Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos no pudieron irse a dormir anoche. Al menos, no sin haber hecho sus primeras llamadas a Marta Lucía Ramírez, Clara López y Enrique Peñalosa, para convencerlos de que apoyen sus respectivas aspiraciones en la segunda vuelta de elección presidencial, el próximo 15 de junio.
Conocidos los resultados de la primera votación, los nombres de los candidatos perdedores se han cotizado de una manera que era difícil de prever. Tanto porque es exigua la diferencia entre los aspirantes que definirán el próximo periodo presidencial (de entre el 4% y el 5%), como porque las votaciones con que fueron derrotados son muy llamativas: rondando los dos millones de votos en los casos de las fórmulas del Partido Conservador y del Polo Democrático, y con más del 8% para el candidato de la Alianza Verde.
Así que no hay ninguna tendencia que se perfile como decisiva para inclinar la elección presidencial. Al contrario, todas tienen juego: la izquierda reunida en la llave Clara López – Aída Avella, una porción del conservatismo representada en la fórmula Marta L. Ramírez – Camilo Gómez y el sector independiente de los partidos más tradicionales que encarnan Enrique Peñalosa – Isabel Segovia.
A segunda
Hace cuatro años Juan Manuel Santos también tuvo que ir a una segunda vuelta para acceder a la Presidencia, pero aquella vez pasó en el primer lugar con más del doble de los votos de su perseguidor: Antanas Mockus. Aún con esa amplia diferencia, el hoy primer mandatario se afanó en buscar los apoyos de Rafael Pardo, del Partido Liberal; y de Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, así como invitó a cualquiera otra vertiente que quisiera sumarse a su aspiración. Ahora, con menos votos y pasando en segundo lugar, conseguir aliados será definitivo para que Santos repita en la Casa de Nariño.
El resultado del presidente, una verdadera derrota electoral, puede explicarse en los efectos de los paros de distintos sectores económicos, en la estrategia que él llamó de “guerra sucia”, en la pugna que cazó hace tiempo con Álvaro Uribe y en los repetidos escándalos de corrupción.
Para borrar esos estigmas es que Santos tiene que firmar alianzas. Su carta más segura para jugar será la del proceso de paz con las Farc. A sumarse para garantizar su continuidad invitará a los aspirantes derrotados. De entrada, parece natural que acepten ese llamado el Polo Democrático y el bloque Progresista de la Alianza Verde, aunque no lo haga Peñalosa. No es claro que pasará con Marta Lucía Ramírez, pues aunque ella parece más cercana al uribismo, los congresistas y otros líderes del Partido Conservador ya han expresado su simpatía por Santos.
Aunque ese es el panorama con que empieza este lapso electoral de tres semanas, Ramírez, López y Peñalosa tienen que medir muy bien sus decisiones, pues con ellas se jugarán buena parte de su futuro político y, quizá, el de sus colectividades.
Los tres coincidieron durante la campaña en identificarse como candidatos alejados de las prácticas corruptas y sin interés en empezar peleas partidistas. Ahora tendrán que mostrar si esas banderas pueden recogerlas para ir a apoyar el nombre de Santos o el de Zuluaga, a quienes tanto criticaron, o si las mantienen izadas pese a la intensidad de la disputa política.
Sus diferencias ideológicas y su lejanía política hicieron imposible que se armara una aspiración de tercería que clasificara a una segunda vuelta electoral. Sin embargo, sus votaciones representan, al menos, a un 40% de los ciudadanos que no se identifican ni con la continuidad de Santos ni con el regreso del proyecto uribista en cuerpo de Óscar Iván Zuluaga. Por eso, no es tan claro que sean capaces de endosar los votos a alguno de los aún candidatos a la Presidencia.
Pero de eso se tratarán las próximas jugadas políticas, pues la firma de esas eventuales alianzas resultará tan importante para Santos, como para el candidato del Centro Democrático.
De entrada Zuluaga se ve con menos posibilidades de sumar adhesiones, aunque las intentará, porque su posición no es la más cómoda de cara a la segunda vuelta. Porque si bien el candidato del Centro Democrático es el ganador de la jornada, el 29,27% de los votos que alcanzó también puede interpretarse como una derrota, pues es la primera vez en lo corrido del siglo que una candidatura uribista baja a ese porcentaje (que recogió menos de cuatro millones de votos), comparándola con las que adelantó el propio Álvaro Uribe, en 2002 y 2006, y con la que dejó en endoso a quien creía su sucesor natural, Juan Manuel Santos, en el 2006.
El 15 de junio ese sentimiento uribista volverá al ruedo electoral, para demostrar si puede alcanzar una cuarta victoria presidencial consecutiva o si ya no refleja lo que piensan y quieren la mayoría de colombianos. También para dilucidar eso, las alianzas jugarán papel fundamental.
“Es el zorro de la guerra"
Luego del segundo lugar en la primera vuelta electoral, los principales representes de la Unidad Nacional felicitaron al candidato Óscar Iván Zuluaga, pero aseguraron que este no fue un golpe bajo sino que, por el contrario, es un impulso para los comicios del próximo 15 de junio.
“En 20 días se decidirá si se vuelve al pasado o si se construye sobre escenarios de paz y de reconciliación, que es el presente de este país”, aseguró el exministro Consejero para el Diálogo Social y la Reconciliación, Luis Eduardo Garzón, quien reiteró su respaldo de la candidatura de Santos.
Asimismo, hizo un balance de cómo estuvo el favoritismo político en las regiones y aseguró que en el Caribe y la Costa Atlántica le fue muy bien a la coalición y que incluso en los departamentos en los que Zuluaga salió vencedor, hubo un importante apoyo al presidente-candidato.
“El mapa electoral del país es también una manera de saber que los colombianos quieren la paz, en las zonas donde se ha vivido con mayor el conflicto, ganó Juan Manuel Santos, pero si suman la votación que obtuvieron los otros candidatos como Peñalosa, López y Ramírez, quienes han expresado su deseo de apoyar el proceso de paz, el resultado de hoy es un voto mayoritario a favor de la paz”, argumentó el senador Carlos Galán.
A su turno, el senador Roy Barreras aseguró que el resultado debe servir a los colombianos para entender que la amenaza de la guerra es real con el poder en manos del uribismo.
Barreras calificó al candidato del Centro Democrático como “el zorro de la guerra” a quien el próximo 15 de junio se le dará la batalla por la paz con votos santistas en las urnas.
Las encuestas, cerca de la realidad
Luego de los resultados electorales de ayer, que determinaron una segunda vuelta entre los aspirantes del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, y de la Unidad Nacional, Juan Manuel Santos, las encuestas salieron bien calificadas por los analistas consultados por Colprensa.
Según los datos entregados por la mayoría de las firmas encuestadoras, previo a las elecciones, se daba como un hecho el repunte significativo del candidato del Centro Democrático, que a la postre terminó consolidándose como el gran triunfador de la jornada.
Para el analista político León Valencia, “las encuestas tuvieron un último mensaje que coincide con lo que pasó este domingo (ayer)”. Según explica el especialista, antes del cierre de las campañas daban como ganador a Óscar Iván Zuluaga o en otros casos un empate técnico, hecho que se vio reflejado en los resultados.
“Lo que mostraron las encuestas es que no están muy lejos de la realidad de las votaciones de ayer, lo cual habla muy bien de estas, porque mostraron como en el último tramo se evidencia el repunte de Óscar Iván Zuluaga, a pesar de la sorpresa de la gente”, señaló Valencia.
Por su parte, el politólogo Ancízar Marroquín explicó que las elecciones presidenciales con solo cinco candidatos hacen mucho más sencillo poder acercarse a la opinión de la ciudadanía, lo que lleva a que en la segunda vuelta va a haber mayor precisión.
“Cuando uno hace una encuesta digamos que hay muchos elementos de distracción técnica, razón por la cual en la segunda vuelta no se van a presentar porque allí es A o B”, resaltó el especialista, quien también se refirió al papel que juegan estas firmas en Colombia.
El experto resaltó que actualmente hay una gran cantidad de estas firmas encuestadoras en Colombia, que hacen que se pierda la credibilidad de las personas por cada estudio que se presenta. “Se pierde un poco de contundencia, pero es lo que tenemos para medir las tendencias”, indicó.
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