Luis F. Gómez


Muy preocupantes las noticias que vimos esta semana de diferentes partes del mundo sobre los estragos de la ola de calor. No podemos seguir como vamos, antes que lleguemos a puntos de no retorno. Los mapas de las informaciones de los programas del clima muestran naciones completas en amarillo, naranja y rojo. Los signos de los tiempos nos están poniendo claro de la urgencia planetaria.
La BBC ha tenido un cubrimiento amplio, veamos algunos apartes de sus noticias sobre los máximos históricos de temperaturas: “Las temperaturas sofocantes han marcado récord en los últimos días en varias naciones y, solo este martes, Reino Unido rompió tres veces en un mismo día sus marcas históricas y llegó a los 40,3 °C, una cifra jamás registrada allí.” Incendios en distintos países de Europa: “Los incendios forestales en Francia, Portugal, España y Grecia han obligado a miles de personas a evacuar sus hogares y, aunque todavía se desconocen las cifras oficiales, se estima que el número de muertes es elevado”.
El País de España cuenta lo que está ocurriendo en la India: “El calor extremo y continuado durante semanas en la India ha llevado hasta al límite a una parte importante de los habitantes de la segunda nación más poblada del mundo. Y también ha puesto en jaque su sistema energético, que aún produce casi el 70% de su electricidad con carbón. Durante los meses de marzo y abril, se registró la temperatura media más alta en los últimos 122 años”.
La CNN sobre Estados Unidos pone también la alerta sobre lo que vive: “Esto significa que un tercio de la población de EE.UU. está bajo avisos de calor y advertencias de calor excesivo para martes y miércoles, y más del 80% de la población de EE.UU. (alrededor de 265 millones de estadounidenses) experimentará una temperatura máxima por encima de 32,2 °C en los próximos siete días”. Como lo vemos, el problema es por todo el mundo.
El cambio climático está golpeando muy fuerte a la tierra y a la humanidad. Tomar en serio el cuidado de la naturaleza como no lo ha pedido el papa Francisco, en su encíclica Laudado Sí, es un imperativo ético y de sobrevivencia. Imposible que los líderes mundiales no logren acordar medidas de extrema urgencia, profundas y que impliquen cambios radicales en la locura de contaminación que hemos convertido este mundo. Tragedia del Planeta y de la humanidad, y más aún después de la pandemia, debemos tomar conciencia del fundamental cuidado y protección de la vida. La vida debe estar por encima de muchos criterios que en el pasado y presente nos han llevado a esta situación. El valor de la vida debe ponerse por encima de la competitividad, de la riqueza, del Producto Interno Bruto, del nivel de exportaciones.
En el fondo lo que está en debate es un problema de producción y de consumo. ¿Cómo producir limpiamente? Y ¿cómo limitar el consumo? ¿A qué niveles son éticos y sostenibles?
El Evangelio habla de leer con cuidado “los signos de los tiempos”. Categoría que invita a comprender los hechos y tomar conciencia de ellos. Mirar a los ojos a las nuevas generaciones nos debe generar el sentido de urgencia grandísimo en el cual se encuentra el planeta actualmente y que nos exige actuar a todos y todas las naciones. Nadie se salva solo de esta situación.
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