Martín Jaramillo L.

Mientras que el presidente Iván Duque sigue sin recuperarse de la tenebrosa sepultura que le dio a su popularidad intentando ponerle un IVA del 19% a la comida, los técnicos de MinHacienda tampoco ayudan con su mala comunicación con el público.
Más inteligentes que cualquiera, el ministro y los viceministros no parecen ser capaces de traducir el raciocinio de sus ideas e intenciones al español plano y simple, siguen ahogados en su jerga. El gobierno incluyó un artículo en el Plan de Desarrollo que pone un tema muy interesante en el debate público: el artículo 179 que recorta los subsidios de energía para el estrato 3 y reduce los subsidios de los estratos 1 y 2.
“¡Qué mal!”, dirán muchos. “Ese Carrasquilla solo quiere clavar a los pobres”. Pero la realidad es muy diferente. La razón por la que se deben desmontar esos subsidios es precisamente porque no le llegan a los más necesitados. En primer lugar, el sistema tiene un problema de cantidad. Me explico: mientras que el 17% de la población en Colombia es pobre (DANE), el 81% recibe subsidios de hasta el 60% de la factura de energía (SUI). El subsidio lo reciben muchos que no lo necesitan.
Por el otro lado, también hay un problema de calidad. El sistema de estratos es muy malo para identificar quién es pobre y quién no: a esto los economistas le llamamos un “problema de focalización”. El problema se evidencia cuando una persona que vive en una mansión en Chipre viejo recibe el mismo subsidio (15% por ser estrato 3) que una familia en un apartamento en malas condiciones en Fátima; esto no es justo. Tampoco es justo que quienes viven en conjuntos de la Florida, entre ellos a las personas más adineradas de la ciudad, reciban lo mismo que los habitantes del Centro, Campo Hermoso o San Jorge (de estrato 4).
Lo grave es que este problema se extiende a todo el país. En Bogotá, por ejemplo, abundan los ejecutivos que ganan más de 10 millones de pesos en viviendas subsidiadas, simplemente por la ubicación. En otras ciudades el criterio es completamente político y arbitrario. Como el alcalde tiene el poder para determinar los estratos, no son pocos los que lo usan para entregarle subsidios a amigos y quitárselo a opositores.
Eliminar los subsidios por estratos y utilizar una medida técnica que sí pueda focalizar bien las ayudas es una reforma que, aunque se debe hacer de manera gradual, tiene varios años en mora para empezarse. El Sisbén como sistema de información es una herramienta mucho mejor que los estratos para entregar subsidios. El Sisbén es una encuesta que mide, familia a familia, el verdadero estado económico de las personas, por lo que nos permitiría asignar recursos según el grado de pobreza/vulnerabilidad de la persona y no según la dirección donde vive.
Y bueno, este argumento está soportado por los estudios de la Secretaría de Planeación de Bogotá con apoyo de la ONU Hábitat, también por los estudios de la Universidad del Rosario con Carlos Sepúlveda (hoy Decano de Economía). Esta era una buena propuesta del gobierno, pero ni Duque tenía credibilidad para exponerla ni MinHacienda comunicación para explicarla, por eso salió del PDN sin mayor discusión.
Aun así la idea quedó en el debate. Si se quiere reducir la desigualdad, ayudar a los más pobres, reducir impuestos y mejorar la eficiencia del gasto público, es necesario avanzar en este esfuerzo y desmontar los subsidios de estratos. En nuestra cultura de vividores habrá gente que crea que es inhumano cualquier intento de discusión racional de subsidios, ojalá prime la cordura.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015