La situación derivada de la cuarta ola de la pandemia que están padeciendo algunos países europeos es muy delicada. Cuando ya se estaban viendo las mejorías en las estadísticas, gracias a las jornadas de vacunación a nivel internacional y se tenía la esperanza de que la situación generada por la covid-19, pudiera ser catalogada como una endemia, no acabamos de vislumbrar sus efectos, tal como lo exponen las cifras y medidas que nos llegan desde otras latitudes, en las que se creía, ya había control.
La situación actual en Alemania ha sido catalogada como dramática por la propia Angela Merkel. Los analistas atribuyen el nuevo repunte exponencial de los contagios, a la llegada de la temporada fría, la agresividad de la variante delta y, sobre todo, al relativamente bajo índice de vacunación. Los medios de comunicación reportan que Eslovaquia y República Checa encabezan, junto con Eslovenia y Austria, la incidencia de contagio del covid-19, con 1.229 y 929 positivos en siete días por cada 100.000 habitantes, respectivamente. Seguidamente países como Italia, Países Bajos, Grecia, Reino Unido y Rusia, también están en alerta por la tasa de contagio e incremento en ocupación de sus redes hospitalarias.
En Colombia debemos estar atentos y aprender de las experiencias que se están viviendo en otros países. Aunque nuestra vacunación alcanzó niveles aceptables, se ha perdido ritmo por periodos. Ya está en desarrollo la aplicación de las dosis de refuerzo, pero aún hay grupos importantes de personas que, por diversas razones, se han negado a iniciar su esquema de vacunación. Ya en ciudades como Cartagena, Medellín y Bogotá preparan medidas para la atención de un posible cuarto pico.
En Cali ya nos alistamos para el recibo de la temporada de diciembre. En esta época, nuestras familias se encuentran, el turismo se incrementa, llegan las celebraciones de las novenas y la tan esperada Feria. Estas festividades serán especiales, pues venimos de un año y medio difícil y la fraternidad que se vive en nuestra comarca, se transforma en un bálsamo que toda la sociedad caleña anhela y, sobre todo, lo necesita.
En otros países ya se han reactivado medidas para evitar el colapso de la red de salud, como nuevos confinamientos, cancelación de eventos, restricción de asistir a sitios públicos y la exigencia del certificado de vacunación para el acceso a varios servicios, entre otros.
La responsabilidad de que nuestras autoridades sanitarias no tengan que acudir a nuevas restricciones en el marco de la recuperación económica y social, está en nuestras manos. Todos debemos seguir comprometidos con el deber del auto cuidado y asumir la obligación social del cuidado del otro.
Y es que, como individuos, no se nos pide nada extraordinario. Por ello, hay que aprovechar y seguir acudiendo activamente a las jornadas de vacunación; en nuestras reuniones laborales y sociales, hay que mantener rigurosamente el uso del tapabocas, el distanciamiento social y el lavado de manos. E insistimos, quienes todavía no se han vacunado, que lo hagan lo más pronto posible.
El cumplimiento de estas sencillas, pero vitales medidas, se convierten en un imperativo moral, en clave del cuidado personal y el de nuestros semejantes.
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