Es larga la lista de padres e hijos que ha habido en el ejercicio del periodismo colombiano. La mayoría surgió de las familias Santos, de El Tiempo, y Cano, de El Espectador.
Cabezas del “Santódromo” fueron el expresidente Eduardo Santos y su hermano Enrique, el insustituible “Calibán”.
Vinieron luego don Hernando Santos, “Hersán”, el progenitor del controvertido Pacho Santos, y don Enrique Santos, el abuelo del expresidente Juan Manuel Santos y del fogoso columnista Enrique Santos Calderón, el autor de “Contraescape”.
Cabeza de “El Espectador” fue don Luis Gabriel Cano, el tambor mayor del “Canódromo”. El más notable de sus hijos fue don Guillermo Cano Isaza, vilmente asesinado por la mafia del narcotráfico cuando se disponía a abordar su automóvil que lo llevaría a su casa tras cumplir la faena periodística de aquel aciago día. Su hijo Fernando oficia como guardián de la heredad en el tabloide capitalino.
De ronda por los diarios conservadores bogotanos: el expresidente Laureano Gómez fundó y dirigió El Siglo. Su hijo Álvaro Gómez marcó un hito como timonel del “diario de La Capuchina”, llamado así por su vecindad con el viejo templo bogotano. Mauricio Gómez, nieto e hijo respectivamente de los dos difuntos, saca la cara por ellos.  
Rodrigo Ospina Hernández –uno de los hijos mayores del expresidente Mariano Ospina Pérez– dirigió La República, el diario de su familia, del que fue muy leída la columnista de “El Tábano”, su señora madre, doña Bertha Hernández.
Padres e hijos en el periodismo criollo: Julio E. Sánchez Vanegas y su párvulo Julio Sánchez Cristo. En Antioquia, Juan y Ana Mercedes Gómez, hijos dilectos de Fernando Gómez, dueño de El Colombiano. Luis y Rodrigo Pareja, binomio de corresponsales de El Espectador en Medellín; Ángel e Isaías Romero, en Cúcuta; Alejandro Galvis, padre e hijo, en Bucaramanga; Luis José Restrepo y Nicolás Restrepo, de La Patria, de Manizales; Orlando López y Juan Carlos López, en USA; los taurinos Ramón Ospina y Carlos Alberto Ospina; los hijos de los cronistas deportivos Esteban Jaramillo y Javier Hernández; Juan Eustorgio Colmenares, taita e hijo; Carlos A. Vélez e hijo; Javier Velásquez Yepes e hijo, y Cicerón Flórez e hijo.
La apostilla: En tiempos pretéritos, cuando padres e hijos aplastaban las teclas de las máquinas de escribir, a cuatro manos, en los diarios capitalinos, se sacaban sus buenos clavos con sus contradictores, en sus páginas de opinión. !O tiempos, o mores!