Mario César Otálvaro


Mario César Otálvaro
@macotal
Puede que no se tenga la supernómina, que el plantel sea corto, que algunos refuerzos no establezcan la superioridad que se esperaba, y que no haya confianza en la base del pasado, pero el Once Caldas que venció a Medellín mostró actitud, vergüenza y compromiso.
Sin querer decir que con ello baste para una campaña decorosa, es evidente que hay razones tácticas, trabajo entre semana, y modelos de comportamiento que señalan algo bueno desde el banco, y la responsabilidad conduce hacia el encargado del grupo, y sus asesores.
Hace tiempo se reclama una idea de juego, que Once Caldas tenga identidad, que salte a la cancha con argumentación y orden, así como lo hizo frente al DIM ante un marco maravilloso de público, y una entusiasta barra que desplegó trapos alusivos al blanco desde la tribuna.
Inclusive, previo al partido –y en las calles– como ocurría en las épocas doradas, los hinchas lucieron los colores, y se volvió a respirar ese aire de fútbol que extrañábamos, demostrando la grandeza de una plaza apaleada por las pésimas ejecuciones recientes.
Y Once Caldas respondió, ganando de nuevo en Palogrande, y vendiendo una imagen de equipo solidario, cautivando la atención de su gente, alejándose paulatinamente del descenso, y metiéndose en las posiciones de honor por la liga Betplay.
Insisto, quizá falten jugadores de mayor desequilibrio, y el grupo destaca por su utilitarismo, con alzas en aspectos que parecían inexplorados, caso la definición, con seis goles en cuatro fechas, y la creación, supliendo la ausencia de un 10 con colectividad.
Forma y fondo en la presentación ante el Poderoso, complementaria además porque en los choques con Unión, Equidad y Rionegro en el comienzo del torneo, sin redondear hubo pincelazos, con trazos de crecimiento y rasgos de solidez en la propuesta.
Diego Corredor parece ir sobre la dirección correcta, aplicando principios y conceptos que bien interpretados generan un producto confiable, que ojala resista, porque llegará el momento en el que manden las individualidades, y hay clubes con mucho más.
El duelo de los porteros –salomónicamente planteado por el técnico– lo va ganando Gerardo Ortiz; en defensa, Murillo es el lateral, por izquierda se sufre, y Cardona emerge como opción de recambio entre los centrales, posiciones para Torijano y Córdoba.
Danovi es la figura del momento, y con Mejía solventa la recuperación, Piedrahíta llegó en altísimo nivel, de los Juan David –Pérez y Rodríguez– se espera más, hay alternativas con los extremos, y Ménder aguanta la presión con voluntad, temple y goles.
Pasa en el Once Caldas actual lo de tantas escuadras que sustentan su poderío en el dispositivo estratégico, y eso habla positivamente de Corredor; serán los muchachos, a través de su rendimiento, quienes hagan posible una campana importante, que hasta ahora, satisface.
P.D.: Loas para el fútbol joven de la región tras el título de Once Caldas, campeón Nacional Interclubes Dimayor de la categoría Sub-20, orientado por Jaime Yepes. El año pasado fue la Liga de Caldas con la selección Sub-21 de Herney Duque, lo que invariablemente obliga a mirar con detenimiento a la muchachada. No son gratuitos estos logros, y la mejor manera de apreciarlos es con seguimiento hacia la rama profesional. En los ‘pelaos’ está el futuro, por algo ganaron, alguno tendrá que salir, y la recompensa puede ser millonaria.
Hasta la próxima...
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