Mario César Otálvaro
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Mario César Otálvaro
@macotal
Si es cuestión de suerte, bienvenida, Once Caldas se mantuvo en la parte alta de la tabla pese a su nivel, a las particulares decisiones de su técnico, su malquerencia con los foráneos, y sin un plantel base, ni tener formalizado un proyecto tras un largo año de trabajo.
A falta de fútbol, sumar es una premisa, y la victoria sobre Millonarios –independiente de los factores que condujeron a ella– alienta la moral de la tropa como se dice en el ejército, o compra una semana de tranquilidad como se estila señalar en este deporte.
Valioso, por supuesto, el triunfo al minuto 89, igual que contra Junior en las postrimerías –al 94 con gol de Marlon– o el empate 2-2 con Unión en la primera fecha –Cubides al 92– lo que de cierta manera premia el esfuerzo, con algo de fortuna.
Muchos rumores acerca de la paz interior, o de la salud del grupo, se disipan cuando se aprecia una celebración ruidosa como la que hubo en la agonía del juego, más la complicidad del hincha que volvió a extasiarse con la conquista.
La irresponsable actuación del arquero Alvaro Montero, justamente expulsado, fue punto de inflexión ante un Millonarios que trajo suplentes, que regaló todo el complemento, y que se conformó temprano con el empate parcial, que no quiere decir que Once Caldas no lo haya intentado.
Sacar de la titular a Rodríguez, poner a Mera como variante cuando se lesionó Artunduaga, utilizar dos extremos derechos porque ni Gallardo, ni Méndez, ni Barbaro fueron convocados, insistir con Valdés, y pretender que Marlon sea el creativo, son disposiciones discutibles.
Once Caldas es teoría, se habla bonito de lo que se pretende, pero en el campo se nota poco. Estando completos, Millonarios impuso condiciones. Después, con uno de más, y cierto relajamiento del rival, hizo lo que se quiere ver, y que ha costado implantar.
Con presión arriba –que es uno de los recursos que esboza el técnico como parte de su filosofía– los acorraló, los desacomodó, y para ser francos, por primera vez en la liga el equipo se paró en cancha del adversario, siendo superiores las ganas al orden.
Así que, de momento, hay que darles valor a las cifras, está tercero con 18 puntos, con solo dos de ventaja con relación al octavo, en una tabla mentirosa porque hay varios pendientes, confiando en que alcancen porque el contenido sigue siendo gris.
Infelizmente no logra Once Caldas cuajar un partido completo, esta vez fue el segundo tiempo, aplaudiendo la actitud de atacar, detallando que, con el ingreso de Rodríguez y la pelota al piso, generó cuatro oportunidades antes del tanto de la victoria.
Ayron Delvalle fue la figura, enclavado entre los centrales fungió como pivote, y tuvo cinco acciones en las que fue determinante, entre ellas la del gol luego de un control en el área chica y habilitación perfecta a Alejandro García, quien remató con éxito.
En otras, se la sirvió a Mera, quien no llegó, a Juan David que quemó en sendas ocasiones las manos del portero, y puso un remate suyo a un costado, aparte de su eximia condición como cobrador de penaltis, con cuatro por esa vía de las 7 anotaciones que lleva.
Ponderación, calma y sabiduría necesita Corredor, quien siempre sale feliz de los partidos que no pierde, sin autocrítica, con errores en el manejo del grupo que redujo a unos cuantos, y aún lejos de encontrar la fórmula y los titulares que pongan a jugar bien este Once Caldas.
¡Y eso que ganó, y está tercero!
Hasta la próxima...
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