B. Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
“Ya tengo las dos dosis de la vacuna, pero para lo que no hay contra es para los achaques de la vejez, no solo por la edad, sino por hacerle el quite a ese terrible virus”. Resume don José Marín, de 82 años, cuando se le pregunta por este año prolongado de pandemia.
“Fueron muchos los meses en los que no salí. Era el muchacho de los mandados, iba a misa, al banco y a jugar con los amigos, pero con este virus amenazando lo único que hacía era contar los pasos que daba en la casa”.
El viejo tiene ahora un caminar más lento y ganó un poco de peso, por eso reconoce que hay cambios que son inevitables.
Para el psiquiatra y profesor de la Universidad de Caldas, Mauricio Castaño, lo que más se ha presentado en este tiempo de aislamiento es un deterioro cognitivo, ansiedad, depresión y desmejora de la calidad del sueño, síntomas que se incrementaron con la inactividad física.
Menos interacción
Durante la pandemia, según Castaño, hay una reducción de la interacción social de las personas, quienes estaban acostumbradas a ir a misa, a los costureros, a las actividades deportivas, a tomar su café y con el confinamiento desmejoró no solo la calidad del sueño, sino que hay más estrés psicológico y más sensación de soledad.
Entre los factores de riesgo en el campo psicológico, Castaño enumera cómo las mujeres empezaron a tener una mayor percepción negativa del envejecimiento, lo mismo sucedió con los de edad avanzada que fueron trabajadores de la salud y otro factor es el tiempo que las personas dedicaban a ver noticias acerca de la covid-19. “Se difundió tanta información, que entre más tiempo permanecían pendientes de esto, mayor era el riesgo para sufrir cualquiera de esos síntomas”.
A estos se suman tener un miembro de la familia infectado y una historia previa de problemas médicos, como Enfermedad Obstructiva Crónica, hipertensión, diabetes, que tanto se mencionan como riesgo con el virus, esto generó ansiedad, sensación de aislamiento y soledad.
Lo que recomienda
Para evitar esta situación, Castaño recomienda estar conectados con los parientes, tíos, abuelos, padres, lo mismo las conexiones sociales. “Llamar a los amigos con los que se tomaba el café o iban a jugar, para esto se pueden usar los canales digitales”.
También sugiere recuperar el ciclo de sueño-vigilia, mantener hábitos nutricionales adecuados y de alguna manera recuperar esos estímulos cognitivos del ambiente que perdió por el confinamiento. “No es lo mismo si salen, ven personas, cosas, ruidos, por eso hay que hacer actividades diarias en la casa como leer, sopas de letras, crucigramas, hacer de comer, meditar, escuchar música, ver televisión, bailar. También hay programas de ejercicios múltiples para evitar que se aburran”.
Para ansiosos y depresivos recomienda evitar la sobreexposición a las fuentes no oficiales y optar por un solo medio de comunicación que sea serio. También invita a los menores de la casa para que ayuden a los abuelos para que se sientan más útiles: “Ayúdeme a hacer el almuerzo, algo de jardinería o a participar en algún juego”.
Estos riesgos antes mencionados según el geriatra y también docente de la U. de Caldas, Fernando Gómez, puede derivar en daños al sistema inmune y cardiovascular de las personas.
Para ayudar a revertir esta situación, Gómez recomienda una prueba para evaluar la etapa en la que están los ancianos, a los que divide en tres grupos: vigorosos, prefrágiles, frágiles y postrados con dependencia.
“Se llama la prueba de Lázaro: Levántate y camina. Cualquier miembro de la familia puede verificar en qué condición se encuentra el adulto. Entonces, con el anciano sentado y con los brazos cruzados, le pide que se levante, camine dos metros, se devuelva y regrese a sentarse en la silla”.
Según Gómez, debe tardar menos de 15 segundos, porque mientras más se demore, más complicado debe estar y si no es capaz de hacerla, es porque el adulto está dependiente, es decir, que necesite de alguien que lo ayude para hacer sus cosas: bañarse, vestirse, etc.
“Entre 15 y 19 segundos, es un anciano vigoroso. El frágil se demora más de 30 segundos, debe apoyarse y es capaz de hacerla; y si tarda más, puede ser prefrágil o dependiente, este último demuestra que no es capaz de levantarse o hacer la prueba”.
Para cada uno
1. Ancianos vigorosos por pandemia
La enfermedad más común es la hipertensión, seguida de artrosis degenerativa. Necesita exámenes anuales de control para verificar que no tenga colesterol alto y que la presión no esté controlada, porque aumenta el riesgo de infarto cerebral, derrame o infarto cardiaco.
Debe observar si aumentó de peso, parte del problema es que no hicieron ejercicio y están desacondicionados.
Se recomiendan ejercicios de fuerza muscular de las piernas, porque tienen riesgo de caídas.
Los problemas de sueño son por no hacer actividad física en el día, dormir muchas siestas, tomar exceso de café o de líquidos que los pone a orinar por la noche.
Pueden tomar un poquito de vino tinto, bebida de cidrón o leche con brandi.
2. Prefrágiles y frágiles
Tienen más enfermedades: diabetes, problemas de corazón, de tiroides y de circulación, les duelen los pies o se les hinchan porque se quedan quietos o aumentan de peso. Comen más carbohidratos y más harinas, que son un riesgo para muchas enfermedades.
Necesitan controlar la enfermedad y exámenes al menos una vez al año.
Como tienen mayor riesgo de quedarse inmóviles deben hacer al menos media hora de ejercicios tres veces por semana. Se recomiendan los de equilibrio, fuerza y aeróbicos, caminar en la casa, hacer alguna actividad que lo canse.
Comer proteína (huevos -uno o dos diarios-, carne, pescado) y proteína vegetal: leguminosas, lentejas, blanquillos.
Si están perdiendo la memoria llame a los amigos, opte por ejercicios de estimulación mental, hacer crucigramas y jugar ajedrez. Llenar sudokus, sopa de letras.
3. Postrados o dependientes
Necesitan ayuda para las cosas cotidianas de la vida.
Si usted tiene un familiar dependiente y acostado en una cama, debe mantenerlo sentardo porque tiene más riesgo de neumonías, dado que se aspiran por la comida.
Ojalá que puedan comer solos y procurar una adecuada nutrición.
Para dormir debe ponerle almohadones entre las piernas o debajo de las rodillas, “la idea es evitar que se les peguen las rodillas al pecho”.
Aproveche para hacerles ejercicios pasivos, movimientos de las articulaciones. No los deje toda la noche en la misma posición.
Trate de que se mantengan secos todo el tiempo.
No le suministre líquidos después de las 7:00 de la noche ni diuréticos después de las 2:00 p.m.
A estos adultos les encanta el dulce, trate de darles comida de sal saborizada con dulce. Por ejemplo, carne molida con un poquito de miel, “la proteína lo hace a uno sobrevivir”.
La estimulación mental no es ponerlo frente al televisor, sáquelo a la puerta, al balcón y que alguien le cuente cosas y vea pasar gente, esto lo mantiene estimulado.
Tenga en cuenta
- Si está irritable, tiene pensamientos negativos, no le parece nada bueno, no quiere juntarse con la gente, puede que esté deprimido y si le ha dado covid tiene mayor probabilidad de tener ansiedad. Si toma medicamentos para depresión consulte al médico o busque apoyo si le busca problemas con su familia.
- Si tiene trastornos del humor puede buscar terapia psicológica o apoyarse en sus amigos, a los que dejó de ver, porque la falta de ello también les genera depresión.
- El 37%, es decir, una tercera parte de los viejos, tiene problemas psicológicos por la covid.
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