Blanca E. Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
La mañana soleada del lunes 30 de abril prometía una tarde igual. Sin embargo, a las 2:15 p.m. un aguacerito opacó el horizonte y por poco daña el cabello cepillado de Catalina Bohórquez.
La joven, de 22 años, llegó al Parque de la Mujer ataviada con sombrilla. Fue previsiva dados los súbitos cambios de temperatura que en estos últimos meses viven regiones del país, entre ellas la andina.
La presencia de Catalina tenía un objetivo, hablar sobre la tutela que ganó, junto con otros 24 niños y jóvenes de 17 ciudades del país, contra la deforestación y el cambio climático en la Amazonía.
La Corte Suprema de Justicia falló a favor y le ordenó al Gobierno expedir en cuatro meses un plan eficaz para detener el alza de la deforestación en la Amazonía, así como construir un Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas Colombiano, todo en conjunto con los jóvenes peticionarios y las entidades y organizaciones relevantes.
También reconoce la Amazonía como sujeto de derechos y les ordena a los alcaldes y corporaciones autónomas de la región cumplir sus deberes contra la deforestación.
La iniciativa la lideró Dejusticia, que convocó a los participantes, entre ellos a Catalina. El primer encuentro de los niños y jóvenes, entre los 7 años y los 25, se dio en la última semana de abril. Se conocieron y aprendieron de los efectos del cambio climático. El segundo taller se desarrollará el 26 de mayo, también en Bogotá, para preparar el borrador del Pacto Intergeneracional por la Vida del Amazonas, que presentarán al Gobierno.
Aparte de la región de la Amazonía, vulnerable por el incremento de la tala de bosques, la minería, los asentamientos de colonos, Catalina cree que todos los ecosistemas del país, sobre todo los de páramos están rodeados de problemas. Añade que sería excelente que la actividad económica pudiera nivelarse con el medioambiente: “no que se tenga que extinguir una, sino que ambas tengan un desarrollo sostenible”.
Propone que el Gobierno debería apoyarse más en los grupos de investigación ambiental de las universidades, cuyos estudios, dice, casi nunca llega a conocerlos, lo mismo que tener en cuenta lo que opina y siente la comunidad, lo que enriquecería la planificación del territorio.
Enfatiza en que los seres humanos hacen parte de la naturaleza y que si no la defienden, no podrán existir. Destaca que en el último año lo más significativo que hizo desde el área jurídica y ambiental fue la defensa de Río Blanco contra la constructora Tierra Viva que pretende construir en lindes de la reserva.
Según la joven, a pesar de que no hayan tumbado la licencia de construcción, los argumentos jurídicos y científicos tuvieron eco en las personas de las que depende la legislación interna del municipio. “La misma sociedad entendió la importancia de la reserva, que no solo era desconocida, sino ignorada y ahora sabe que hay cosas que la pueden poner en riesgo”.
A los ojos de la futura abogada, Manizales tiene otros problemas ambientales. Cita Monteleón, que como reserva dejó de prestar los servicios ecosistémicos que tenía, por la invasión y la expansión urbana, lo mismo que la contaminación de la quebrada Olivares, a pesar de que fue considerada en otra época una fuente hídrica esencial para la ciudad.
“Según la Corte Constitucional, cuidar la naturaleza es optar por la superviviencia y en la medida en que todos la cuidemos podemos salvar la raza humana y podríamos empezar con este pedacito de 400 mil habitantes, que es Manizales”, concluye la joven manizaleña.
Gabriela Eslava Bejarano, una de los 25 líderes, cita vía telefónica las razones que los motivaron a interponer la tutela: “Por un lado la incongruencia del Gobierno entre los compromisos adquiridos versus la realidad, y el otro es demostrar que el cambio climático nos afecta a todos, y que un daño en la Amazonía colombiana no conoce límites jurídico administrativos y políticos, sino que afecta a todo el país”.
Cuenta que se apoyaron en información de Germán Poveda, que hace parte del panel intergubernamental de cambio climático, que habla de la conectividad entre la Amazonía y la región Andina.
Explica que hay estudios que demuestran que las lluvias que se producen en la Amazonía, cuando chocan con la cordillera llegan a la región Andina y abastecen de agua los páramos. “Es que la naturaleza tiene unas dinámicas que ignoramos y si continúa la deforestación en la Amazonía no solo se verán afectados los pobladores de esa región, sino todos los colombianos”.
1. El Gobierno en el 2013 se comprometió con Alemania, Reino Unido y Noruega a reducir a cero la tasa neta de deforestación para el 2020, pero según la última cifra oficial, entre el 2015 y el 2016 esa tasa aumentó 44%, al menos 170 mil hectáreas, que equivalen casi a un departamento como Quindío.
2. El 98% de las emisiones de gases efecto invernadero, que son a su vez la principal causa del cambio climático, proviene de la deforestación. Según los escenarios de cambio climático del IDEAM, para el 2040 la temperatura se espera que aumente 1,6 grados centígrados.
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Los jóvenes provienen de Quibdó (Chocó), Buenaventura (Valle del Cauca), Bucaramanga (Norte de Santander), Arauca (Arauca), Castagena (Bolívar), Leticia (Amazonas), Florencia (Caquetá), Neiva (Huila), Medellín e Itagüí (Antioquia), Manizales (Caldas), Cubarral (Meta) y Bogotá.
El 26 de mayo asistirán al segundo encuentro en Bogotá para analizar los pasos que debe dar el Gobierno colombiano para implementar el fallo de la Corte Suprema.
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