Luis F. Gómez


En 2017 suscitó una particular controversia en las redes sociales, la supuesta respuesta de un niño de 7 años a la consigna de su maestro de matemáticas. Su respuesta dio tanto qué pensar a la gente que incluso miembros de la Real Academia de la Lengua se pronunciaron a favor de la validez de la respuesta del chico desde el punto de vista semántico. El punto con esta respuesta, lo perturbador de ella, es que dividió la opinión del público entre los que pensaban que el niño no había entendido la pregunta y los que pensaban que su respuesta era una genialidad. El punto es, que respuestas como estas, nos ponen a pensar, nos obligan a salir del marco, a entender que vivimos en un mundo en que ya no es posible una sola respuesta. No podemos seguir apostando solo a las respuestas convencionales y únicas. Respuestas “fuera de la caja” pueden ser la semilla de una de las competencias más deseadas del presente, la innovación.
Aprender a pensar “thinking outside the box”, pensar “fuera de la caja”, aprender a ser creativos e innovadores, es uno de los desafíos más importantes para la Universidad del futuro y en general para el sistema educativo. Los medios de comunicación, el acelerado desarrollo de la tecnología nos está exigiendo un cambio de perspectiva. Las personas tienen cada vez más y mejor información disponible. El acceso a la información por sí mismo, posibilita, aunque no asegura, acortar las brechas educativas de manera muy significativa. Entonces, ¿cuál es el giro de tuerca que tenemos por hacer?
Poder pensar “fuera de la caja” y ayudar a los estudiantes para que puedan hacerlo es nuestro desafío; necesitamos apoyar sus competencias creativas, sus capacidades para la innovación; debemos estimular y motivar sus habilidades de pensamiento lateral, sus múltiples inteligencias para que puedan afrontar un mundo donde el empleo se ha transformado, la informalidad campea, la versatilidad y la multifuncionalidad se exigen y una sola profesión ya no basta. ¿Cómo son los nuevos espacios de aula, las nuevas didácticas para lograr que nuestros estudiantes puedan comprender y transformar las sociedades en que tendrán que vivir? ¿Cuál es el lugar en la universidad para “salir de la caja”? ¿Cuál es el lugar de las respuestas impensadas de nuestros alumnos en esta nueva perspectiva? La universidad deberá transformarse para responder a estas preguntas y ganar pertinencia para el futuro; en ello, estoy convencido, solo pueden ayudarnos nuestros maestros.
Una felicitación muy especial a los maestros en esta semana de su celebración.
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