Martín Jaramillo L.

A todos nos cogió de sorpresa los triunfos de Carlos Mario Marín y Luis Carlos Velásquez a la Alcaldía de Manizales y a la Gobernación de Caldas. Ganaron en contra de todo pronóstico, por encima de la alianza cartelizada de los liberales y del Centro Democrático y con muy poca experiencia en el ámbito político.
Por esa razón, se les ha insistido de parte de la ciudadanía -de seguidores y detractores por igual- que se rodeen bien. Tristemente, hay razones para insistir en que empezaron con el pie izquierdo.
El domingo de las elecciones estábamos en LA PATRIA Radio comentando los resultados, hacia las 6:00 p.m. y con el boletín # 11, mis cálculos daban una tendencia irreversible: ya teníamos alcalde y gobernador. Mientras verificaba las fotos que llegaban de la celebración de la campaña y de otros contextos, noté un vergonzoso factor común en algunas imágenes de los candidatos ganadores.
El factor común se llama Nicolás Aguilar y hoy ocupa una curul del Centro Democrático en la Asamblea de Caldas y en su momento fue investigado por su mismo partido por diversas denuncias en su contra. El hecho no solo es curioso porque Aguilar es (o fue) uno de esos uribistas de foto con Uribe y de campaña activa por el No en el plebiscito. También llama la atención porque Aguilar ha estado enredado con la Fiscalía por una denuncia de un contratista suyo que alertaba sobre presiones por dinero a cambio de que el diputado uribista le permitiera conservar su trabajo.
También, según reportó Caracol Radio el 12/09/2017, durante la audiencia de formulación de acusación, la Fiscalía reveló pruebas en contra del señor Aguilar de consignaciones y recibos que serían, según la víctima, el precio a pagar para que Aguilar no le hiciera perder su empleo. Nuestra coja justicia no lo ha condenado, pero es pertinente que Marín y Velásquez sepan de su trayectoria.
Y eso no es todo. Hace unos años, desde esta columna, escribí el texto “Deporte y moral a la venta”, que mostraba como casualmente, después de una gestión de Aguilar para conseguir un patrocinio de la Asamblea para un torneo del “futuro” de tenis, él se benefició personalmente con el pago de uno de los premios que sumaba casi $500.000 pesos a través de un “comodín” gratis que le permitía entrar al torneo. Fue una sorpresa para la comunidad deportista ver como un político reclamaba un premio que se suponía era para un deportista joven de la región con proyecciones a ser profesional.
A partir del siguiente año, los “millenials” gobernarán nuestra ciudad y nuestro departamento. Yo les deseo los mejores deseos y la mejor de las suertes; pero para gobernar bien se necesita más que eso. Tienen que estar bien rodeados.
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