El 15 de agosto próximo se cumplirá el trigésimo segundo aniversario de la muerte repentina en Medellín de Roberto Cadavid Misas (Argos), y todavía nos sigue haciendo mucha falta.
A pedido de algunos lectores, rescatamos una de las tantas columnas dedicadas por nosotros en las últimas décadas al autor de las “Gazaperas”, de “El Espectador”.
Un inspirado publicista concibió esta afortunada frase antes de la Navidad, y los libreros hicieron su agosto en la dilatada verbena decembrina: “Obsequia un libro. Es un regalo que se abre y se cierra muchas veces”. Los libros del inolvidable crítico gramatical Roberto Cadavid Misas, Argos, figuran entre los más vendidos después de su fallecimiento.
Su obra es apreciada, respetada y apetecida en los doce meses de cada año por lectores de todas las edades, porque instruye, deleita y enseña a cometer menos errores al hablar y al escribir.
Uno de los mejores libros de Argos para las gratificantes lecturas de Navidad y Año Nuevo son sus refranes y dichos, de los que intentaremos ofrecer una muestra gratis. Para comenzar, recuperamos de la nutrida miscelánea del guasón de Andes sus simpáticas siglas y sus divertidos acrónimos:
UMO: Unión de maridos oprimidos. ACPM: Arroz, carne y plátano maduro. NUC: Nindo uno, calajo (Lindo uno, carajo), frase de una madre a su hijito. GADEJO: Ganas de joder. MUDA: Mantecas unidas de Antioquia.
Según Argos, no es lo mismo Santo Tomás de Aquino que Aquí no más nos lo tomamos. Abigarrado que Agarrado de una viga. California que fornicar en Cali. Catalina de Médicis que Qué me decís, Catalina. La carrera Carabobo que un bobo a la carrera. El Padre Toro que el toro padre. El sarampión que el peón de Sara. Una mujer embarazada que una mujer asada en vara. Pantaleón Cortés que cortes para los pantalones.
El padre de la irrepetible “Gazapera” nos legó, además, esta rica selección de hipocorísticos: Benedo es Benedicto; Berna, Bernardo; Caliche, Carlos; Carola, Carolina; Colás, Nicolás; Concha, Concepción; Chaba o Chabela, Isabel; Chepe, José María; Chila, Cecilia; Chucho, Jesús; Gelo, Angel; Gencho, Eugenio; Guillo o Memo, Guillermo; Joaco, Joaquín; Juancho, Juan; Lola,  Dolores; Lucho, Luis; Manolo, Manuel; Márgara, Margarita; Marucha, María; Mercha, Mercedes; Merejo,  Hermenegildo; Mingo, Domingo; Miro, Argemiro; Nacho, Ignacio; Nando, Hernando; Nino, Bernardino; Pacho, Francisco; Perucho, Pedro; Pipe, Felipe; Polo, Apolinar o Hipólito; Quique, Enrique; Rafa, Rafael; Riche, Ricardo; Rober, Roberto; Sola, Soledad; Susa, María Jesús; Talao, Estanislao; Teban, Esteban, y Toño, pues,Antonio.
Tres nombres propios como eufemismos: Cayetano equivale a callado, Leocadio vale por loco, y Robustiana significa robusta o muy gorda.
Frases con nombres propios de personas: Ño Raimundo y todo el mundo. Y el resto pa’ don Ernesto. Y tal y Pascual. Nicolás ni dejás colar. El día de San Blando que no tiene cuando. Yo me llamo Juan Orozco, cuando como, no conozco. Llegó Modesto y acabó con esto. Tranquilo como Camilo. José: ataje la mula que el macho se fue.
¿Y qué tal estos trastrueques del lenguaje que recogió don Argos del habla popular?
Aquí estoy panorando el contemplama, en vez de contemplando el panorama. Cabizbundo y meditabajo, en vez de cabizbajo y meditabundo. Junín entre Caracaibo y Maracas, en vez de Junín entre Maracaibo y Caracas. Carabú con Juanambobo, en vez de Juanambú con Carabobo. Se botan forrones, en vez de se forran botones. Se bombió el fundillo, en vez de se fundió el bombillo. Cierre sin entrar y toque, en vez de Entre sin tocar y cierre.
La apostilla: En la prensa son guardianes de la heredad del gran Argos, entre otros, los críticos gramaticales Efraím Osorio, de La Patria y  Eje 21, y  Fernando Ávila, de El Tiempo.