Psic. Karla Porras Varela
LA PATRIA | ESPECIAL
Este año la salud y su contraparte, la enfermedad, han sido los grandes protagonistas de esta realidad que ha superado la ficción. Jamás imaginamos vivir una situación tan crítica, tan impactante y tan universal. Inesperadamente enfrentamos una amenaza que no distinguió continente, frontera, clase social, origen étnico, sexo o edad, que nos forzó a cambiar drásticamente la forma en que vivíamos y que le otorgó inmenso valor al estado de “bienestar”. Muchos anhelos y banalidades pasaron a segundo plano, entendimos que simplemente no estar enfermos es una gran razón para estar agradecidos.
De acuerdo con la OMS, desde 1946, la salud ha sido considerada como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La salud mental y la social suelen ser subestimadas. Creemos que basta con que no nos duela nada para decir “Estoy bien. Estoy sano.”, pero en realidad tienen la misma relevancia para nuestro equilibrio vital y su deterioro también puede acabar con nuestra vida.
Existe un fuerte estigma con respecto a la enfermedad mental, lo que entorpece el reconocimiento, la atención, el tratamiento y la sensibilización frente a la misma. Es fácil decir “me duele la muela” o “tengo dolores de cabeza”, pero compartir que nuestras emociones, pensamientos y decisiones nos están destruyendo y que un día ya no tenemos capacidad, energía o ganas ni para levantarnos de la cama es muy complejo. Asociamos todo ello a la debilidad, incompetencia, ineptitud o la locura; y nadie quiere ser un loco porque míticamente a los locos se les tiene lástima, se les rechaza, se les exilia o les encierra. Adicionalmente, la expectativa social es que nunca nos quebremos psicológica o emocionalmente, que seamos estoicos, resistentes, fuertes, imperturbables, controlados, funcionales y productivos. No obstante, en este momento de pandemia, y en cualquier otro, se vale decir “No estoy bien. Me estoy desmoronando. Necesito ayuda.” Precisamos reconocer nuestro estado y pronunciarnos para que realmente alguien pueda colaborarnos para salir de ese progresivo deterioro.
A cada uno de nosotros esta pandemia nos ha afectado psicológicamente de distintas maneras, dependiendo de los siguientes factores:
* Nuestro estado real de vulnerabilidad frente al Covid-19 por nuestra salud física y nuestro entorno
* Los duelos a los que nos hemos tenido que enfrentar por distintos tipos de pérdidas (Seres queridos, conocidos, casa, trabajo, estilo de vida, etc.)
* Los valores y los miedos que tenemos a raíz de nuestra historia personal e intereses
* La intensidad con que esos miedos nos atormentan y van afectando nuestro día a día
* Los recursos emocionales que manejamos para equilibrarnos y salir de las crisis
* La red social de apoyo con la que contamos para salir adelante
Para conocer nuestro estado de salud mental preguntémonos:
* ¿Qué tanta probabilidad hay de que el Covid-19 pueda destruir mi organismo y cómo manejo esa percepción de vulnerabilidad?
* ¿Cuántos seres queridos, conocidos, hábitos, estilo de vida, cosas, placeres, privilegios, derechos, oportunidades o tiempo he perdido y cómo me estoy adaptando a esas ausencias?
* ¿Qué es lo más importante para mí en este momento, cómo se ha visto afectado por la pandemia y cómo estoy respondiendo ante eso?
* ¿Cuáles son mis peores preocupaciones o miedos durante la pandemia? ¿Logro identificarlos, enfrentarlos, contrastarlos con la realidad y aprovecharlos para prevenir y tomar decisiones asertivas o presento síntomas de ansiedad que me están destruyendo y soy incapaz de hacer la vida que pretendo?
* ¿Siento que tengo competencias para regular mis pensamientos, mis emociones, mis interacciones sociales, mis decisiones y tener respuestas funcionales y adecuadas en la cotidianidad?
* ¿Tengo comportamientos que promueven mi bienestar o, por el contrario, que son destructivos?
* ¿Abuso de sustancias psicoactivas con la intención de “manejar”, aligerar o evadir mis problemas?
* ¿Cuento con una o varias personas con las que puedo encontrar apoyo, comprensión, cariño, paciencia, recursos e impulso para salir de los momentos difíciles?
* ¿Soy capaz de empatizar con los demás, sentirme parte de una comunidad y actuar en beneficio del “bien común” o sólo puedo concentrarme en mí mismo, en mis necesidades, en mis prioridades y en mis intereses?
- ¿Tengo algunos de los siguientes síntomas de trastornos de ansiedad o depresión?
* Falta o exceso de alimentos
* Problemas digestivos: gastritis, colon irritable, diarreas
* Problemas cardiovasculares: taquicardias o irregularidades de presión arterial
* Dermatitis, alteraciones de la piel o caída excesiva de cabello
* Problemas para conciliar el sueño, para mantenerme dormido o sensación de despertar sin haber descansado
* Dolores de cabeza fuertes y continuos
* Mareos
* Dolores musculares y espasmos
* Agotamiento
* Irritabilidad, intolerancia o mal humor constante
* Desmotivación para todo, incluso para lo que me gustaba
* Nerviosismo constante e intenso o temblores
* Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
* Incapacidad para concentrarme, pensar o tomar decisiones
* Evitación de interacciones, costumbres sociales o aislamiento
* Consumo o aumento de consumo de sustancias psicoactivas
* Pensamientos, deseos o intentos de suicidio
Si descubres que en realidad no estás bien y que cada día va peor, no tengas vergüenza o miedo. No te quedes solo con esos tormentos y no dejes que tu vida y la de los que te rodean se deteriore gravemente. Busca, cuanto antes, ayuda profesional de un psicólogo o psiquiatra. Actualmente internet tiene muchos recursos que pueden ayudar a mejorar el estilo de vida y reducir las afecciones mentales. También puedes recurrir a directorios de líneas telefónicas de emergencia, clínicas o centros de apoyo.
Por ejemplo, el Eje Cafetero y en particular la ciudad de Manizales, desde hace 8 años, cuentan con el Centro de Duelo Aurora, que este año específicamente ha estado apoyando a la comunidad a enfrentar el duelo relacionado con las pérdidas afectivas por Covid-19 y brindando orientación en temas de salud mental, inteligencia emocional y calidad de vida para toda la familia.
El Centro de Duelo Aurora, fundado en 2012 y el primero de su tipo en la región, es un proyecto de responsabilidad social empresarial. Fue constituido por La Aurora Funerales y Capillas, en colaboración con la Universidad de Manizales, y actualmente ofrece los siguientes servicios para la comunidad:
* En Facebook, permanentemente brinda información y educación psicológica para toda la comunidad digital.
* Vía Facebook Live, realiza conversatorios mensuales virtuales y gratuitos sobre duelo y otros temas que promueven la salud mental.
* Brinda apoyo psicosocial individual y familiar en el antes, durante y después de un fallecimiento para usuarios de La Aurora Funerales y Capillas.
* Ofrece asesorías psicosociales telefónicas para apoyar procesos de duelo de la comunidad.
* Comparte soporte social y emocional a través de su grupo “Tejer y sanar”
* Imparte talleres educativos para personas en situación vulnerable con el proyecto “Sanando Corazones”.
* Realiza conferencias para promover la salud mental y el desarrollo integral en escuelas, organizaciones y empresas.
* Facilita la enseñanza y experiencia real para practicantes de la carrera de psicología de la Universidad de Manizales y otras.
* Promueve la investigación formal para generar conocimiento que favorezca al desarrollo social
Si requieres apoyo, no dudes en contactar a un profesional de salud mental. Comunícate al Centro de Duelo Aurora: Un abrazo de alivio en los momentos más difíciles.
Datos de contacto:
Centro de Duelo Aurora
Tel (6) 8997700 Ext 826
Email: centrodeduelo@laaurora.co
WhatsApp: +57 310 4550728
FB: @CentroDueloAurora
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