Luis Francisco Arias
LA PATRIA | Manizales
Con el repentismo que lo caracteriza y con sobrada agudeza en sus respuestas, el presidente del Senado de la República, Roy Barreras, dijo estar esperanzado de que en un año el Gobierno y las Farc estén firmando el fin del conflicto armado.
Aunque asegura que el Congreso no puede ni debe participar en el proceso de paz, también afirma que está dispuesto a liderar el acompañamiento de la sociedad civil para que el resultado sea un éxito.
El senador valluno, quien estuvo en días pasados en Manizales, dialogó con LA PATRIA sobre diversos temas de la actualidad, con énfasis en las negociaciones que comenzarán en Oslo (Noruega) el 17 de octubre.
En la capital de Caldas buscó el compromiso del alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, para que lidere en la ciudad la movilización ciudadana Colombia Viste de Blanco, que se realizará en todo el país el 11 de octubre.
La idea, según dijo, es que los violentos escuchen y entiendan que no pueden dejar pasar el tren de la historia. "Que la sociedad colombiana les da una oportunidad sin ingenuidades, pero con entusiasmo. Si la dejan pasar tendremos que volver a la hipótesis de la derrota militar", expresó.
¿Si ve posible que en un año, como dijo el Presidente, esto ya esté resuelto?
La meta es firmar un acuerdo que le ponga fin al conflicto armado interno, no al conflicto social, y tampoco un acuerdo que signifique la paz, la cual empieza a construirse al otro día de la firma de ese acuerdo. Si los colombianos violentos dejan las armas para convertirse en constructores de paz, la sociedad les ofrece justicia transicional, que es el mecanismo alternativo, inclusive la suspensión de la pena y la vocería política. Colombia podría amanecer un día sin conflicto armado, pero ese día comienza el manejo del postconflicto y del conflicto social, para luego concentrarse en el único enemigo que vale la pena derrotar, que es la pobreza. Hoy nos gastamos $26 billones al año en balas, en presupuesto militar, y eso sin contar lo que significa la disminución de la inversión extranjera por cuenta del imaginario de que hay guerrilla.
¿Pero eso qué implica?
Eso implica el fin del conflicto, la desmovilización de las Farc, la reintegración social y política, la determinación de unos principios de sometimiento a la justicia, es decir unas garantías de seguridad jurídica para los desmovilizados, y unos caminos de participación política.
¿Y sí podrá firmarse en un año?
Si no se firma en un año no se firmará en los próximos 10 años, no habrá unas condiciones más propicias que estas: un gobernante con la voluntad de hacerlo, un Congreso que firmó el Marco para la Paz, apoyo internacional, respaldo de la opinión pública... Santos reúne muchas condiciones estratégicas, es un gobernante que como ministro de Defensa demostró que sabe hacer bien la guerra legítima, pero que también es capaz de hacer la paz.
¿Cuál es su percepción personal?
Tengo moderado optimismo, pero trabajo en que eso tenga éxito. Creo que es posible, y que es bueno para todos. Creo que los colombianos violentos pueden recuperar su propia vida, tener una nueva oportunidad sobre la tierra, como decía García Márquez, y darle a Colombia una segunda oportunidad.
O sea que les cree…
No hay que creerles, nadie les cree. La gente negocia con el enemigo, con los amigos no hay que dirimir conflictos. Si el enemigo comete delitos, el más mínimo de ellos es mentir, sin embargo, en el momento de hacer un acuerdo se imponen los hechos: cero secuestros, fin de minas antipersonales, fin de reclutamiento de menores, y desmovilización y desarme. Por primera vez las Farc en su documento habló de desarme, es una señal muy positiva. Vamos a construir el escenario, pero tampoco puede ser ajeno a la participación de la sociedad, por eso, las expresiones populares de apoyo son muy útiles. Vamos para delante con eso.
Imagen y distancias
Antes del anuncio del proceso de paz la imagen del Presidente estaba muy caída. ¿Se buscó una recuperación con eso?
Rechazo totalmente esa hipótesis, que no solo es contraevidente sino falsa. Soy testigo de primera mano de que no tiene nada qué ver esta estrategia de paz con las encuestas. Llevamos dos años trabajando en este tema, el país sabe que durante un año y medio debatimos el Marco para la Paz, del que fui autor de la mano de Sergio Jaramillo y del Gobierno. Desde que comenzamos a trabajar en este tema nadie podía imaginar que habría encuestas en uno u otro sentido. Al contrario, el Presidente tenía la mayor popularidad al comienzo. Es un tema de política pública que comenzó con la aprobación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.
¿Cuando se tramitó el Marco para la Paz, Usted sabía de los contactos entre las Farc y el Gobierno?
Sí, lo que pasa es que este tema obliga a la máxima prudencia y a recordar todos los días que las conversaciones son solo potestad del Ejecutivo. El Congreso no participó, no participa, ni participará en las negociaciones.
Algunos en el partido de la U buscan un acercamiento entre el expresidente Uribe y el presidente Santos…Llevo dos años buscando ese acercamiento, pero ya perdí la esperanza. Todos los hijos de matrimonios divorciados sueñan con la reconciliación. Algunos, 40 años después, ya viejos y arrugados, siguen soñando con que los abuelitos se reconcilien. No tengo ningún optimismo frente a esa reconciliación, también la quisiera, pero cuando los hijos se quedan en casa y uno de los padres se va, uno sigue queriendo al padre. Yo sigo queriendo a Uribe muchísimo, merece todo mi respeto y sigo defendiendo su obra de gobierno. Uno sigue queriendo al padre que se va aunque sea regañón y esté equivocado, y aunque haga otra casa, como el Puro Centro Democrático. En todo caso, tampoco creo que el escenario propicio para esa reconciliación sea un evento público y masivo como nuestra asamblea nacional del partido.
Y cómo ve las críticas del expresidente Uribe a todo este proceso?
Él tiene una visión del manejo del Estado diferente a la del presidente Santos. Creo que se equivocan los que piensen que defender la obra de gobierno significa apostarle al fracaso de la obra de Santos. Si fracasa fracasaría la paz, fracasaría la modernización de las instituciones, la internacionalización de la economía, la generación de empleo, Familias en Acción, y no es bueno para Colombia desear eso. Y también es natural que haya distintas visiones entre estadistas, ni siquiera los hermanos gemelos opinan igual, esa fue una ilusión pasajera de suponer que el presidente Santos iba a ser un clon del expresidente Uribe.
Posible reelección
¿Sería conveniente para el país la posible reelección del presidente Santos?
Es nuestra obligación como partido de gobierno. Como codirector del partido de la U, con una constitución reeleccionista gracias a Uribe... cuando eso ocurre no se puede dudar que, por ejemplo, un demócrata en los Estados Unidos quiera la reelección de Obama. Nuestra obligación es cumplir, les estamos cumpliendo a los colombianos, y si merecemos su apoyo les vamos a proponer que elijan a nuestro candidato presidente, que naturalmente sería Santos, salvo que él no quiera.
Pero se ha hablado de la intención de Santos de revitalizar el Partido Liberal, y quedar como su salvador…Eso ya se lo ganó, ya lo salvó. Recuerde que quedó de último en las elecciones pasadas, de quinto, y el presidente Santos, que es por supuesto del partido de la U y que derrotó al Partido Liberal, de manera muy visionaria, democrática y estratégica recogió a los perdedores y los salvó, y hoy hacen parte de la Unidad Nacional, algo muy positivo para la gobernabilidad.
¿Para una eventual reelección, le apostarían a la misma fórmula vicepresidencial?
No hay ninguna posibilidad de que el partido de la U, que avaló al vicepresidente Angelino Garzón, pudiera repetir, porque aunque él es un luchador popular valioso y un hombre con muchos amigos, tiene evidentes contradicciones públicas que son impertinentes e inútiles para el gobierno. Es fácil decir que hay que duplicar el salario mínimo o que hay que pensionar a la gente a cualquier edad, o que hay que tener escuelas, universidad y agua gratis… todo eso suena muy bien, pero la diferencia entre un populista y un estadista es que el segundo sabe cómo hacerlo.
¿Le gusta la figura de la vicepresidencia?No me importa cómo se llame. Ser vicepresidente o designado es la misma cosa, la diferencia es que el vicepresidente cuesta mucha plata y el designado es gratis, pero sirven para lo mismo, remplazar al presidente, y hacen lo mismo: nada.
La Unidad Nacional
¿Cree que la Unidad Nacional va a resistir sin fraccionamientos, pese a todo lo que la amenaza?
Póngale la firma. La Unidad Nacional y todos los partidos que en ella están saben que lo que se está haciendo en histórico. Todos ellos le apuestan a la paz, todos entienden lo importante de recuperar la institucionalidad, y todos comparten que Juan Manuel Santos está haciendo un buen gobierno, que tiene ganas de acertar. La Unidad Nacional se mantendrá, el fraccionamiento dramático está más bien en la oposición, ojalá no sigan atomizándose porque la democracia necesita una oposición sólida.
¿Cómo ve al Partido de la U en Caldas?Muy bien, hay dos corrientes, con muy buenos senadores. El senador Lizcano que ha sido una revelación en el debate de temas económicos, y Jaime Alonso Zuluaga también es un gran senador... Él sí que está en un dilema, pero está en el Partido, y es un gran compañero. Aprecio mucho la lealtad y el acompañamiento del senador Zuluaga, porque se ha quedado con nosotros, a pesar de que su primo es el candidato presidencial del Purismo.
A propósito, ¿cómo ve la aspiración de Óscar Iván Zuluaga?
No la veo (risas).
¿Quién le puede salir a Santos en una reelección?
Es bueno que salga alguien, es necesario. El Polo tendrá un candidato que es de estas tierras también, Jorge Enrique Robledo.
La oposición a Santos va a estar, entonces, toda de aquí...Ve, ¡qué cosa tan curiosa! Bueno, que sea un motivo más para visitar Caldas, la oposición al presidente Santos, de los dos extremos, es de aquí. Zuluaga y Robledo, lo subrayo... Angelino Garzón podría renunciar en enero y habilitarse, y podría ser candidato por otro partido. Afortunadamente el partido de la U, que es el mayoritario, tiene al mejor candidato que es el presidente de la República.
Encrucijadas
Su esposa tuvo que salir de la Procuraduría por cuenta de la posible reelección del procurador Ordóñez...
Ella es la única damnificada de este proceso. Allá a todo el mundo lo acusan de que le dan puestos y a mí me los quitaron. En familia tomamos una decisión que nos parecía la más acorde a la ética y a la responsabilidad que tengo ahora, le confieso que no pocas de mis amigas la consideraron una decisión machista, y todavía tengo polémica en mi casa. Ella tuvo la generosidad de renunciar al cargo.
Hay magistrados de la Corte que tienen esa misma encrucijada...
Pues parece que no están en esa encrucijada (risas). En honor a la verdad, eso es para quien elige y en estricto sentido ellos no eligen sino que postulan. Pero eso lo resolverán los abogados.
Café
"La crisis del café no ha sido suficientemente atendida por el Gobierno Nacional. Hay que dejar muy claro que el país no gira alrededor de las Farc, que con proceso o sin proceso hay que seguir gobernando... el Ministerio de Agricultura está haciendo un esfuerzo insuficiente. Hay un descuido de los sectores agrícolas tradicionales, empezando por el café, que fue la madre de todos nosotros. Ahora, que están los recursos, porque hay $6 billones que no se han ejecutado, es la hora de inyectarle al café. Si le van a dar la mano al café, es ahora".
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