
Aunque es originario de América central y del sur, el cultivo y consumo del ají se ha extendido alrededor del mundo. Es infaltable en la gastronomía de muchos países, tiene aplicaciones medicinales y se usa en productos industriales. Sobre él se ha escrito a favor y en contra.
En la mesa exalta el sabor de las comidas. Solo el habito de ingerirlo crea resistencia a su picor. El ají picante tiene funciones anticancerígenas, antiinflamatorias y atioxidantes. Acelera el metabolismo, ayuda a quemar grasa y mantiene a los consumidores vitales por más tiempo. Todo esto gracias al silicilato y a la capsaicina que son los componentes activos del fruto, benéficos para el organismo.
La médica ayurvédica María Amelia Bueno, del servicio de Medicina, mente y cuerpo, reconoce estas y otras propiedades del ají. “El ají se utiliza para activar el proceso digestivo cuando este se encuentra bloqueado, mejorando el procesamiento de los alimentos en el organismo”, aseguró.
También dice que alimentos picantes suaves como el ajo y la cebolla contienen compuestos de azufre que tienen propiedades anticancerígenas que ayudan a limpiar las arterias y regulan la presión arterial.
Cuando se va a usar el ají como tratamiento se debe consultar al médico, es recomendable consumirlo con moderación “Su consumo puede generar un poco de inflamación en las paredes del estómago, afectar la coagulación de la sangre y agravar las úlceras gástricas”, explicó la doctora Bueno.
Consumo
El consumo de ají hace parte de la mesa de los colombianos. Hay quienes agregan ají diariamente a sus comidas, en distintas presentaciones. Johanna Lozano, de 22 años, afirma que le gusta la comida picante “Me deja una sensación muy rica en la boca”.
Recientemente el The New York Times publicó un artículo sobre una investigación que afirma que el consumo de comida picante está vinculado a la longevidad. El documento sostiene que según análisis de datos dietéticos realizados a más de 485 mil personas, consumir ají de seis a siete veces por semana reduce el riesgo de muerte en un 14%.
Hay estudios que afirman que el chile reduce la secreción de ácido gástrico y el riesgo de úlceras pépticas.
“Dos estudios realizados en Australia aseguran que añadir picante a las comidas puede proteger contra el crecimiento de colesterol en la sangre, y que comer picante regularmente reduce los requerimientos de insulina, lo que puede tener implicaciones para la prevención y tratamiento de la diabetes”, asegura un artículo de la revista Selecciones.
Con cuidado
Algunos médicos sugieren evitar el ají en exceso. Dicen que quienes sufran de gastritis, hemorroides o reflujo deben evitar el consumo de comidas picantes. La mujeres embarazadas o lactantes, deben consumirlo espontáneamente por los efectos en el feto y en el recién nacido. Tampoco deben comerlo los niños pequeños por la dificultad para metabolizarlo.
El consumo de comidas picantes es cultural, por eso hay quienes son más tolerantes al picor del ají, mientras otras no lo soportan.

Foto | LA PATRIA Hay una gran variedad de chiles que se cultivan alrededor del mundo.
Propiedades del ají

Foto | LA PATRIA La internacionalización de la gastronomía ha llevado el chile a las mesas de los comensales que poco saben de picantes.
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