LA PATRIA | MANIZALES
Alejandro Gaviria Uribe, exministro de Salud y exrector de la Universidad de los Andes, reconoce que le tomó mucho tiempo decidir lanzarse a la política como precandidato presidencial, y que lo movió fue la coyuntura que está viviendo el país. Sostiene que la elección de presidente el año entrante definirá lo que va a pasar en los próximos 20 años en Colombia.
"He reiterado y he sido casi obsesivo de transformar la sociedad. No tenía mucho sentido y no sería coherente si me escondía en la universidad. Percibí una continuidad entre lo que estaba diciendo como rector y lo que significa esta campaña en un momento difícil para el país. Ahí fue el clic y aquí estamos en campaña".
Gaviria Uribe estuvo ayer en Manizales con el ánimo de llegarle a más gente con sus planteamientos. Concedió una entrevista a LA PATRIA donde habló sobre política y sus ideas de país.
Relaciones
- El expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal, siempre le insistió para que se lanzara como candidato; sin embargo usted anuncia que lo hará por firmas. ¿Cómo es su relación con el liberalismo?
No fue tanto el expresidente Gaviria, fueron los jóvenes liberales los que me insistieron desde comienzo de este año. Sectores académicos también estuvieron detrás insistiendo. No voy a rechazar las juventudes liberales, sin problema puedo tener adhesiones de algunos representantes a la Cámara y senadores, pero esta es una candidatura que no tiene dueño, es independiente y por eso vamos por firmas. Ni Gaviria ni nadie del Partido Liberal participa en los cuadros de la campaña. Quiero que la candidatura sirva para un fortalecimiento de las adhesiones y si el Partido Liberal quiere estar aquí bajo unas bases programáticas sólidas, sin arreglos burocráticos, podrá hacerlo.
- Hay tantos precandidatos a la Presidencia que se podría hacer un álbum, y por eso hay que llegar a coaliciones, ¿con quién ve más afinidad de llegar a un acuerdo?
Tengo tres objetivos: las firmas, posicionamiento y trabajar en una consulta interpartidista del centro, unir al centro político. La opción más obvia es la Coalición de la Esperanza, pero tenemos todavía conversaciones muy incipientes, con cuestionamientos y dudas. Esa podría ser una opción, pero como no hay todavía una certeza absoluta sobre lo que va a pasar con el Nuevo Liberalismo, hay conversaciones de tener otra opción, pero la más natural sigue siendo la Coalición de la Esperanza.
- Con Ángela María Robledo, que trabajó con Petro y estuvo en la Coalición de la Esperanza, pero se apartó, usted tuvo conversaciones la semana pasada, ¿ve allí también alguna opción?
Con ella tenemos una agenda programática en común en temas como la agenda feminista. Quedamos de reunirnos de nuevo la semana entrante, nos parece importante seguir generando hechos políticos que nos lleven, ojalá pronto, a unir el centro político, que no llegará unido a la primera vuelta porque hay tres candidatos de centro, y sería terrible que pase lo del 2018. La única ruta de la victoria es estar unidos. Hay que tratar de apelar al sentido común y a la grandeza de espíritu, entender el momento político que está viviendo Colombia, tener la legitimidad parar llevar a cabo una agenda de reformas y eso lo veo en el centro, no lo veo ni en un extremo político ni en el otro. De allí la importancia para ganar la elección.
Sus temas
- Como ministro de Salud dijo que no le gustaba mucho una gran reforma, sino más bien ir arreglando temas, ¿sigue con esta idea?
Lo llamaba resquicios de posibilismo, o sea encontrar un problema, resolverlo y seguir con el otro. Para el país esa visión, un poco incrementalista, genera un consenso, entiende perfectamente el problema y se podría aplicar, pero también tengo que ser realista. Después de la pandemia y con lo que estamos viviendo, el país necesita una actualización del contrato social, y tal vez ese método se puede aplicar en algunos casos, pero en otros no. Se necesitan reformas de más largo alcance, que tal vez vienen juntas. Lo mismo para temas tan complejos como la transformación productiva y el cambio climático.
- ¿Cuáles son los temas en los que el país debe avanzar rápido?
Las reformas pensional, tributaria, rural integral; toda la transformación productiva y lo que ello implica, una política fuerte de adaptación y mitigación del cambio climático.
- Plantea una reforma tributaria progresiva, ¿cómo sería y sí es el momento para aplicarla?
Va a ser un momento difícil, económico y político, pero esa reforma es necesaria, casi imprescindible. La que aprobó el Congreso hace unos días es para aguantar un ratico, las dificultades fiscales están ahí y el país ha venido reclamando desde hace tiempo una reforma que por lo menos durante un tiempo arregle el tema fiscal, que no tengamos que estar en una actualización permanente. Defiendo dos temas polémicos, la necesidad que en un contexto global de mayor desigualdad exista un impuesto a la riqueza, impuestos a los dividendos, creo en los impuestos verdes y sostenibles, y creo que la base tributaria del país tiene que crecer también para llegar al estado de bienestar que nos imaginamos, eso quiere decir que más personas tienen que pagar renta.
Planteamientos de gobierno
- ¿Cómo evalúa lo que ha hecho el Gobierno para implementar el proceso de paz y qué haría usted en adelante?
Las instituciones que crearon los acuerdos de paz para el tema de reconciliación son importantes para el país, tienen que estar allí. La implementación de los acuerdos, sobre todo el punto primero, no ha sido buena. De 130.000 familias cocaleras solo el 6% tiene algún proyecto productivo. Esa implementación en el territorio y la idea de que en la periferia de Colombia tenemos que llevar más oportunidades, que tiene que haber una inserción distinta son temas pendientes en el país. Insistiría en buscar un lenguaje que nos una porque hay mucha resistencia en los acuerdos de paz, e insistiría en la implementación.
- ¿Es amigo de la legalización de las drogas?
He hablado para algunas drogas de un enfoque distinto, como el del tabaco que hace énfasis en la no publicidad, los altos impuestos y las advertencias sanitarias, ese tipo de regulación ha llevado a una disminución del consumo. Qué ha pasado con el cannabis que está prohibido, se ha multiplicado por tres, y no logra disminuir el consumo. Ahora que se está legalizando en varias partes el cannabis, no hablo de cocaína, un enfoque similar a lo que está haciendo Estados Unidos podría tener una ventaja adicional y es que la fuerza pública se dedicaría a hacer lo que toca, inteligencia para combatir las organizaciones criminales y no a decomisarle una dósis mínima a un muchacho de 19 años y a generar conflictos en la comunidad, y más bien hacemos políticas preventivas en el ámbito escolar. También he dicho que meter en la cárcel a los campesinos que cultivan coca no tiene sentido y que en el fondo el problema de estas familias es de exclusión socioeconómica, quizá la única forma de resolver este problema es creando oportunidades y proyectos productivos.
- ¿Cómo plantea la relación con Venezuela?
La comunidad internacional está trabajando para que tenga elecciones libres. Colombia debería observar esas conversaciones con interés y nuestra aproximación hacia Venezuela debería tratar de conjugar algo que parece contradictorio, pero debe ser así, más pragmatismo; canales de comunicación abiertos en algunos temas, incluido el comercio fronterizo que suma entre 2.000 millones y 3.000 millones de dólares y está tomado básicamente por bandas criminales y no puede ser así, y seguir haciendo una defensa de la democracia en todos los escenarios.
Saliendo de pandemia
- Pareciera que estamos terminando la pandemia, las cifras están controladas, ¿qué cree que pasará y qué nos dejó?
Nos dejó muchas enseñanzas, nos mostró mucho más vulnerables socioeconómicamente, nos mostró deficiencias del Estado, bienestar construido un poco de manera desordenada en los últimos 20 años. Quiero creer que nos volvió mejores personas, más sensibles y más solidarios. Creo que el pico que tuvimos entre abril y marzo de este año estuvo relacionado con una variante que ya está más o menos identificada y que es muy parecida genómicamente con la variante Delta, esto es que esta última variante no va a producir un pico como el que se pensó este mes de octubre; el virus está circulando muy poco, aunque cualquier predicción epidemiológica es muy aventurada. Pero creo que hay muchas razones para ser optimistas que la situación epidemiológica va a mejorar. El miércoles me encontré con el ministro de Salud y también parecía optimista en que no vamos a tener otro pico muy grande, que la situación epidemiológica está controlada en buena parte del país. Esto nos lleva a un tema muy interesante y es que el estado de ánimo del país está cambiando y estamos en proceso de recuperación económica. Esto también le favorece al centro político, a una visión que diga que vamos a aprovechar este momento porque el país necesita unirnos en una causa común para salir de la patria boba que nos estamos inventando de un extremo y del otro con peleas innnecesarias.
Política
- La revista Semana publicó que usted es un candidato desinflado, ¿cómo califica eso?
Es un comentario político malaleche. No hay un dato ni una encuesta que lo mida. Dicen que estoy desinflado por lo que dijo Sergio Fajardo la semana pasada y porque los conservadores están convergiendo hacia una candidatura de David Barguil. Incluyó algo que sí me preocupó y me parece una falta de seriedad periodística, y es decir que yo estaba contemplando regresar a la universidad, cosa que no va a pasar. La Univesidad de los Andes no es un premio de consolación para alguien que termine una campaña de una u otra manera, me fui de la Universidad definitivamente.
- ¿Cuántas firmas lleva recogidas y cuánto cuesta este proceso?
Es difícil hacer el conteo porque todavía tenemos un seguimiento que no es perfecto, tenemos gente que nos llama para preguntar dónde envía las firmas. La cuenta a mano alzada es que podríamos tener ya casi 400.000. El presupuesto nuestro es de unos $1.300 millones. Esta campaña se financia con contribuciones de personas naturales, a donde voy tenenos reuniones con empresarios y académicos, gente que tiene un interés por esta campaña.
- ¿A qué renuncia usted para ser presidente?
Renuncié a la vida de la academia que es básicamente tener tiempo para escudriñar la verdad, pero no he renunciado a la pedagogía pública. Aquí estoy como un guerrero feliz, aprendiendo a querer este nuevo oficio, y ahí voy. Sigo creyendo en un optimismo fundamental; que el conocimiento, las ideas, el entendimiento pleno de la realidad tienen que ser eficacez en política. No podemos renunciar con la idea de que por un lado está la academia, por un lado las ideas, por un lado el conocimiento y por un lado la política.
Espiritualidad
- ¿Cómo gobernar un país de creyentes, desde las diferentes religiones, cuando usted es ateo, lo ve como una amenaza para su candidatura?
De entrada podría verse como un problema de naturaleza política, pero creo que hay una oportunidad para el país. Los grupos cristianos y católicos, que hay muchos, deberían ver en mí una candidatura ecuménica, que cree en todas las formas diferentes de habitar el mundo, de pensar en nuestra espiritualidad, de darle sentido a la experiencia humana y que la religión juega un papel fundamental en darnos una guía, y todas tienen cabida. Estoy dispuesto a respetarlas todas, no podemos volver a los debates del Siglo XVX. Lo que nos une es el humanismo y la experiencia humana.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015