Los maestros y maestras de los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, pertenecientes a las organizaciones sindicales EDUCAL, SUTEQ y SER, respectivamente, venimos, hace más de una década, haciendo denuncias por el pésimo servicio médico-asistencial que COSMITET LTDA ofrece a los más de 49.541 afiliados, quienes nos vemos sometidos a un sinnúmero de dificultades para acceder a la prestación, con calidad y oportunidad, de todo lo contemplado en el contrato de salud vigente y que va hasta octubre de 2021. La lucha permanente en reclamo y exigencia de cumplimiento, se ve reflejada en paros, mítines, denuncias a los entes de control (Contraloría, Procuraduría, Defensoría), al FOMAG, al MEN, a la SUPERINTENDENCIA DE SALUD y al MINISTERIO DE SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL; procesos que le han generado multas a dicha entidad. Igualmente, se evidencia dicha situación en los pliegos de peticiones de FECODE y de nuestras organizaciones sindicales, en las redes sociales, en los comunicados, en los programas de radio y televisión, en las mesas de negociación regionales y nacionales, en las audiencias, en los Comités Regionales de Prestaciones y en los encuentros de veedores y de las Juntas Directivas del Eje Cafetero, entre otras.
En tiempos de pandemia, el magisterio y sus familias vienen padeciendo, con el más duro rigor, las restricciones y las barreras que Cosmitet siempre ha impuesto y, ahora, en esta emergencia sanitaria, se escuda en el COVID 19 para presentar unos PLANES DE CONTINGENCIA que cercenan los derechos y ponen en riesgo la salud y la vida de los afiliados.
Una de las acciones necesarias para garantizar la prestación del servicio durante la pandemia era incrementar el personal en todas las áreas, particularmente en consultas domiciliarias y en entrega de medicamentos en casa, además de todas las contempladas en el contrato. Contrario a ello, se disminuyó el personal, pues a los funcionarios que se les vence el contrato no los vinculan de nuevo ni los reemplazan; lo que hacen es descargar más responsabilidades en quienes siguen laborando, ocasionando represamiento, deficiencias y múltiples traumatismos en la prestación del servicio. Cosmitet también tendría que haber ampliado la oferta en términos de tiempo y sitios aledaños a las sedes, pues los horarios y sitios de atención son insuficientes y esto produce aglomeraciones y el incumplimiento de la regla social básica, del distanciamiento. La emergencia evidencia la falta de voluntad y compromiso con los afiliados y el afán mercantilista y lucrativo que se ven reflejados en las continuas quejas por incumplimiento del contrato.
Es claro que no existe una plan integral que atienda, con criteros de dignidad y calidadla, la salud de los usuarios, con todas las acciones esenciales como visitas domiciliarias a personas de más de 60 años con comorbilidades, medicamentos a domicilio cumpliendo los términos y entrega presencial ágil y el acceso oportuno a los demás servicios; no basta la tele-consulta, ya que se requiere el registro del acto médico y es necesario un equipo facultativo que realice estas tareas; pues es inaudito que pasen meses y no se tenga la posibilidad de reencontrarse con el médico tratante (eso sí, guardando todos los protocolos de bioseguridad); además, todas las patologías y preexistencias desatendidas pueden traer nefastas consecuencias cuando se "normalice" la atención del servicio.
En cuanto a los procedimientos adoptados para la dispensación de medicamentos se presentan varias situaciones que, más bien, parecen pensados y dirigidos a desesperar a los usuarios, para que terminen comprándolos: la primera es que, entre el trámite para solicitarlos por el correo electrónico y su entrega, pasan mucho más de 15 días y, cuándo, ¡por fin llegan!, los reciben incompletos y, muchas veces, sin los medicamentos esenciales para las enfermedades crónicas, situación que somete a los pacientes con comorbilidades al agravamiento de su estado de salud. La segunda, es el desplazamiento hasta la sede para no tener que esperar los 15 días, aun a riesgo de contagiarse durante la larga espera en las filas afuera de las sedes de la entidad, además de los incumplimientos en la dispensación de los medicamentos producto de las tele-consultas. Estas situaciones se agravan mucho más en los municipios.
Aparte de lo anterior, una gran parte de afiliados y beneficiarios, desde hace mucho más de tres meses, no reciben los medicamentos; la excusa es que el laboratorio de DUANA no los envía a las farmacias de las capitales y municipios con sede Tipo D. No se puede, tampoco, dejar de denunciar el caso del docente pensionado Pedro Luis Valero, que falleció el pasado 22 de mayo en Montenegro, Quindío, esperando que le llegaran medicamentos a su domicilio.
Otras situaciones gravísimas son las citas con especialistas, pues las demoras exageradas vulneran los términos de referencia y, así, el afiliado no tiene un dictamen a tiempo; el represamiento de cirugías y de procesos de ayudas diagnósticas; las dilaciones en exámenes de laboratorio y especializados; ¡en fin, una enorme cantidad de falencias que parece más fácil ¡ganarse el baloto que conseguir la prestación oportuna del servicio médico!
Como si lo anterior no fuera suficiente, han aprovechado la situación del aislamiento preventivo obligatorio para incomunicarse totalmente con sus usuarios; no contestan las líneas telefónicas ni la mayoría de correos electrónicos; la página web permanentemente se colapsa; no funciona la actualización de datos; la estrategia de dicha entidad ha sido sacar comunicados públicos con supuestas rutas de atención, que no atienden, circunstancia que martiriza, aún más, a los pacientes y contribuye a agravar sus condiciones de salud.
Es increíble que en una época tan complicada para todos por el confinamiento obligatorio; por el trabajo en casa; por la falta de actividades de promoción y prevención; por la afectación de la salud, tanto física como mental; por las presiones laborales y económicas que se están afrontando, Cosmitet haya empeorado aún más la prestación de los servicios, propiciando más angustia, desesperación y dolor en la atención de la salud, ¡como si no entendiera (o no le importara) que estemos hablando de un derecho vital y absolutamente necesario, máxime en medio de una catástrofe de esta dimensión! Su actitud y accionar nos ponen en una condición de mendicantes de un derecho por el cual, mes a mes, nos descuentan, cumplidamente, por nómina, el elevado aporte que les llena los bolsillos a sus dueños.
Por último, denunciar que, por el incumplimiento de los protocolos de bioseguridad, se presentó el cierre de las clínicas Aman y Santa Ana, en Manizales, que tienen contratados servicios con Cosmitet; igualmente, sucedió en Pereira con el cierre de servicios en la clínica Los Rosales.
Hacemos un llamado contundente al Ministerio de Educación, a la vicepresidencia de la Fiduprevisora, al Consejo Directivo del FOMAG, a los Comités Regionales de Prestaciones de Caldas, Quindío y Risaralda, a la Superintendencia de salud y a los entes de control, para que intervengan urgentemente a Cosmitet, a quien responsabilizamos por la mala prestación del servicio médico asistencial, y le exijan el cumplimiento de los términos del contrato.
Seguiremos firmes en las acciones de denuncia, reiterando que, con pandemia o sin ella, se incumple… y que el VIRUS DEL MAL SERVICIO es una constante que, desde hace muchos años, ha atacado a los afiliados y beneficiarios.
JUNTAS DIRECTIVAS
EDUCAL Presidencia Secretaría General
SUTEQ Presidencia Secretaría General
SER Presidencia Secretaría General
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