Óscar Veiman Mejía
Luis Francisco Arias B.
LA PATRIA | Manizales
Nostálgica de sus cerca de 17 años de vida en Ginebra (Suiza), Aída Avella, líder de la Unión Patriótica y fórmula vicepresidencial de Clara López, del Polo Democrático, dice estar dispuesta a trabajar para aplicar en Colombia varias cosas que funcionan muy bien en Europa con criterios de capitalismo con sentido social.
Su reencuentro con el país fue en noviembre del año pasado, poco después de que su partido recuperó la personería jurídica, aunque ella afirma que nunca se fue. “Siempre estuve conectada con Colombia. Tuve la suerte de vivir en una ciudad muy internacional, y participé en todas las reuniones habidas y por haber, a las que iban obreros, defensores de derechos humanos, ministros, magistrados e indígenas colombianos”, expresa mirando por encima de sus anteojos.
Pese a los años de distancia, Avella asegura que conoce el país más que muchos dirigentes colombianos que siempre han vivido aquí. “Trabajé durante más de 20 años en la oficina de planeación del Ministerio de Educación, y me tocaba viajar permanentemente a todas las regiones de Colombia, muchas veces atravesando ríos, subiendo montañas a pie o en buses en medio de los cerdos y las gallinas”, recuerda esta maestra y psicóloga.
En sus nuevos recorridos recientes ha encontrado realidades que no conocía, y que la han hecho reflexionar acerca de cómo ha retrocedido Colombia, con la desaparición de los molinos en Nariño, por ejemplo. “Me aterra ver este país”, exclama poniéndose las manos en la cabeza.
“Aquí acabaron el trabajo decente, y todo el mundo es vendedor ambulante o tiene algún grado de relación con los dineros mal habidos”. Por eso afirma que las propuestas de su campaña, al lado de Clara López, es recuperar el trabajo decente en el agro y en la pesca, y con ello dignificar a todos los colombianos. “Toda la riqueza de nuestros mares se está desperdiciando o se está regalando. Con una flota pesquera propia se generaría mucho trabajo”.
Un modelo económico diferente
Se inspira en Suiza para afirmar que en Colombia hay que garantizar que todos tengan el mínimo vital, y los que ganen por debajo de eso reciban el complemento del Estado. “Esa es una fórmula extraordinariamente buena, porque se parte del principio de que el trabajo dignifica a la persona, y muy pocas personas se dejan corromper con plata”.
Al comparar los dos países afirma que Colombia es muchísimo más rico que Suiza, y que si no existiera tanta corrupción en nuestro país, “todos podríamos vivir bien”. Para avanzar en la lucha contra ese flagelo, considera que es fundamental rescatar los dineros públicos que van a parar a los bolsillos privados, como en el caso de las notarías.
“En una sola notaría grande de Bogotá, en promedio, se ganan $100 millones diarios, y con ese dinero se están comprando bienes raíces en Europa y Estados Unidos. Nos convertimos en exportadores del capital público. Lo que hay que hacer es que esa plata ingrese al presupuesto nacional para crear la caja nacional de pensiones, para que todos los colombianos que hoy tengan más de 65 años reciban una pensión. Hay que curar las deudas sociales que tenemos”.
Recordó lo dicho por el expresidente Luiz Inacio Lula, de Brasil, quien en un discurso durante su primer gobierno dijo que gobernar un país no es tan difícil, es como manejar una familia: “Hay que darles de comer a cada uno de sus miembros, y si se puede hacerlo en las mismas condiciones”.
De llegar al Gobierno, Avella se propone establecer al lado de Clara López un modelo económico diferente, que apunte a que haya mayor equidad social. Aunque aclara que no está en contra de la inversión extranjera, afirma que es necesario cambiar el esquema de regalías frente a las empresas foráneas que explotan el petróleo, por ejemplo, porque dejan muy poco dinero al país. “Nos pagan por cada pozo solo el 8% de lo que extraen. Aquí pueden venir las multinacionales a explotar nuestras riquezas, pero que paguen lo justo”, asegura.
Destaca el contraste que esto tiene con el crecimiento de la deuda externa de Colombia, que en los años 90 era de 17 mil millones de dólares y actualmente ronda los 90 mil millones de dólares. “Regalamos las regalías, pero nos endeudamos y a tasas altas con la banca internacional. Yo no entiendo a los grandes administradores de este país, que son capaces de hacer esos negocios tan malos”.
Como la explotación minera también genera riesgos ambientales delicados, Avella señala que se establecerían restricciones para esa actividad en los páramos y en las cuencas hidrográficas. “Los santuarios de la naturaleza no se pueden tocar”.
Esperanza en la paz
Aída Avella cree que, pese a todos los problemas del país, no es difícil corregirle el camino. “Lo que ha faltado es voluntad política. Hay que buscar que seamos un país mucho más generoso para todos, y así habrá paz… soy muy optimista frente a la paz”.
Agregó que es necesario acabar ya el conflicto armado. "Que caigan policías y soldados nos duele, porque todos son hijos de nuestros campesinos". Por eso, cree que lo ideal es que haya una tregua entre los actores y que ambos la respeten, para hacer una negociación sin agresiones. "Eso es de mera lógica, que haya un pacto de respeto".
Avella consideró que el mismo presupuesto de la guerra puede usarse para que sea el de la paz, sin sacar gente de las Fuerzas Militares. "Ellos tienen los mejores ingenieros de construcción de puentes, carreteras, e incluso tuvieron un batallón de ferrocarrileros... si un contingente de soldados sale a construir puentes, cambiamos tanques por buldózeres y retroexcavadoras, y en vez de echar bala se construyen carreteras... eso lo agradecerían las esposas de los policías".
Frente a los problemas de delincuencia común cree que más que las medidas represivas hay que apostarle a la educación, buscando que todos los colegios tengan jornada extendida y que se trabaje para que los estudiantes se gradúen bilingües.
De la misma manera, anunció que enfocaría su tarea en el Gobierno en la mejora de las condiciones para las colombianas: "Las mujeres son la mitad de la población y las madres de la otra mitad también son mujeres".
Amenazas y miedos
La líder de la Unión Patriótica afirma que sigue recibiendo amenazas, y que está convencida de que “no son los Rastrojos, ni las Águilas Negras; son los mismos que hicieron el genocidio, y eso es algo que hemos discutido con las autoridades”.
Destacó que su objetivo es borrar las heridas de la guerra. “Yo he llamado a la tolerancia, a la concordia, y a que construyamos el país en paz que todos merecemos... Todo el mundo tiene miedo en Colombia, cuando eso se puede arreglar garantizando que todos tengan un techo, educación, salud y un trabajo digno. No se necesita más”.
¿Malos dirigentes?
Frente a las críticas con respecto a que los dirigentes de la izquierda colombiana son buenos para oponerse, pero malos para gobernar, Avella considera que lo ocurrido con el alcalde Gustavo Petro, de Bogotá, es que le han buscado la caída por atacar los intereses de grupos económicos poderosos que manejaban el aseo en la capital.
“Petro les ahorró a los bogotanos $50 mil millones al año, que se estaban llevando los Ríos Velilla, que son primos de los Nule Velilla, unas familias ejemplares de Colombia defendidas por el Procurador General de la Nación”.
Recordó que tras la salida de Samuel Moreno de la pasada alcaldía llegó Clara López, quien puso orden en la casa y dejó todo funcionando. “Salió con una popularidad del 78%”, expresó.
Parques con escuela
De lo que conoció en Suiza, a Aída Avella le llama mucho la atención el uso de los parques y la ubicación de las escuelas, algo que le gustaría implementar en Colombia.
“Allí cada gran parque tiene una escuela al lado. Ningún colegio tiene un patio interno, los niños se recrean en un área del parque. Si llegamos al poder construiremos parques con escuelas en todo el país”.
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