JUAN CARLOS LAYTON
LAPATRIA | MANIZALES
A un mes y una semana del paro nacional, los dirigentes políticos evalúan cuáles han sido sus aportes, culpas y propuestas en medio de la coyuntura política que atraviesa el país y que requiere cambios.
El presidente de la Cámara de Representantes, Germán Blanco Álvarez, del Partido Conservador, visitó Caldas el fin de semana pasado con el fin de entregar la Orden de la Democracia a la Fundación Hope en Neira y al Ceder en Manizales. Según el funcionario, aquí hay unas necesidades estructurales, por encima de los partidos políticos.
- El país enfrenta otro año complejo, este por efectos del paro, ¿cómo leen esta situación desde el Congreso?
Hay peticiones y necesidades históricas que hacen que las personas se manifiesten, lo que es válido, constitucional y legal, lo lamentablemente es que hay unas minorías que ocasionan hechos de violencia y vandalismo inaceptables, y que obligan a la intervención del Estado. Desde el Congreso de la República hacemos un llamado a que las mesas entreguen pronto resultados, que con el diálogo y la concertación se normalice la vida de los colombianos.
- ¿Qué tanta grandeza o inteligencia ha faltado en esa mesa de diálogo de parte y parte?
El Estado ha querido concertar excesivamente con los coordinadores del paro, y no lo veo mal. Más bien a los coordinadores del paro les ha faltado lograr el acuerdo necesario. Esos son espacios de concertación, no implican imponer, sino tratar de llegar a puntos intermedios para que con reglas fiscales adecuadas y los recursos posibles se cubran las solicitudes que se acepten. También se requiere que la sociedad civil que está en el Comité del Paro normalice las situaciones sociales que hoy tienen en un caos absoluto a distintos sectores del territorio nacional.
- ¿No cree que le ha faltado al Gobierno mayor autoridad o capacidad de concertación?
No creo que sea falta de autoridad o concertación. El Gobierno ha tenido la mayor precaución de buscar espacios de acuerdo para el levantamiento del paro, pero lamentablemente ha pasado el tiempo y no vemos resultados óptimos que es lo que esperamos. Por esa razón necesitamos celeridad en esas mesas de diálogo, que no se paren hasta encontrar puntos intermedios que permitan el levantamiento. De lo contrario seguiremos supeditados a medidas de hecho.
- Ya se tumbaron las reforma tributaria y de salud, y se han adoptado otras medidas de gratuidad en la educación ¿Qué más falta, porque algunos se quejan de que esto ya parece una lista de mercado?
No queremos pensar que se trate de un círculo vicioso y de exigencias inalcanzables. Es tan responsable el Gobierno de conocer el presupuesto y los huecos fiscales, como la misma sociedad civil que está en las mesas de diálogo. También tienen la obligación de saber hasta dónde pueden llegar en sus exigencias, porque este no es un costal sin fondo.
- Fue desacertado imponer tantos tributos nuevos ¿no se pecó en esto, le faltó inteligencia al Gobierno?
Las manifestaciones no se inician con la reforma tributaria, sino que son un acumulado en el tiempo, que viene desde los gobiernos anteriores y que era inevitable que este u otro Gobierno los tuviera que asumir. Se congelan, producto de la pandemia y del encerramiento de la población, de marzo del 2020.
- Pero sí fue el detonante...
Cualquier reforma, si no es debidamente concertada y conciliada con todos los actores, fracasa. Además, ninguna reforma puede tocar la canasta familiar o los servicios públicos, ni financiarse con las clases menos favorecidas. Por eso se logró su retiro, igual que la de salud, que tenía unas benevolencias especiales, pero que no fueron entendidas de esa forma, y por eso también se hundió. Se pidió el retiro del ministro de Hacienda, quien da un paso al costado. Habrá muchas otras exigencias, pero esto no puede volverse un pliego de peticiones interminables ni los solicitantes rayar con esa irrealidad, porque es el pueblo el que está sufriendo.
- En esa poca concertación fue donde el Gobierno se dio el tiro en el pie...
Claro, era obvio que era una respuesta que se les iba a devolver. Por eso se tiene que repensar una reforma, y buscar los recursos con quienes tienen los dineros, ese 1% de colombianos que tiene el mayor capital y que sé que están dispuestos porque lo han manifestado. Lo demás es disminuir el tamaño del Estado y minimizar el gasto.
- ¿Se tiene que volver a presentar una reforma tributaria?
Desde mi óptica es necesario hacerla. El Estado tiene un hueco fiscal muy grande, hoy están desfinanciados la mayoría de programas sociales y para mañana será peor. Pero tendrá que tener unos criterios claros de no tocar las clases favorecidas, no incluir bienes y servicios directos, y buscar la financiación de quienes más tienen y que más pueden tributar. Pero independiente a esa reforma, el Estado va a quedar con unas necesidades económicas profundas, que tendrá que solventar buscando cómo disminuir el gasto.
- Pero con esta coyuntura pocos van a querer decirle sí a otra propuesta...
Si los partidos de oposición quieren gobernar en el futuro, se están equivocando en la medida, porque esto está generando un hueco fiscal más grande, y las manifestaciones van a ser dos veces más grandes en el futuro cercano, si llegan a tener el poder. Si son los partidos de centro derecha los que se oponen, eso va impedir solventar unas necesidades básicas y del presupuesto general en mejores condiciones.
- ¿Cuál es la responsabilidad política en este paro, porque hoy muchos han querido salvar responsabilidades?
La clase política tampoco estuvo inmersa en la construcción de la reforma tributaria. Los partidos políticos no pueden asumir la responsabilidad que no tuvieron, porque no la construyeron. Entendemos que hoy el Gobierno hace un esfuerzo para construir con los partidos y otros sectores de la institucionalidad, que garantice en principio una sana y tranquila discusión, no necesariamente un éxito en particular. La grandeza del Estado y sus dirigentes es hacer un reconocimiento, y aceptar la concertación, el diálogo y la discusión necesaria que permitan esos cambios.
¿Qué han hecho ustedes para contribuir a ese diálogo?
Desde la Cámara hemos escuchado multiplicidad de actores de la sociedad civil y de la institucionalidad. También nos involucramos en la problemática y convertimos la Cámara en una audiencia pública permanente y dejamos de sesionar proyectos de Ley, como un granito de arena en el que participan todos, pero también es cierto que esta no es una responsabilidad exclusiva del Estado, y de quienes los representamos en los distintos poderes, es de todos, donde también se involucran los manifestantes y distintos comités.
-Pero falta más representación...
Es cierto. Es importante resaltar que hay un porcentaje de colombianos que no están en las manifestaciones, que no están en la institucionalidad, que permanecen observadores y están ajenos y sería muy importante también su participación decidida en la construcción del aporte y las ideas.
- Este espacio también lo aprovecharon muchos dirigentes y expresidentes para hacer política cuestionando al Gobierno. Como dicen popularmente ¿se está aprovechando el barranquito?
Lo peor que nos puede pasar es dividir desde el punto de vista político y electoral porque cualquiera que sea el gobernante que tenga Colombia en el futuro cercano va a vivir las consecuencias. Se trata de unir esfuerzos para dirigir el Estado, a quien le corresponda, de la mejor forma. Obviamente los partidos pueden tomar partido, y hay algunos que se manifiestan en oposición y están en las manifestaciones, pero no son los protagonistas reales. Aquí hay unas necesidades estructurales, por encima de los partidos políticos, que no pueden buscar ese aprovechamiento electoral.
- ¿Todos hablan de las exigencias y cambios, pero cuando les toca a ellos se frenan. En el caso del Congreso faltó un poco reconocer esa opción que tenían de reducirse salarios y beneficios?
No han sido exitosas esas propuestas de modificaciones en los grandes cargos del Estado, porque no es exclusivo del legislativo. Recuerde que el salario de los congresistas supedita a los magistrados de las altas cortes, ministros y funcionarios de muy alto Gobierno. Pero en consonancia con eso, varios parlamentarios, entre ellos Félix Chica, del Partido Conservador, y yo, presentamos un proyecto de Ley para congelar los salarios por 10 años de los congresistas.
¿Se necesita otra constituyente, como en Chile?
No creo que sea una salida. Aquí hay una constitución por muchos años. Lo que tal vez ha pasado es que hemos maquillado demasiado una constitución tan joven y con una cantidad de reformas. Lo que se necesita es que el Estado lo ponga en práctica debidamente, actuar con responsabilidad institucional y que la sociedad civil también la reconozca.
¿Y una conmoción interior?
No soy partidario. Creo que el Estado no debe llegar hasta esas autofacultades que pueden generar problemas más grandes en la sociedad civil. El primer control es el diálogo permanente, el país entero está esperando resultados de esas mesas de diálogo y no solo exclusivamente de la institucionalidad representada en el Estado, sino también de los sectores civiles que están representados en el paro.
¿Se falló al prohibir inicialmente el acceso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?
Soy abogado, docente de Derecho Constitucional y especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, y creo, bajo mi conocimiento, que los estados tienen que abrir sus puertas y fronteras a la observancia de instituciones de carácter internacional.
¿Qué es lo bueno y lo malo que ha dejado este paro?
Lo bueno, que el Gobierno siente que necesariamente tiene que haber una concertación, que tiene que ir a los territorios y desde hace varias semanas lo empezó, con los ministros segregados por todo el territorio. Lo negativo, que hayan transcurrido 30 días y que no se hayan logrado los acuerdos que estamos esperando, y que aunque es posible que en este tiempo no se tengan todos los acuerdos, por lo menos sí llegar a acuerdos y levantar los bloqueos y otra serie de medidas que atentan contra el normal funcionamiento del Estado y la transitabilidad de la población.
Frase
"El que nada esconde nada teme, es el dicho de nuestros padres, y la Comisión Internacional de Derechos Humanos, perfectamente puede estar en el territorio nacional".
Germán Blanco Álvarez, presidente de la Cámara de Representantes.
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