Vanessa Sánchez
LA PATRIA | Manizales
Estornuda, no para de frotarse a nariz y los ojos le lloran. Siente malestar, aunque eso ya lo ha experimentado varias veces desde que el médico le diagnosticó rinitis. El pequeño Juan Diego, de 3 años, hace parte del grupo de personas que padece de alergias como el asma, rinitis, erupciones cutáneas y dermatitis, las más comunes en niños y adultos.
Al principio, sus padres la confundieron con un resfriado, pero tras visitas al pediatra y el alergólogo lleva una medicación justa para evitar los ataques que experimenta cuando se presenta este cuadro. Su mamá evita brindarle lácteos, aumentó el consumo de frutas y verduras para estar saludable por más tiempo.
Pese a ser cotidianas, las alergias pueden ser de grado leve y provocar solamente estornudos y picazón. Sin embargo, en algunos niños pueden ser graves e incluso pueden poner en peligro sus vidas. Con tratamiento y bajo supervisión médica tendrán buen pronóstico.
¿Qué son?
De acuerdo con la terapeuta respiratoria Alba Lucía Amador cuando el sistema de defensas del organismo identifica incorrectamente como dañina a una sustancia que normalmente no presenta ningún peligro como el polen, el cuerpo reacciona de forma agresiva para protegerse. Amador explica las más comunes.
* El asma es una reacción que causa inflamación en las vías respiratorias estrechando los conductos que permiten el paso del aire hacia los pulmones. Es a menudo provocada por una reacción alérgica.
* La rinitis es una reacción alérgica localizada principalmente en los conductos nasales. Puede ocurrir durante una determinada estación del año.
* Los eczemas (dermatitis) y las erupciones cutáneas (urticaria) son reacciones alérgicas de la piel.
* La dermatitis por contacto es una erupción en la piel causada al tocar, frotarse o entrar en contacto con una sustancia como la hiedra venenosa, agentes químicos o detergentes de uso doméstico.
Según Amador, en la primera etapa de vida, algunos niños muestran señales de reacciones alérgicas a ciertos alimentos, como la leche de vaca. Otros presentan síntomas durante la adolescencia. Sin embargo, la mayoría dan sus primeras señales de asma o rinitis en el colegio.
¿Refriado o alergia?
La mayor preocupación para un padre es saber diferenciar cuándo es un resfriado y cuándo de manera reiterativa se convierte en una alergia. De acuerdo con la profesional consultada, en la primera se presenta secreción nasal clara, puede durar de tres a 10 días y está acompañado por fiebre, con estornudos ocasionales y moco espeso de color amarillo o verde.
En la alergia los síntomas incluyen moco nasal, lagrimeo, repetidos ataques de estornudos y comezón en la nariz, los ojos o la piel. No hay fiebre. Las alergias pueden durar tres meses y empeorarse o mejorarse por períodos.
Con tratamiento
De acuerdo con el pediatra Carlos Mario Ochoa, en el mercado hay buena disponibilidad de medicamentos para tratar las alergias y el asma. Algunos se pueden comprar sin receta médica para aliviar los síntomas. Los antihistamínicos, con o sin descongestionantes, se usan para controlar muchos de los síntomas ocasionados por los eczemas y la rinitis, especialmente la picazón, los estornudos y la secreción nasal.
Sin embargo, Ochoa resaltó que estos productos tienen efectos secundarios, sobre todo en los niños. “Causan somnolencia y el niño se puede mostrar nervioso o agitado. Todo debe administrarse bajo prescripción médica”.
El especialista recalca que si cualquiera de estos tipos de medicamentos no logra aliviar los síntomas, o si los efectos secundarios que producen interfieren con el descanso, el colegio o la cotidianidad del pequeño, hay que asistir al pediatra, ya que puede ser necesario un cambio en la medicación o en la dosis que se esté administrando.
Al alergólogo
En algunos casos, es posible que ni siquiera los medicamentos recetados por el médico puedan controlar la alergia. En otros casos, explica el pediatra Ochoa, puede tener problemas con los efectos secundarios de los medicamentos. Si esto sucede, lo recomendable es ver a un alergólogo, médico especializado en alergias, que tratará los síntomas de manera adecuada.
El papel de este especialista es iniciar tratamiento con diferentes medicamentos o vacunas para la alergia. Estas contienen pequeñas cantidades, que se van aumentando, de las variedades de polen, mohos, polvo, etc., a los que es alérgico el pequeño.
“Su rol es engañar las defensas del cuerpo y hacer que la persona sea menos sensible, al reducir (e incluso eliminar) los síntomas cuando su niño entra en contacto con estas sustancias”, explica.
Afirma que estas vacunas no son efectivas en el caso de las alergias por alimentos.
Por herencia
Según la terapeuta respiratoria consultada, algunos niños tienen sus defensas naturales más activas, lo que los hace muy propensos a las alergias. Esta característica frecuentemente se transmite dentro de las familias. Por ejemplo, si uno de los padres sufre de rinitis alérgica, hay un 50% de probabilidades de que el niño también sea alérgico al polen; este porcentaje aumenta a un 70% si ambos padres sufren de las mismas.
“Los alérgenos son las sustancias que hacen que el cuerpo reaccione en forma excesiva al defenderse. Estos pueden ser inhalados, ingeridos o pueden entrar en contacto con la piel. Los más comunes son el polen, moho, el polvo de las habitaciones, la caspa y la saliva de algunos animales”.
¿Y las mascotas?
Foto | Ingimage | LA PATRIA
Según la Academia Americana de Asma e Inmunología, la relación entre una temprana exposición a los animales y el desarrollo de alergias y asma es confusa. Las investigaciones anteriores indicaban que los niños pequeños expuestos a los animales tienen más posibilidad de desarrollar alergias y asma, pero las de ahora parecen demostrar que la temprana exposición a animales (especialmente, gatos y perros) puede, en realidad, proteger a los niños de desarrollar esas enfermedades. Las nuevas investigaciones sugieren que los niños criados en granjas desarrollan menos alergias y asma.
Alimentos que debilitan el sistema inmune
1. El azúcar: por experimentos científicos la ingestión de azúcar lleva a una reducción de la actividad del sistema inmune. El efecto puede durar varias horas en las cuales virus, bacterias y otros agentes patógenos pueden actuar en contra de la salud.
2. Alcohol: el consumo excesivo de alcohol lleva a una falta de nutrientes, impide que los glóbulos blancos se multipliquen y que los macrófagos realicen su actividad.
3. Alimentos a los que sea alérgico: los que contienen gluten obligan al sistema inmune a luchar contra el alérgeno –al pensar que es una sustancia extraña- restándole energía para combatir contra otros agentes como virus y bacterias.
4. Aditivos y conservantes químicos. Un ejemplo de este tipo de sustancias es el E-102 o tartrazina, un colorante alimentario que puede provocar reacciones alérgicas y que está relacionado con el síndrome de hiperactividad en niños.
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