Pbro. Rubén Darío García

La Palabra de Dios, es actual y hoy resalta tres grandes símbolos ilustrativos de la misión de Pedro y de la Iglesia tal como la concibió Jesús: La Roca, las Llaves y la acción de Atar-Desatar.
En tiempos del profeta Isaías (SVIII a.C), en el reino de Judá se vivían vientos de cambio en el poder político: Dijo el Señor a Sobná: “Te tiraré de tu pedestal, te destituiré de tu cargo y llamaré a mi siervo Eliaquín, hijo de Jelcías”. Y el poder pasó de manos de Sobná, corrupto, mal intencionado, a manos de Eliaquín que era justo, recto y fiel a Dios.
Eliaquín recibió la misión de ser autoridad para servir a su pueblo y a su Dios: tenía que ser como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá y manejar sabiamente la Llave de la casa de David: “abrirá y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá”.
Eliaquín es la figura que anuncia tanto a Cristo como a Pedro. Cristo, el Mesías que recibe “todo el poder en el cielo y en la tierra” (Mt28, 19), es ““El Santo, el veráz, el que tiene la llave de David: Si él abre, nadie puede cerrar, si él cierra, nadie puede abrir” (Ap 3,7). Y Pedro tendrá la tarea de conducir la Iglesia de Cristo confirmándola como Una, Santa, Católica y Apostólica.
Cuando Jesús pregunta «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», Pedro responde “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” y Jesús le aclara que esa revelación viene directamente del Padre y, por ese signo, le deposita la autoridad y el poder para representarlo y conducir Su Iglesia: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra-roca- edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará atado en el cielo: Si él abre, nadie puede cerrar, si él cierra, nadie puede abrir”.
Jesús impone también un nuevo nombre -confía una misión- al discípulo que hasta ese momento era Simón y lo llama KEFAS (piedra = Pedro) dando sentido y significado a la figura Papal: cimiento, fundamento, estabilidad. El Papa y los obispos, como sucesores de Pedro, congregan a los creyentes para que permanezcan unidos alrededor de la piedra- Pedro quien, en nombre de Cristo, une a la Iglesia confirmando que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
La facultad de atar-desatar asigna a Pedro poder para ofrecer el perdón de Dios a todo el pueblo de Dios y brindar consuelo, fortaleza e iluminación de su vida con la Palabra. Amonestar y exhortar para que los fieles aprendan a leer su historia a la luz de la Fe mantiene estable la piedra de Cristo, abre la puerta de la casa de Dios, ofrece la alegría del Perdón mediante la confesión y señala la vía de la Salvación.
Es fuerte el fundamento pero, ¿quién es Cristo para nosotros hoy? Cambiemos el sentido mundano de nuestro nombre y oremos con nombre propio por nuestros obispos, débiles como nosotros, pero con la plenitud del Espíritu y la exigente tarea de guiar a la Iglesia.
Isaías 22,19-23; Salmo 137; Romanos 11,33-36; Mateo 16,13-20
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