Efe| LA PATRIA | BOGOTÁ
A pesar de haber pertenecido a la guerrilla del M-19, Gustavo Petro prefiere que lo llamen revolucionario a guerrillero, porque liderando revoluciones es como se ha sentido cómodo y la de llevar a la izquierda a la Presidencia de Colombia es la que enarbola en estas elecciones.
Es la tercera vez que lo intenta y la segunda en la que llega a segunda vuelta compitiendo con su rival, Rodolfo Hernández, en una puja que se prevé ajustada.
Nació el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro (Córdoba), tiene 62 años. Creció y estudió en Zipaquirá (Cundinamarca). Es el mayor de tres hermanos, de familia de clase media, con padre costeño y madre del interior.
Es tímido, callado y ufano en lo personal. Lo describen como un gran orador y cómodo cuando sube al escenario de las plazas públicas donde encandila a sus oyentes con frases grandilocuentes y discursos cautivadores.
Sus pasos por la guerrilla
"Una vida, muchas vidas", la autobiografía que publicó pocos meses antes de la campaña, cuenta que siempre se ha sentido fuera de lugar, solitario, y también la arrogancia con la que se ha sobrepuesto a situaciones de su vida.
En el colegio La Salle de Zipaquirá contestaba a los curas con altanería y allá comenzó su militancia leyendo a intelectuales marxistas. En 1978, con 18 años, entró a la guerrilla del M-19, donde hizo sobre todo labores de enlace urbano y no tanto de lucha armada, hasta su desarme en 1990.
De esos 12 años que estuvo en las filas del "eme" bajo el nombre de 'Aureliano', tres los pasó en la clandestinidad y otros dos en prisión. Lo capturaron en 1985 en Bolívar 83, barrio popular de Zipaquirá que ayudó a fundar. La toma del Palacio de Justicia, uno de los episodios más oscuros del M-19, dice que lo pilló en la cárcel.
Como congresista
Al Petro que en 2022 quiere ser "su presidente", como proclama, lejos le quedan ya esos años y seguramente le pese más su etapa de congresista. Asegura que nunca se sintió cómodo con las armas, pero sí con las palabras con las que se defendía en la Cámara de Representantes y en el Senado.
Allá se volvió un congresista brillante, como lo califican algunos, y ganó popularidad a principios de los años 2000 por sus denuncias de nexos entre políticos y paramilitares, volviéndose también un dolor de cabeza para su némesis, el expresidente Álvaro Uribe, y consiguiendo el enjuiciamiento de varias personas.
La primera amenaza que recibió Petro, de otras que vinieron después y que lo tienen con uno de los dispositivos de seguridad más fuertes de Colombia, fue en 1994 y que lo obligó a exiliarse en Bélgica.
Cuenta de su paso por Bruselas, alejado de todos, y con episodios depresivos de los que se sobrepuso estudiando una especialización en Medioambiente en la Universidad de Lovaina, que sumó al grado en Economía en la Universidad Externado de Colombia, cuando militaba en el M-19.
Vaivenes en la alcaldía
En el 2011 fue elegido alcalde de Bogotá por el movimiento Progresistas. Quienes trabajaron con él dicen que no es fácil de tratar, que no es muy dado a trabajar en equipo y que toma las decisiones solo. Eso provocó numerosas renuncias y el cambio de más de medio centenar de altos directivos en sus cuatro años de gestión.
La Procuraduría lo destituyó por sus decisiones en la gestión de la recolección de basuras en Bogotá, pero más tarde la Corte Interamericana de Derechos Humanos revocó esta decisión.
Petro, casado y padre de seis hijos con diferentes mujeres, llega ahora como candidato junto a unos compañeros de campaña pragmáticos y polémicos como los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, que han pasado por distintos partidos políticos.
En el 2010, en su primer intento con el Polo Democrático, Petro sacó 1,3 millones de votos y en el 2018 se quedó, con más de 8 millones, a un paso de llegar a la Casa Nariño, vencido por el actual presidente, Iván Duque. Ahora, tras dejar atrás algunas de las ideas de izquierda más radicales y con fuerzas más tradicionales apoyándolo -las que siempre ha criticado por su corrupción y clientelismo- espera que la tercera sea la vencida.
Su fórmula vicepresidencial
Foto|Efe|LA PATRIA
Francia Elena Márquez nació en la vereda Yolombó, de Suárez (Cauca), el 1 de diciembre de 1981, tiene 40 años. Es líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista. Abogada, de la Universidad Santiago de Cali. Cursa una especialización en Escrituras Creativas en ICESI.
Fue consultora del proyecto Construcción para la Prevención y el Autocuidado de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, presidenta del Comité Nacional de Paz Reconciliación y Convivencia.
Recibió el premio Goldman Environmental por su labor ambiental, integró el Top 100 de mujeres influyentes en el mundo, Defensora del Año por liderar La Marcha de los Turbantes. Realizó el primer Encuentro de Mujeres Afrodiaspóricas por el cuidado de la vida y los territorios ancestrasles y con la Asociación de Mujeres Afrodescendientes de Yolombó organizaron la Movilización de Mujeres Negras, en un recorrido hasta Bogotá para demandar garantías a sus derechos. Apoyó la caracterización de las afectaciones territoriales que sufrió el Consejo Comunitario de La Toma (Cauca) en el conflicto armado, y luego la demanda de restitución de derechos territoriales.
Fue candidata a la Cámara de Representantes por las Comunidades Afrodescendientes, avalada por el Partido Consejo Comunitario Yurumanguí. Aspiró en marzo a ser candidata presidencial por el Pacto Histórico, pero fue vencida por Petro.
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