Orlando Cadavid


Los habituales contertulios matutinos de El Graduado (distribuidos en varios grupos de buenos conversadores) pueden ir buscando un nuevo punto de encuentro, a partir del lunes 15 de enero de 2018, porque los dueños del inmueble (los hermanos Walter y Harold Estrada Trujillo) resolvieron remodelar la céntrica edificación de la carrera 23 para destinarla a otros menesteres.
Cinco años después de la desaparición de La Cigarra -el mítico café que reemplazó como vaticano del cotilleo y la chismografía a establecimientos tan famosos, en el perímetro histórico de Manizales, como el Adamson y El Polo- se anuncia el cierre de este “tintiadero” en el entorno de la Catedral Basílica, el Palacio Nacional y la Fiscalía General.
Los Estrada aclararon que no habrá demolición sino remodelación de la antigua casona y que el pedido de los locales a los actuales ocupantes se concretó en los mejores términos. El trasteo de las 30 mesas del negocio coincidirá con la recta final de la edición número 62 de la Feria anual de Manizales.
Cabezas de los grupos de lenguaraces que se verán desplazados de El Graduado, creado por el señor Gonzalo Jiménez, en 1980, son el exnotario público Julio Wesner Molina; el historiador Vicente Fernán Arango, Fabio Duque, exdirector de Coldeportes y los hermanos Fernando, Diego y Gerardo López Mora. Y que no falten los comisionistas herederos del recordado “Cariliso” que todos los días se hacía dueño, por razones comerciales, de los teléfonos del desaparecido Café “El Polo”.
Queda por establecer si la denominación fue tomada de la exitosa película norteamericana “El Graduado”, que le representó su primera nominación a un Óscar, en 1967, al entonces joven actor Dustin Hoffman. La cinta estaba prohibida para menores de 21.
En sus 37 años largos, el negocio ha tenido dos fachadas: la de fuente de soda, entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde, y la de bar previsto de mampara, a su entrada, solo para adultos y mujeres de tres en conducta, turno pecaminoso que se extiende, a veces, hasta la una de la madrugada.
Veamos la relación de la mayoría de establecimientos que al cerrar sus puertas para siempre acabaron con los mejores tertuliaderos manizaleños en el centro de la ciudad: El Adamson, El Polo, El Tamanaco, La Cigarra (cerrada el 30 de junio de 2012); La Peña Taurina, El Caracol Rojo, El Noridia, El Covadonga, El Champion, El Central, La Salsamentaria, El Caldas, El Cortijo de Alberto Loaiza; El Morichal, El Candil y El Trébol. (Aquí no apelamos al ‘etcétera’ porque este es el bastón en el que suele apoyarse la mala memoria).
También desaparecieron estos otros sitios más aptos para picarle arrastre (o coquetearle) a las muchachas bonitas: La Ronda, Dominó, El Katay, Las Torres, Los Arrayanes de Chipre, El Pan Nuestro, Flamingo, Brasilia, La Luna y El Dino Rojo.
La noticia de la inminente desaparición de El Graduado nos la ofreció en una de sus notas para el portal de Eje 21 el periodista manizaleño Eduardo Aristizábal Peláez:
“Después del mes de enero, Manizales no tendrá más El Graduado, en la carrera 23, enseguida del Edificio de la Caja Agraria, agradable escenario de todo tipo de tertulias, incluyendo las políticas. ¿En dónde vamos a terminar si cada vez son más los amables cafés que solamente quedan en la memoria”?
La apostilla: El Osiris se mantiene invicto en la esquina de la carrera 21 con la calle 21 y conserva la merecida condición de emblemático abuelo de todos los cafés del centro manizaleño. El reinado se le acabará cuando aparezca, amenazante, la pica demoledora del progreso.
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