Orlando Cadavid


Acaba de hacer su arribo a sus cien años de vida el ingeniero civil caldense Gustavo Robledo Isaza, que jamás ha conjugado verbos tan corrientes como jubilarse, descansar o vacacionar.
Antes de partir de este mundo terrenal, el notable dirigente caldense Mario Calderón Rivera publicó en la magnífica biografía del doctor Robledo Isaza, titulada “El Hacedor de Imposibles”, esta presentación: “Transparencia sería la palabra para definir a Gustavo Robledo Isaza. Porque ese es el rasgo que marca toda su trayectoria vital. Y porque sólo desde la transparencia se puede irradiar la imagen que este gran ciudadano –en el más puro sentido de la tradición de Roma– irradia sobre cada uno de sus actos, pero también sobre cada una de sus posturas visionarias. Desde su tranquila sabiduría ha desafiado infinitas veces el escepticismo del medio. Pero la persistencia ha sido también un rasgo esencial de su carácter.
Por eso, cada una de las utopías que construyó en contravía de todos los paradigmas del conformismo, terminó siendo una evidencia. «Tener razón a destiempo» fue –según algún olvidado pensador– uno de los signos trágicos de quienes sólo alcanzaron a vivir para que sus sueños se vieran destrozados sin clemencia por miembros de su propia generación. Sin embargo, la juventud de Gustavo Robledo Isaza ha durado tanto, que le ha sobrado tiempo para que se le otorgue la razón a todos sus desatinos. Porque si los sueños individuales pueden ser ignorados por la indiferencia de quienes detectan el poder, la memoria colectiva se encargará siempre de no permitir que sean definitivamente sepultados.
«Nuestra mayor enfermedad es la incapacidad para pensar por nuestra cuenta… es hacerlo todo solamente como dicen los libros». En esas expresiones, contenidas en el reportaje autobiográfico de Carlos Augusto Jaramillo Parra, se refleja a plenitud el talante de Gustavo Robledo Isaza. Nadie como él tiene el rigor matemático del ingeniero. Pero nadie como él tiene el sexto sentido qué movió a los presocráticos –aun corriendo el riesgo de pasar por delirantes– para anticiparse 2.500 años a los desarrollos de la ciencia moderna.
Menos mal que Gustavo Robledo Isaza no tuvo que esperar, como los filósofos antiguos, a que siglos de historia reivindicaran la lógica elemental con que la naturaleza sabe retar la imaginación del hombre. Como lo ha demostrado este gran ‘hacedor de imposibles’ con el Aeropuerto de Palestina, con el Puerto de Tribugá, con las aguas termales, con miles de kilómetros de carretera. Pero, sobre todo, con su capacidad para romper escepticismos y para generar paradigmas”.
NOTA: La segunda y última entrega de este Contraplano será publicada el domingo 2 de mayo de 2021)
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015