Luis F. Gómez


El presidente que elegiremos el próximo domingo tendrá que hacerle frente a muchos problemas, muchos de ellos históricos en nuestra realidad, pero que ya han hecho crisis profunda y que difícilmente podrá evadir en los años venideros. Mencionamos 7 de ellos. Los que podrían ser considerados los 7 pecados capitales del nuestro orden social.
El primer pecado: La casi inexistente cobertura de las pensiones para las personas sin capacidad económica. La pobre cobertura del sistema de seguridad social deja vulnerables a muchas personas que no tienen de qué vivir. Esta es una de las prioridades más importantes en el campo social y que se focaliza en las personas mayores. El sistema de pensiones debería asegurar la mesada a todos los colombianos mayores que no tengan patrimonio ni rentas para subsistir.
El segundo problema tiene que ver con la también pobre cobertura de la educación de 0 a 5 años, que es un momento clave para la consolidación de las capacidades de aprendizaje de los niños y niñas. Focalizar en esta población es apostarle con seriedad al futuro.
La falta de atención oportuna en salud es uno de los lunares más grandes que tenemos en el país, puede ser el tercer gran tema. Si bien en régimen contributivo más el subsidiado es un modelo reconocido en el mundo, la verdad es que el país lo tiene desfinanciado. Por ello, el ritmo de la atención se mueve jalonado por las tutelas, dejando de lado el bienestar de la comunidad con problemas de salud. No es solo de eficiencia, sino de presupuesto destinado a la salud.
La atención de las antiguas zonas de presencia de la guerrilla para que lleguen el Estado y las oportunidades para dar sostenibilidad a proyectos de vida legales. La lucha contra el narcotráfico en buena parte de estas zonas, es fundamental como condición necesaria para la transformación de las dinámicas sociales y económicas. La paz territorial es el cuarto punto.
Una de las grandes reformas jurídicas pendientes tiene que ver con la justicia. Todos los gobiernos en las últimas décadas han tratado de hacer dicha reforma, pero siempre naufraga. Y los indicadores de impunidad, de demora en la cumplida justicia, y de escándalos de corrupción y choque de trenes, exigen repensar la rama jurisdiccional. Y este quinto problema hay que tomarlo por los cuernos.
Las consultas a comunidades para los proyectos de infraestructura y minería, se han convertido en un verdadero calvario de la ejecución de proyectos. Ahí debe haber un consenso social amplio que facilite la viabilidad y ejecución de los proyectos de bienestar general. Las licencias ambientales desde una óptica de una ecología integral deberían ser garantía del cuidado de la naturaleza y de la comunidad humana en estos proyectos.
El séptimo pecado de nuestra sociedad es la inequidad y la falta de oportunidades para todos los colombianos y colombianas, que exigirá procesos de gasto social focalizado, inversión en bienes públicos e infraestructura y de políticas claramente intencionadas en ofrecer posibilidades a todos por igual. No se trata solamente de reducir la pobreza, sino de ganar en cohesión social y de cerrar las brechas insultantes que hoy nos cruzan y dividen.
Por ello, sería muy bueno que antes de votar en blanco, tomáramos decisión por alguna de las propuestas que pasaron a segunda vuelta presidencial.
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