Muy conmovedor, para decir lo menos, fue la presentación que hizo el presidente de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York. El padre Francisco De Roux hizo una presentación de los resultados del trabajo de la Comisión de la verdad sobre el conflicto de más de 50 años en Colombia. La conmovedora presentación puso de manifiesto cómo una historia de barbarie pasó delante de los ojos, delante de los oídos y delante de la sensibilidad colombiana, sin que se hiciera mayor cosa para detenerlo con más de 10 millones de personas afectadas directamente de las cuales el 80% fueron civiles.
Lo más interesante fue la recepción por países tan distintos como China, Rusia, Francia, Irlanda, Brasil, India, Kenia y Estados Unidos. La gran mayoría de los países valoran enormemente este esfuerzo de análisis de las causas del conflicto en Colombia.
Manifiestan al unísono la necesidad para Colombia, de seguir profundizando en la implementación del acuerdo de paz. Igualmente resaltan los desarrollos que ha tenido la jurisdicción especial para la paz como un medio de reconocimiento de todo lo ocurrido y consideran que las inversiones en los territorios más afectados deben profundizarse. De otra parte, fue muy diciente que todos los países al iniciar su reacción al informe felicitaron a Colombia por el ejercicio democrático que vivió en estos meses, como una muestra de la solidez de la ciudadanía y de la maduración política en el país.
En este marco, ha sido contundente la conclusión y el llamado del padre de Roux cuando manifestó que “el sistema de seguridad colombiano debe cambiar. Desde un principio se estableció que la seguridad se hace con las armas, y esta seguridad siempre pide más armas y más justificaciones en muertos. Hicimos una seguridad armada para el poder, para los aparatos, para las propiedades, para las empresas, e incluso para cuidar a la burocracia armada, pero no hubo seguridad suficiente para cuidar a las personas”.
A esto prosiguió la petición a la comunidad internacional para que no nos de nada para la guerra, pues queremos hacer de Colombia un paradigma mundial de la reconciliación después de tanto sufrimiento. Así, el enfoque deseado será el de tener un ejército y una policía para la paz.
También se hizo ver la necesidad de generar una colaboración y una responsabilidad compartida desde las naciones consumidoras para capturar a los grandes mafiosos y llevarlos a procesos de sometimiento ante la justicia transicional para que declaren públicamente la verdad sobre las alianzas políticas, económicas y militares y que se les obligue a reparar con su dinero a las víctimas.
Así pues, se reitera que el acompañamiento de la comunidad internacional al proceso de paz ha sido fundamental, y es clave que este se mantenga para contar con el apalancamiento y soporte de distintas naciones en este camino hacia la consolidación de una nación reconciliada.
El apoyo explícito que brindaron todos los países del Consejo de Seguridad al informe de la Comisión se convierte en una gran fortaleza para que el nuevo gobierno pueda enfocarse, con decisión y contundencia, a la implementación del acuerdo de paz y lograr la reconciliación en el país con el acompañamiento internacional.
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