Apenas entramos a diciembre y sabemos que ya estamos saliendo del año, que se acabó la vuelta. Algunos entramos en un periodo reflexivo, en el recuento de lo vivido, de las alegrías, tristezas, lecciones, pérdidas, logros. Nos llenamos de nostalgias y también de satisfacciones. Damos gracias.
También empezamos a escuchar los rumores del próximo ciclo. Comienzan las especulaciones sobre su benevolencia o sus conflictos. Se van gestando expectativas, anhelos, deseos, probablemente algunos miedos, porque no podemos evitar empezar a imaginar lo que podría venir. Nos antojamos de otras cosas, otra vida, otras personas, otros retos.
El ritual de cerrar y abrir nos lleva a la oportunidad, a lo nuevo, a dejar atrás y soltar para explorar otras puertas que, incluso para esos que tienden a ser pesimistas, en lo profundo hay cierta ilusión y entusiasmo.
Aparecen los rumores sobre las doce campanadas, las doce uvas, los divertidos rituales de cambio de año, incluida la ropa interior multicolor, y los propósitos de año nuevo.
Algunos esperan a que las cosas “se les den” el siguiente año, que los astros se alineen, que el universo conspire a su favor, que Dios provea. Porque tienen su fe como bandera.
Otros, proactivos y racionales, empiezan a configurar planes, con todo finamente calculado, para trabajarlos, construir y alcanzar con esfuerzo sus sueños. Porque saben que el futuro está en sus manos.
Tristemente también podemos encontrar a aquellos que, abatidos por los acontecimientos de este año y otros, no quieran nada, no esperen nada e incluso teman por el siguiente año.
Para ti, sin importar tus creencias, ilusiones o desilusiones, tenemos 3 invitaciones en este periodo de transición de año:
La primera invitación para el siguiente año es CONÉCTA CON LA VIDA. Encuentra aquello que te levanta de la cama, que te saca de casa, que te hace crecer y superarte, que te impulsa, que te roba sonrisas, que le da sentido a tu caminar, que incluso te anima a vencer las dificultadas. Considera que para vivir es necesario atarse un cordón a la vida; encontrar los motivos y las razones para andar, para seguir, para persistir. Aquél que no conecta, no ama y quien no ama, no tiene esperanza.
La segunda invitación es a IMAGINAR LA VIDA CON ESAS COSAS QUE TE HACEN FELIZ. Con eso visualizado, tendrás más claridad de quién eres, lo que quieres y la ruta que debes trazar. Porque, si no ubicamos lo que deseamos, como dicen por ahí “el que no sabe a dónde va, cualquier bus le sirve”.
No es necesario anhelar lo que todos anhelan, lo que el internet ofrece, lo que el capitalismo vende, lo que nuestra generación está haciendo, lo que nuestra familia espera, lo que nuestros padres delinearon para nosotros o lo que dicen las cartas. Es fundamental encontrarnos y encontrar nuestro propio sentido de vida.
La tercera invitación es a NO HACER LA LISTA DE 12 PROPÓSITOS, sino agarrar 3 o 4, los más importantes, los fundamentales, los que hagan latir tu corazón. Ojalá uno de esos sea por el simple gusto o placer de hacerlo, porque lo disfrutarías, como aprender a bailar, nadar, pintar, cocinar, viajar a algún sitio, conocer nuevos amigos, volverte voluntario, etc. Ojalá otro propósito te convierta en mejor persona, como cuidar la salud, dejar de fumar, enojarte menos, colaborar más, ser responsable de tu vida y tus cosas, escuchar mejor, soltar a esa pareja con la que ya no estás creciendo ni amando, dominar tus miedos, tener el valor de ser tú mismo, no ser violento, cuidar el planeta, comer menos carne, etc.
Pocos propósitos, no nos vuelven mediocres, nos permiten enfocarnos y persistir. Porque no es exitoso quien más abarca, sino quien se mantiene y alcanza. La psicología de la motivación tiene comprobado que iniciar es fácil, basta el primer paso apasionado. Sin embargo, mantenerse firme, disciplinado, inquebrantable y resistiendo, hasta con las caídas, eso es verdaderamente difícil. Para muestra, todos los aparatos de ejercicio que ha sido relevados de sus funciones y convertidos en percheros. Pocos son los que realmente aguantan las vicisitudes y terminan o alcanzan sus proyectos. Así que enfócate y aguanta, sin quemarte, solo mantén tu propio ritmo constante.
Recuerda que no hay prisa. En esta vida loca loca y correteada en la que estamos subidos hoy en día hay muchas exigencias y mucho apuro. Eso genera frustraciones, enojos, miedos y ansiedad. Somos la sociedad de la ansiedad, siempre temiendo, siempre futureando, siempre apurados, siempre insatisfechos. Tómate tu tiempo.
Ahora sí, en sus marcas, listos y ¡fuera! Arranca como más te guste.
Desde La Aurora Funerales y Capillas, deseamos que sea un magnífico año para todos, en la medida de nuestro optimismo, imaginación, decisiones, resiliencia y de que seamos responsables de nosotros, de nuestras acciones, de nuestras consecuencias y de nuestros propósitos. Recordemos que el cambio no está en el año, sino en cada uno de nosotros.
Celebramos la vida y celebramos un nuevo año. ¡Feliz 2022!
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