con ladrillo rojo, está la Fundación el hogar del desamparado Divina Providencia, creada por el hermano David Correa Gómez, religioso que eligió el servicio a su prójimo e inicio su obra en una vieja casa de bahareque arrendada.

David cuenta que su vocación nació de ver tantas personas, especialmente de la tercera edad, que son abandonadas por sus familias, o que simplemente no tiene a dónde ir, y aunque le advirtieron que no podría recibir recursos oficiales, insistió y se embarcó en esta tarea que ya cumple 20 años.

La fundación subsiste y de puro milagro. Ciudadanos caritativos envían mercados, llevan donaciones para pagar servicios y así, dice David han logrado subsistir. “No tengo ninguna ambición, solo que una vez falte, la obra pueda seguir. Aquí quien venga pidiendo comida o alojamiento, seguramente no se irá con las manos vacías”.

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De los adultos mayores que llegaron por primera vez, todavía dos están en la Fundación, Graciliana Salamandra y Pedro Palacio, este último conocido en Anserma por cargar una guitarra y un par de pistolas de plástico.

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Elvia llegó a la Fundación luego de quedar en la calle cuando se clausuró el Hogar ancianos en Guática (Risaralda).

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El hogar cuenta con una pequeña capilla donde eventualmente se celebran misas o se realiza la velación cuando fallece uno de sus integrantes.