Orlando Cadavid


El sarcasmo que da título a esta columna salió una tarde, en un debate parlamentario, del magín del senador, abogado y economista paisa Luis Guillermo Vélez Trujillo, y debió herir en su amor propio al expresidente Carlos Lleras Restrepo porque se menospreciaba a su nieto predilecto, al que siempre miró como su heredero político.
Aún no se apagan los ecos de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y mientras los dos aspirantes en contienda (Iván Duque Márquez y Gustavo Petro Urrego) procuran hacerse a los votos de los eliminados, de cara a la segunda y definitiva ronda, prevista para el 17 de junio, nosotros raspamos la olla con el gran perdedor del último domingo de mayo: el predestinado Germán Vargas Lleras.
La crónica política de la época se abstuvo de suministrar detalles sobre el origen de la satírica frase: “Germán es un Vargas que se cree un Lleras”. En su libro “Memorias de final de siglo”, editado por la Imprenta Nacional de Colombia, en 1998, el exembajador Vélez Trujillo no incluyó el chascarrillo que nos ocupa.
Cifras del desastre electoral vargasllerista del 27 de mayo: Quedó de cuarto en el escrutinio, con un millón cuatrocientos siete mil ochocientos cuarenta sufragios. Lo vapulearon Duque, Petro y Fajardo. Solo superó a De la Calle. Como el viejo refrán sostiene que “la política es dinámica”, no se sabe si abandonará la política o si la política lo abandonará a él. Lo mismo debe estar pensando su inútil “fórmula” vicepresidencial Juan Carlos Pinzón. Se embolataron los anhelados ministerios con los que soñaban, a partir del 7 de agosto, Carlos Fernando Galán, Rodrigo Lara, David Luna, Santiago Pardo, Juan Pablo Córdoba y Jorge Enrique Vélez, quien perdió el año como inopinado líder partidista. Además, los Char de Barranquilla no tendrán presidente en la Casa de Nariño.
El acabose electoral de quien fue considerado entre 1966 y 1970 el primer nieto de la nación -el mismo que correteaba lleno de gozo por salones y pasillos del Palacio Presidencial- sobrevino 40 años después de que su ilustre abuelo fracasó en la búsqueda de su reelección, por cuenta de su copartidario Julio César Turbay Ayala, a través del llamado Consenso de San Carlos. Los Lleras (Alberto y Carlos) y los López (Pumarejo y Michelsen) siempre superaron intelectualmente al hombre del corbatín y del famoso estribillo “evidentemente y de análoga manera”.
Otro personaje que reprobó la tarea el domingo 27 de mayo fue César Caballero, el exdirector del DANE, quien tal vez basándose en los cinco millones de firmas con las que Vargas respaldó su aspiración presidencial, aseguró en sus encuestas preelectorales que este pasaría a segunda vuelta. No sucedió así.
El periodista Rodrigo Pareja escribió antes de las elecciones: “Cada día se encuentran más y más desprestigiadas las encuestas, y para nadie es un secreto que tras ellas se esconden toda clase de intereses políticos y económicos, por lo que su manipulación resulta incontrovertible.
Pero de ahí a afirmar que 30 o 36 encuestas realizadas por las principales firmas del país, a razón de cinco o seis por cada una de ellas desde hace meses, estén erradas, es cuando menos un atrevimiento.
El párrafo anterior, para señalar que en esas treinta o treinta y seis muestras de Yanhass, Guarumo, Centro Nacional de Consultoría, Invamer Gallup, Datexco y Cifras y Conceptos, Germán Vargas no sobrepasaba el diez o doce por ciento de intención de voto”.
La apostilla: Muy oportuno el revivido aviso que puso a circular por las redes sociales, tras la debacle del desteñido trapo rojo, la periodista María Teresa Herrán: “El Partido Liberal ha muerto. Velación: Funeraria Gaviria”.
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