Luis F. Gómez


Estamos prontos a entrar en un tiempo de receso para la vida espiritual, algunos lo pasan en familia, algunos solos y otros en soledad. De esta experiencia, ¿cuántos los sostiene la esperanza, la idea de futuro y la ilusión de la vida, de la Pascua, del renacer en uno mismo y para los demás? Acompañemos la soledad, hagamos productivo el estar solos y abracemos la esperanza para que no sea una cifra que nos da tiempo de vida, sino vida de verdad.
Gran impacto ha generado el documental chileno “El agente Topo”. El argumento es interesante, un hombre de 83 años se va a vivir como agente encubierto a un hogar geriátrico, descubriendo que sin que haya abusos en el lugar o maltrato a los ancianos, las personas viven en profunda soledad y a veces en el abandono. La reflexión que conmueve es la de un mundo que ha logrado extender la “Esperanza de Vida”, una medida matemática de supervivencia, pero que evidencia que no hemos logrado mantener al mismo tiempo la “Esperanza de vivir”, especialmente pensando en la gente mayor.
La mirada de una soledad que duele en el “El Agente Topo” contrasta con el “Honjok”, movimiento contracultural surgido en Corea del sur que investiga y describe en un libro del mismo nombre, Francie Healey. El Honjok, reivindica la soledad, como una manera de sacarle partido a la inevitable ausencia del otro en el mundo contemporáneo y a veces a la mala conexión con los demás. El Honjok fortalece el vínculo con uno mismo y con la interioridad.
El Honjok se ha hecho popular en mujeres jóvenes, ya no solo en Corea del sur, sino en todo el mundo. Es una mezcla de soledad e independencia, una mirada escéptica a las redes sociales, a las conexiones falsas e incluso violentas, que generan a muchos ansiedad y frustración. También es una salida al confinamiento y al aislamiento social que ya no solo se impone como una tendencia o una moda, sino como una necesidad en tiempos de virus y pandemias.
Los psicólogos y los psiquiatras han dejado ver que el aislamiento social potencialmente provoca problemas físicos, depresión, cardiopatías y enfermedades que comprometen el sistema inmunológico; sin embargo, algunos han aprendido a sentirse muy bien en esta condición, logrando satisfacerse y enriquecer su vida, lejos de abusos e imposiciones. Tenemos entonces una contraposición entre la decisión de estar solos, que propone el Honjok, y el estar en soledad que recrea “el agente topo”.
En este tiempo próximo de Semana Santa puede ser un momento propicio para dejar espacios de silencio, y de encuentro con uno mismo. Más allá de lo que muestra el Agente Topo, o del libro Hanjok. Se trata de encontrarse consigo mismo en tiempo de reflexión personal, y si, además, se cuenta con la fe, será un momento con especial conciencia de la compañía de Dios que siempre está con todos.
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