Martín Jaramillo L.

La semana pasada se conocieron los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda; algunos datos irrelevantes para el ciudadano común, pero otros verdaderamente valiosos. Por eso escribo esta columna: una defensa resignada, en apenas tres puntos, del valor de algunos de estos datos.
1. Los datos. Como economista, me decepciono al escuchar lo que repite la gente a diario: que la pobreza es cada vez peor, que la desigualdad está aumentando, que el sistema de salud no sirve y que el gobierno no quiere educar a los ciudadanos. Todas son falsas: Los datos muestran que en los últimos 20 años la pobreza ha caído, la desigualdad también y Colombia está mejor. Los datos nos dicen que los recursos a la educación han aumentado y la inasistencia se ha reducido; también que la cobertura en salud ha aumentado, a la par con su calidad.
2. Las mujeres son más, sobre todo en la vejez. El 51,2% de los colombianos son mujeres; dato importante para tomar decisiones de negocios y de política pública.
A mí me parece interesante investigar por qué existen brechas entre unos grupos y otros; a veces son decisiones personales (sobre qué carrera escogen, cuánto trabajan, etc.), pero a veces no. Por ejemplo, fue apenas en 2016 que la Corte Constitucional tumbó la parte del Código de trabajo que le prohibía a las mujeres trabajar en ciertos empleos peligrosos. Los datos nos alejan de la pasión y nos permiten ver las distintas razones; nos sirven para ir más allá del discurso fatalista de que todo es discriminación.
3. La población se está envejeciendo, y muy rápido: Si estos datos del censo nos dicen algo, es la necesidad de un debate sobre la reforma pensional.
El sistema público “de reparto” que se basa en cobrarle impuestos a los trabajadores para darle una pensión a los retirados es insostenible. Como suelo explicarlo: entre 10 hijos es fácil sostener económicamente una mamá, pero es más difícil que 1 hijo sostenga 2 padres, 4 abuelos y 3 bisabuelos. Los datos nos dicen que la población cambia porque cada vez nacen menos niños y los ancianos viven más; si las pensiones siguen dependiendo de quitarle a jóvenes para darle a viejos, estas quebrarán pronto. La solución es un sistema sin ese problema; un régimen de ahorro individual.
Entre otras, en este censo vimos que Caldas es el segundo departamento del país con mayor tasa de envejecimiento. Sería bueno conocer los estudios de la Alcaldía de Manizales, Gobernación de Caldas, Cámara de Comercio y universidades para ver las proyecciones de cuántos ancianos tendremos en el departamento, cuántos lograrán pensionarse y cuánto cuesta mantener un adulto mayor en la ciudad. Los datos nos advierten lo que pasará en unos años; que no nos coja desprevenidos.
El mundo es demasiado grande para entenderlo sin números; pero también demasiado humano para entenderlo solo con números. Lo importante es ver lo que esos datos nos dicen sobre las vidas humanas que hay detrás de ellos. En el censo, las vidas son aquellos que salieron de la pobreza, las mujeres que son mayoría y una población colombiana que envejece.
Ojalá les pongamos cuidado.
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