Los planes de gobierno de los candidatos presidenciales siempre son un amasijo de elementos diversos: hay propuestas serias y otras incumplibles; hay demagogia y mentiras, pero también líneas de acción y conducta creíbles del futuro gobernante. Estos planes plantean futuros acabados y perfectos, totalmente irrealizables en los cuatro años del presidente. De cumplirse un plan de gobierno surgiría una sociedad perfecta, pero mientras estemos en este planeta esto no sucederá. Para la muestra un botón de la buena dosis de mentira que tienen los planes de gobierno: Iván Duque presentó como candidato un documento llamado “Propuestas para el futuro de Colombia” con 162 puntos, la inmensa mayoría de ellos no cumplidos, pura paja y embuste. Duque no es el único, para atrás todos han sido iguales. Pareciera que las campañas, y los planes de gobierno como parte de estas, obedecieran a un juego de engaño consentido entre el candidato y los posibles votantes: el primero debe prometer lo que la gente quiere escuchar, los segundos muerden el anzuelo que más se acomode a sus temores, angustias y fantasías. Finalmente, cuando el candidato se convierte en gobernante deja atrás sus programas detallados – el de Uribe era de 100 puntos, la mayoría incumplidos, y se concentra en sus dos o tres obsesiones: conocemos muy bien las de Uribe y Santos; Duque en su mediocridad ni obsesiones tuvo.
Sin embargo, a pesar del engaño y juego psicológico de los planes de gobierno, estos nos muestran el talante, la mente y la orientación del candidato. En esta oportunidad, al leer los planes de Petro, Fico y Fajardo, queda clara la orientación de los tres, sus sesgos y lo que se puede esperar de su forma de actuar desde el gobierno. Los planes dejan claro que Petro representa la mirada de la izquierda de hoy, Fico tiene su corazón en la Derecha y Fajardo obedece a una perspectiva socialdemócrata.
Petro titula su plan de gobierno “Colombia: potencia mundial de la vida”, lo que no sorprende teniendo en cuenta la grandilocuencia del candidato. Tiene la virtud su programa de poner un énfasis marcado en situaciones que requieren atención inmediata, como la necesidad de pagar una deuda histórica gigantesca con las mujeres y valorar su enorme aporte a la sociedad; también el tema ambiental es una urgencia sentida en su propuesta y la protección a rajatabla del agua. Pero en asuntos económicos su plan carece de sentido de realidad y el cuidado fiscal parece desaparecer. ¿Puede un gobierno garantizar empleo a todo aquel que lo solicite? Esta es una propuesta irresponsable y populista, cuya ejecución podría ser ruinosa y al final causaría tremendas frustraciones en la gente. Petro ofrece desempleo cero por decreto. A su vez, la idea de ‘patear la mesa’ del sistema de salud para crear otro totalmente nuevo el 8 de agosto es otra irresponsabilidad brutal. Sin duda, el sistema de salud tiene fallas enormes y con frecuencia da un trato injusto y kafkiano a los usuarios. Pero borrar todo de un tajo para migrar a lo 100 % público en la prestación es como volver al televisor en blanco y negro. Las vallas publicitarias de Petro prometen acabar con las EPS y crear un sistema totalmente gratuito. Si lo cumple sería la ruina; si no lo cumple está engañando a sus votantes.
Fico, por más que lo niegue, es el representante de la Derecha tradicional, su plan de gobierno “Colombia: un país en orden y con oportunidades” deja claro que la intervención del Estado en la economía debe ser poca; que la protección ambiental no pude frenar el crecimiento – la trampa de siempre; que la seguridad es una de sus obsesiones reales, y que es menester defender la democracia del populismo de izquierda. Fajardo es el más austero en el título de su plan de gobierno “Este es el momento: Fajardo Presidente”. Su obsesión vital se refleja en que la educación es el primer punto de su plan y presenta un recetario amplio en este frente. Serio y responsable en temas ambientales, así como en temas fiscales; en lo tributario plantea una reforma que por fin genere una estructura progresiva.
También los tres planes tienen un contenido común, lo que hay que decir, lo políticamente correcto para la época. Es tedioso leer estos documentos, y al final del día termina siendo tiempo perdido pues muy poco se vuelve realidad. Pero hay que hacerlo, pues donde menos se piensa, en cualquier párrafo, salta la liebre.
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