Pbro. Rubén Darío García


Necesitamos ser pastoreados. Cuando Jesús dice: “Los veo como ovejas sin Pastor” nos está conminando a revisar nuestra vida y preguntarnos si en verdad sabemos y sentimos que Jesús es el Buen pastor.
Para comprender el mensaje de hoy se precisa conocer el ambiente pastoril en el que se movió Jesús. No todos los pastores dan la vida por las ovejas, ni están obligados a hacerlo. Tampoco están obligados a meter ovejas que no son suyas dentro del redil. Más bien son acciones que el pastor debería evitar. Tampoco están obligados aquellos que custodian un rebaño propio. Prima la vida del pastor y él se preocupa por sus ovejas porque de ellas proviene el bienestar para él y para su familia.
Una imagen significativa es la puerta. Por ella entran y salen las ovejas. Y por ella entran y salen los pastores. Hoy, en la Palabra de Dios, la analogía del pastor se aplica a Jesús para enseñarnos quién es Él. Jesucristo es el Pastor que sí da la vida por sus ovejas, no es como un asalariado, que no es pastor porque cuando ve venir al lobo huye y abandona sus ovejas; Jesús manifiesta a sus discípulos: “Tengo otras ovejas que no son de este redil y debo a ellas también anunciar el Reino de Dios”. Jesús no sólo da la vida sino que, Él mismo es la vía o el medio, o la puerta, para entrar en la vida (14,6).
Esta mutua pertenencia: las ovejas que conocen la voz del pastor y el pastor que las conduce y las llama por su nombre, establecen un principio de comunión entre el pastor y las ovejas. En esta unión o comunión deben participar también los paganos.
Los pastores dan seguridad a sus ovejas y las guían para que no tengan miedo y vivan en la verdad.
Con la Palabra de hoy, podemos entender cómo cada uno de nosotros, los bautizados, está llamado a ser otro Cristo dentro del mundo que vivimos: debemos estar dispuestos a dar la vida por los demás y a ser puerta para que los otros entren y tengan seguridad o salgan de sus esclavitudes, enfermedades y puedan sanar sus heridas.
La Iglesia (laicos, sacerdotes, religiosos y obispos) recibe hoy una misión irrenunciable: “Hacer ver a Cristo resucitado” en el mundo; por lo tanto, como bautizados y por la pascua que hemos vivido, debemos ser verdadero testimonio, ser testigos de la fe en un mundo no creyente. Como padres, pastores de sus hijos y de los amigos de sus hijos, a dar la vida por ellos y ser también puerta por donde ellos entren a la felicidad. Configurados con Jesús Buen Pastor, los sacerdotes y obispos practiquen la misericordia del Padre dando la vida por las ovejas y siendo verdadera puerta de entrada y no de rechazo. Los pastores dan seguridad a sus ovejas y las guían para que no tengan miedo y vivan en la verdad.
Hoy, “Día del Buen Pastor”, abracemos a nuestros padres y abuelos, recemos por ellos y felicitemos también a nuestro Obispo, padre y pastor de este su rebaño y a nuestros sacerdotes, ya que ellos están dando la vida por nosotros y son la puerta que nos permite entrar a conocer lo único necesario para alcanzar la vida en abundancia: “La Eucaristía”.
*Director del Departamento de estado laical de la Conferencia Episcopal de Colombia
Hechos de los Apóstoles 4,8-12; Salmo 117; 1 Juan 3,1-2; Juan 10, 11-18
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