Martín Jaramillo L.

Hace poco hablé en un evento TEDx sobre ideas para erradicar la pobreza mundial con estudios de economistas. TEDx es una plataforma donde políticos, activistas, académicos y emprendedores como Bill Gates, Claudia López y Steven Hawking han compartido ideas de implicación global, inspirando en su paso a millones de personas.
En mi turno ante esa audiencia crítica y conocedora, comenté el pasado 17 de febrero sobre programas como los micropréstamos. La caridad que busca a través de un préstamo y tal vez algo de entrenamiento a gente muy pobre, crear oportunidades para que personas emprendan, comercien y crezcan económicamente por sí mismos de una manera sostenible. Comenté ideas de cómo erradicar la Malaria, de cómo erradicar la violencia originada por prestamistas locales y la tesis principal, sobre la necesidad de escuchar e incluir a los “pobres” en nuestro esfuerzo de erradicar la pobreza, de no imponer nuestras creencias o políticas sin primero entender la comunidad local.
Colombia ha superado varias etapas de pobreza extrema por las que pasa África. Para poder reducir nuestra pobreza debemos, en una opinión de economistas, solucionar el problema de la violencia y la corrupción; ambos tapones para el crecimiento económico y la idea de un lugar atractivo a la inversión. Éstos han sido los problemas que históricamente han mantenido a países sin recursos, yo personalmente he hablado de ambos problemas en columnas anteriores.
En Colombia avanzamos y queremos la paz. De la corrupción estamos más pendientes que nunca. Mejorando en los problemas más importantes, ¿Cuál será el siguiente paso? En un análisis de la pobreza, hay un indicador que determina en buena parte el crecimiento económico de un país; la participación de su gente más brillante y talentosa.
En el continente africano, por ejemplo, es común ver que debido a las cortas oportunidades laborales que tienen sus ciudadanos, su mejor gente compite por trabajos en las oficinas del gobierno, de las pocas industrias que ofrecen un salario fijo, y la única que ofrece oportunidad de disfrutar de abundante corrupción. Esto significa que su mejor gente no está invirtiendo, emprendiendo o creando la riqueza y los trabajos que crearían si fuera rentable estar en otros sectores. Muchas veces África solo usa su capital humano para robar.
En países desarrollados, desde Alemania hasta Estados Unidos, vemos que su mejor gente tiende a quedarse a invertir, liderar, emprender o enseñar a otros. Su gente va a la escuela de negocios o leyes y emprende con proyectos grandes, como pasa en Silicon Valley. Tener la gente más inteligente emprendiendo y creando riqueza en un país es tener un gran motor para el progreso. Motivados por la rentabilidad que permite el país, acompañados de un acceso al crédito e inversión, su capital humano crea riqueza y trabajos.
En países como el nuestro, nos hemos condenado a ver como nuestros más preciados bienes, los colombianos jóvenes y brillantes, escapan a producir fuera del país, sin que veamos los suficientes esfuerzos para retenerlos o regresarlos. Países como Italia y Francia no tienen el crecimiento económico de USA, pero vemos que aún su gente se queda a invertir en su país. El llamado “brain-drain”, la fuga de cerebros a otros países, no es tan grande como en Colombia, a pesar de no ser líderes en el mundo, prueba de que para nosotros es posible.
Este es el gran miedo de los economistas ante un posible gobierno no amigable con la empresa privada y con una agenda que no busque facilitar y fomentar la inversión. Debemos hacer de este país un lugar donde su mejor gente se quede, y sean los jóvenes los que nos “saquen de pobres”.
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