Simón Gaviria Muñoz


La inflación está disparada, no solo en Colombia sino en el mundo. Según datos de la OIT, la inflación global de marzo estuvo en 9,2%, doblándose en lo que va del año. Bajo este contexto la inflación del país anualizada de 9,23% de abril, va en línea con lo que está ocurriendo globalmente. No se ven sabias las voces empresariales que intentaron frenar los recientes incrementos de tasa del Banco República. Al contrario, a la luz de hoy, se pudo haber empezado antes. Aunque para que sea un brote global de inflación, parte de la solución es extranjera. El Banco no tiene las herramientas para solucionar todo, es como un odontólogo curando dolor de oído. Puede que ayude en algo, pero no soluciona el problema.
Una explicación sencilla de la inflación actual es que el estímulo de pandemia global sobreestimuló la demanda, que se juntó con un choque de alimentos y energía por la guerra de Ucrania. El impulso del gasto público y laxitud monetaria utilizada durante la pandemia eran necesarios. Aunque lo de EEUU fue masivo, el estímulo de Colombia dejó su demanda un poco más robusta que su estado pre-Covid. La guerra nadie sabe cuánto durará, pero en productos agrícolas de corto rendimiento para el tercer trimestre se espera un alivio. En materia de petróleo, la señal de precios llevará a un incremento de producción marginal. Todos estos fenómenos los hemos visto antes.
A lo que no estamos acostumbrados es a que cierres en Shanghái o Hong Kong por brotes de Covid frenen toda la cadena logística global. No se le puede vender a China, ni le pueden vender al mundo. Según cifras de Silk Road Associates, la participación China en bienes de consumo es del 42% a nivel global, pero en varios sectores superan más del 70%. Tras varios meses de cero Covid, finalmente, Omnicron ganó. China hasta ahora empieza a sentir los retos de la pandemia que el occidente superó hace meses. Las tensiones comerciales con EE.UU. ya habían empezado a deshacer los vínculos comerciales, pero la inconsistencia del suministro podría acelerar el proceso de desglobalizacion.
La inflación ocurre cuando la oferta supera la demanda, pero qué hacemos si no hay disponibilidad de carros por 8 meses, ni de computadores por 14. Rehacer las cadenas globales de producción toma tiempo y puede que el resultado signifique productos más costosos. Este es un tipo de inflación de oferta, para el cual los instrumentos de intervención del Banco República no son óptimos. Adicionalmente, las señales de precios que debieron estimular la expansión de oferta local, no se han materializado por la incertidumbre electoral. Los empresarios locales no están expandiendo fábricas, ni tomando crédito agrícola, y muchos menos explorando campos de petróleo. Frente a este panorama, la inflación será más duradera de lo que estamos acostumbrados.
La inflación la analizamos con datos generales, pero al remover la volatilidad del análisis muchas veces se excluyen alimentos y energía. Para no causar más dolor del necesario sería útil entender cómo las cuarentenas globales causaron un trauma en el suministro nacional. Un choque de oferta tan fuerte con desinversión crónica, puede tener varias aristas no evidentes a primera vista. Después de la enfermedad por Covid, nos llega la inflación por la enfermedad.
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