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CALI
A escasas dos semanas de la primera vuelta Presidencial, cinco aspirantes al primer cargo del país arriesgan con propuestas y acciones para captar electores.
Jaime Ernesto Gutiérrez, consultor político internacional y director de la revista InnoPolítica, y Eduardo Llano Camacho, asesor político y socio fundador de Esmental.com, analizaron las estrategias de los candidatos, con las que buscan asegurar su tiquete a la segunda vuelta.
Optó por la estrategia de irse contra las encuestas, denunciando que están siendo manipuladas, dice Eduardo Llano. “Es la vieja técnica de matar al mensajero, porque no le favorecen, ya que no recogen el grueso de la maquinaria, que es donde Vargas Lleras tiene los votos”.
Agrega que también ha recurrido a mostrarse como el candidato que haría cumplir los Acuerdos de Paz. El eslogan que está moviendo en estas semanas es "Hacer, cumplir, avanzar" para jalonar a los que aún creen en el proceso de paz.
Jaime Ernesto Gutiérrez, dice que Vargas Lleras está jugando a no puntear en las encuestas; solo le interesa marcar lo suficiente que, sumado a las estructuras políticas, le permita sumar cuatro millones de votos para pasar a la segunda vuelta, por encima de Petro. “Por eso ha dado bandazos. Al comienzo fue el candidato de la derecha, del orden, de la seguridad, de la estabilidad económica. Después se acercó al santismo, como el vicepresidente de un Gobierno que se ganó el Premio Nobel defendiendo la paz, al que le hizo el trabajo interno de infraestructura. Y ahora se presenta como el candidato del centro, con publicidad que dice No a los extremos, vámonos por la experiencia, por el que sabe gobernar y no tiene fanatismos, tratando de conquistar al centro, porque necesita entre el 12 y el 14% de las encuestas (unos 2 millones 300 mil votos de los 18 millones de votantes esperados) y si las estructuras políticas que lo apoyan no le fallan, son capaces de endosarle de 2 millones 500 mil a 2 millones 700 mil votos, con lo que aseguraría su paso a segunda vuelta.
Está haciendo un esfuerzo tremendo por moderarse ante un público y volverse radical ante otro, opina Eduardo Llano. En debate se presenta más institucional, hablando despacio, tratando de dar una imagen aplomada, bien vestido, sin propuestas descabelladas. Y en la plaza pública habla, a la gente más radical, de comprar tierras, una incitación a la ultraizquierda que pide lucha de clases y debate a la propiedad de la tierra y a la desigualdad. Pero su radicalidad espanta al de centro que podría estar interesado en votar por él, resume Llano.
Agrega que a Petro le hace mucho daño lo que pasa con Venezuela. El fenómeno migratorio que tiene inundado de venezolanos el país le pega fuerte y lo han utilizado Vargas Lleras y Duque para decir, "ojo, nos vamos a convertir en Venezuela".
Jaime Ernesto Gutiérrez dice que Petro busca llegar a un público al que los otros candidatos no les es fácil acceder, y polarizar entre los que históricamente han tenido y los que no; los que han tenido el poder político y los que nunca lo han detentado; entre jóvenes que quieren un gobierno que les vende ideas diferentes y soñadoras, como reemplazar la energía fósil por carros eléctricos, pero que en la realidad y el pragmatismo político son imposibles. “Petro ha echado mano de propuestas extremas, atractivas para el nuevo votante entre 18 y 22 años, el universitario, el trabajador de salario mínimo, la idea de quitarle al que tiene para darle al que no tiene enamora a los humildes, pero es inviable. Polarizar el discurso le ha funcionado muy bien, pese a la nefasta administración que hizo en Bogotá”, remata Gutiérrez.
Candidato que nunca despegó. Le ha pesado mucho el costal del proceso de paz de La Habana, que lejos de ser un impulsor ha sido un lastre. Trata de hacer un llamado desesperado para que los que votaron por el Sí en el plebiscito lo acompañen, pero muchos hoy no están de acuerdo.
Para Jaime Ernesto Gutiérrez, “decir que a Santrich hay que juzgarlo en Colombia o que el proceso está muriendo porque investigan a Márquez es un tema impopular que le va a pasar factura. Ver que supuestamente las Farc siguen en narcotráfico y no han dicho la verdad, y su acceso a la política sin pagar un día de sanción, sin haber reparado a las víctimas ni haber aclarado cuánto dinero aportaron para ello, y ahora que la DEA empezó a destapar cartas ocultas de sus cabecillas, causó indignación a las víctimas y al ciudadano común”.
Eduardo Llano sentencia que de la Calle ya está entregado a su suerte. "Su última estrategia de salir a defender el Acuerdo de Paz a capa y espada es un intento desesperado por salvar su obra de vida. Pierde muchos votantes con su posición frente a lo de Santrich. De la Calle ya sabe que no va a ser presidente y para él los votos ya no son importantes, porque la historia no lo va a recordar por su votación, que será de unos 500 mil votos o menos, sino que le interesa es que el Acuerdo se materialice y se defienda para pasar a la historia como el hombre que hizo esa negociación".
Eduardo Llano señala que si esta campaña se basó en que Duque se pareciera a Uribe, ahora hay una creciente intención de mostrarlo desmarcado del expresidente. Así se vio al distanciarse de salidas polémicas de Uribe. “La estrategia es poner a jugar a Duque como el policía bueno, y a Uribe como el policía malo. Es calculado que Uribe quede como el malo de la película, el básico, lo cual tiene público al que le gusta, y que Duque quede como el deber ser, el conciliador, y así abarcar el mayor espectro de la derecha: la ultraderecha, la moderada y la de centro”, comenta Llano.
Para Jaime Ernesto Gutiérrez, como Duque tiene una ventaja considerable –cuando un candidato lleva más de 10 puntos al segundo en las encuestas es porque ronda los dos millones de votos de diferencia– es al que menos le importa entrar en una estrategia de choque, porque es el que más tiene que perder. Por ello aprovecha los ataques o contrapreguntas en los debates, porque le dan un recurso valioso, que es más tiempo para exponer sus ideas y eso le ha ayudado porque siempre queda en la percepción del elector.
“Su estrategia es no entrar en conflicto con nadie, ni siquiera en redes sociales, evitar que lo asocien con los defectos de Uribe, pero procurar que lo relacionen con las virtudes del expresidente”. Y no ha entrado en peleas dentro del Centro Democrático, va para adelante siempre con una campaña propositiva y por eso se mantiene en alrededor del 40% de aceptación.
Llano destaca que también han puesto a Duque a jugar fútbol, a cantar vallenato, a tocar guitarra, a declarar poemas, mostrar que habla perfecto inglés. “Están mostrando todos los atributos que lo proyectan como el hombre orquesta”.
Jaime Ernesto Gutiérrez lo define como “el candidato espuma cervecera”, que sube cuando se sirve, pero luego se absorbe: empezó punteando, y rápido por una fuerza en redes sociales, pero eso no representa el éxito electoral. “Fajardo es para un público joven, capaz de ser influenciador por medios digitales, pero cuando es necesario hacer las propuestas prácticas, elementos claros de desarrollo de sociedad, de conocimiento del Estado y de programas gubernamentales serios, no es capaz de repuntar y de ganarse a un público que no es el joven y comienza a bajar”.
El público de mediana edad ve a un candidato que en palabras dice mucho, pero en concreto dice poco. Eso, aunado a las alianzas con sectores que no son de centro, como Jorge Robledo, exponente de la izquierda preparada y argumentativa de este país, e incluso con posturas reaccionarias que generan gran polarización, como la de Claudia López, lo han frenado en su aspiración presidencial; lejos de aportarle, le han mermado. Eso hace que mucha gente comience a verlo como un candidato de centro izquierda, lo que lo aleja de quienes podían ver en él una tercera vía de centro.
Eduardo Llano ve a Fajardo en un limbo. “No tiene capacidad de respuesta, contrario a otros candidatos que han tenido muchas estrategias en las últimas semanas, a él se le perdieron los papeles hace rato, el Grupo Empresarial Antioqueño le quitó el apoyo y ahora se está jugando la carta con Duque. Al perder financiación, no tiene cómo pautar y no se ve fuerte en los comerciales. No ha logrado conectar con mucha gente, sus propuestas de educación y anticorrupción no conectan con el votante, su campaña ya está decaída, casi que de salida, lo que intentan es hacer un papel decoroso”.
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