Mario César Otálvaro


Difícil establecer si fue, porque uno nace con ella, se adquiere con el tiempo, o por contagio, pues mi padre desde muy niños nos llevó al estadio.
Hablo en plural porque a mis hermanos también los infectó, y en mi casa -somos 10- exceptuando uno o dos casos, es una enfermedad incurable.
Me refiero a la fiebre por el fútbol. No olvido la frase de mi madre cuando regresábamos después de una derrota: "Para que van a ver esos troncos si siempre pierden".
No importaba el año, la nómina, la posición en la tabla, era una forma cariñosa de alentarnos, estando pendiente porque escuchaba las transmisiones.
Como hinchas, interiormente sabíamos que había revancha, y que las penas por los fracasos deportivos se superan con relativa facilidad.
Crecimos viendo fútbol, al Once Caldas de Camerini y su buzo a rayas rojas y negras, o más adelante a Víctor Hugo del Río -mi ‘Messi de la época’- o a Oswaldo Marcial Palavecino.
Y no relaciono más porque la lista es interminable y sería injusto omitir nombres, mencionando los anteriores porque fueron mis ídolos de infancia.
Ya iban pasando los Mirabelli, Galarza, Núñez o ‘Pipa’ Botero. Atrás también quedaban Walter Gómez, y los manizaleños ‘Chalo’ González, Orlando Marín, y ‘Leka’ Hincapié.
No los recuerdo, pero sí el acierto al traer delanteros argentinos grandotes, técnicamente no sé si tan capaces como frente al arco adversario, porque todos salían goleadores.
Luego, a comienzos de siglo, la década dorada con 3 títulos de liga, campeones de América, y una pléyade de jugadores que alcanzaron la gloria, y tocaron el Olimpo.
Juan Carlos Henao, Elkin Soto, Arnulfo Valentierra, Dayro Moreno y Sergio Galván Rey -cada quien pone el orden- son el top-5 de la historia del Club.
Volviendo sobre el comentario inicial, el 7 de marzo empataron en Palogrande Once Caldas y América con goles de Roberto Ovelar y Pedro Franco.
Desde esa tarde perdimos contacto con la pelota, y en este lapso cumpliríamos 19 jornadas, y disfrutaríamos estas horas a punto de conocer los 4 clasificados.
Asimismo por Eliminatorias irían 2 fechas, la Champions hubiera avanzado en su fase de grupos, al igual que la Libertadores, y los torneos europeos estarían en la recta definitiva.
La televisión entonces acudió a repeticiones sosas, es como ver una película de la que se sabe el final, a veces se miran, pero las emociones se reducen al mínimo.
Los programas de radio -el mío es Siempre Fútbol de 1:30 a 2:30 de la tarde por Radio Cóndor LA PATRIA Radio 1540 AM- nos reinventamos por falta de noticias.
Dimayor creó un evento virtual que tiene sus seguidores, los clubes personalizan labores de poco valor porque es una actividad colectiva, y la ausencia del fútbol se siente, y toca el alma.
Cuánta falta ver al genio de Messi, a las estrellas del Calcio, la Liga Premier con su velocidad y vértigo, la nuestra con sus defectos, y por supuesto, al Once Caldas.
El tedio nos está matando, duro estar sin fútbol, lo amamos, lo necesitamos, porque como dijo Valdano: "Es lo más importante entre las cosas menos importantes de la vida".
Hasta la próxima…
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